Un paseo por los garitos donde fluye la cultura

Dos amigas acaban de quedar para salir. Ellas son Carla y Marina. Se han propuesto que no van a hacer «lo de siempre», que quieren ver qué se cuece por esos garitos que ya varias veces les habían recomendado cuando preguntaban por «sitios culturales». Pues, paseando por mitad de calle Carretería, deciden su destino mientras miran la lista de bares que le mandó su otra amiga al grupo que tienen de WhatsApp. Estas dos chicas ya tienen su primer rumbo fijo de la noche del martes: El Chispazo. Doblan la esquina que sube a calle Dos Aceras y ya intuyen dónde está ese local, en el que se adentran. La luz en tonos rojizos les anuncia algo. Por allí está la artista Sandra Corma coordinando el micro abierto: «Aquí los artistas se apuntan a la lista y van subiendo a cantar en directo. Al final aquí nos conocemos entre todos y todas. Esto es un gran escenario para hacerte un nombre como artista y un espacio para colaborar entre todos», les explica la cantante.

Carla y Marina deciden ir a la barra para pedirse una cervecita. Se encuentran con Pitu Gámez, socio del local junto a Giulio Panzieri. En agosto decidieron apostar por este espacio y se embarcaron en el proyecto: «Queríamos montar un bar que fuese un poco espacio cultural. Es bonito ver la evolución de los artistas, la sinergia que se crea entre ellos... Queremos devolver a Málaga la esencia de su cultura», explica desde la barra. A estas dos amigas les empieza a gustar la idea y se sientan en una de las mesas altas de El Chispazo. Un poco pasadas las nueve de la noche empieza la música en directo: la escuchan, la disfrutan, charlan entre ellas e incluso hacen algunos nuevos amigos. Pero vuelven a mirar el grupo de WhatsApp para buscar el próximo destino de la noche del martes. «Volved mañana que se recita poesía en directo y lo organiza Nacho Pérez. También los lunes hay monólogos», les dicen al salir de El Chispazo.

Caminan en dirección a Lagunillas, uno de los barrios con más esencia de arte urbano en la ciudad. Entran en La Polivalente y se escuchan notas de jazz: son Nacho Loring y Pablo Guzmán, que están ofreciendo uno de sus pases de la noche. Les recibe Daniel Vega, socio de La Polivalente junto a Matías Murillo desde hace cinco años recién cumplidos (el pasado 9 de septiembre estuvieron aniversario en el local). «Somos pocos los bares que apuestan por esto. Nosotros tenemos programación de lunes a domingo todos los días, hasta marzo ahora mismo tenemos la agenda completa», les informa Daniel Vega. Por allí están sentados también los saxofonistas malagueños Daniel Torres y Enrique Oliver. Las dos amigas, Carla y Marina, observan y se dan cuenta de que lo que les decía la gente era verdad: «Es un gran punto de encuentro de muchos artistas». Se toman unas tapas en La Polivalente y viven la música en directo. Pero preguntan por la programación antes de irse: «En las redes sociales anunciamos todo, pero todos los lunes por ejemplo tenemos Impropechá, los miércoles ciclo de música brasileña, los fines de semana solemos tener cantautores. En resumen, de lunes a domingo hay de todo: rap, reggae, pop, rock, club de lectura...», les desvela Vega.

Estas dos amigas acaban encantadas con el paseo cultural que han dado. Pero ya era hora de irse a casa. «Tenemos que madrugar mañana», dicen. Aunque antes de dormir dejan un mensaje al grupo de WhatsApp en el que está la amiga que les recomendó la ruta: «Hemos dado un paseo por los garitos donde fluye la cultura, nos ha flipado», le comentan en el mensaje.

Ha pasado la semana y Carla y Marina buscan su plan de viernes tiradas en el sofá de casa. Casi siempre suelen pasear por el Centro y tomar unas tapas para luego apuntarse «a lo que surja». Pero inconscientemente vuelven a mirar las recomendaciones de su amiga. Les llama la atención el concierto de Velvet Club: la banda madrileña Monteavaro tiene un directo en esa sala. Y lo apuntan como posible plan de viernes noche. Ya no vuelven a hablar más de qué hacer hasta que a Carla le sale un tuit anunciando el monólogo de la sexóloga Silvia Pérez esa misma tarde. «Mira, Marina, es en Teatro 47 y vale 10 euros. Así nos reímos un rato y seguro que sus consejos nos vienen bien». Faltan pocas entradas por venderse y las compran por la página web.

Llega la tarde, terminan de trabajar y se preparan para la nueva ruta. Atravesando las calles del Centro se encuentran con que hay mucho ambiente y es que claro, a eso de ser viernes, se le suma la cita cofrade: el regreso de las imágenes titulares que participaron en la exposición 'El Verbo Encarnado'. Piensan en atajos para no llegar tarde a Teatro 47, que está justo enfrente de la Casa Hermandad del Rocío. Consiguen llegar unos minutos antes al monólogo 'Cita con tu sexóloga' y en la puerta de Teatro 47 les reciben los dueños del local. Ellos son Cristina Pulido y Eduardo Taza, ambos bailarines profesionales durante muchos años. «Antes esto era URTE Teatro, pero lo abrimos en 2019 para tener una escuela de baile, una cafetería y el pequeño teatro. Aquí hacemos desde magia, teatro, baile, cante... Solemos tener las actuaciones los viernes y sábados de todo lo que sea relacionado con las artes escénicas», les cuenta Eduardo Taza.

Ya están en el monólogo de Silvia Pérez y las risas son constantes. Cuando son las nueve de la noche y acaba la 'Cita con tu sexóloga'. El siguiente sitio ya lo tenían planificado desde por la mañana. Van directas a escuchar a Monteavaro en Velvet Club. Les da tiempo a llegar incluso antes de que empiece y se toman la primera cerveza de la noche. Les atiende en la barra Juan Diego Altamirano, dueño de la sala, y les explica su historia: «Llevamos desde que abrimos en 2007 haciendo de todo, aunque el mayor porcentaje de las actuaciones es de música en directo. Pero también hemos tenido teatro, performances, exposiciones, charlas o presentaciones de libros. Los fines de semana tenemos la música en directo y tenemos desde el rock hasta flamenco, indie, pop, reggae... Buscamos bandas originales con temas propios, la idea de Velvet es el apoyo a lo local y al creador con todo su repertorio», cuenta Altamirano hasta que ya se escuchan las primeras notas de la banda. Carla y Marina disfrutan mucho con el directo de Monteavaro.

Acaba el concierto y están ambientadas para seguir la noche del viernes «hasta que el cuerpo aguante» y uno de los chicos que han conocido en el concierto de Monteavaro les dice que ahora en ZZ Pub hay otro directo, allí tocan Willy & The Inmates. «Vamos a por un poquito de rock&roll, ¿no?», se animan las amigas. Pues allá que van. Les recibe Sergio en la puerta y les deja paso. Este local ya lo conocen porque alguna que otra noche habían acabado allí. Son más de 30 años los que ZZ Pub lleva en la ciudad con la música en directo: «Cada vez que voy a una ciudad diferente del planeta me gustaría entrar a un lugar que sea como el ZZ. Hay música en vivo cada día desde hace más de 30 años», cuenta el propietario, Lorenzo Mateos.

Carla y Marina ya van en busca de un autobús que las deje en casa para terminar el viernes. Cuando se levantan al día siguiente reciben un mensaje de WhatsApp de esa amiga que les recomendaba aquellos sitios culturales, quiere salir. En la noche del sábado se une Marta, la tercera en esta historia. «Pues hoy vamos a empezar tranquilitas en un sitio que conozco por el evento 'Arte, birra y croquetas'», les cuenta Marta. Se arreglan y se van a Drunk-O-Rama. Al llegar allí ven una exposición del Moments Festival, de Mik Baro, mientras toman unas tapas. «La semana pasada celebramos el 15 aniversario. Hacemos acústicos, exposiciones, mercadillos puntuales... Se ha creado una comunidad alrededor de esto», cuenta el dueño del local, Dani Drunko.

Marta, que está puesta al día en todo, les cuenta que el sábado noche puede completarse con un «concierto guay». Álvaro Ruiz toca en La Garrapata. «Ah, el guitarrista de El Kanka», le dice Marina. A las diez de la noche allí que están estas tres amigas para disfrutar de este músico. «Apostamos tanto por artistas locales como por gente de fuera. Queremos retomar la poesía en los próximos meses. Aquí tenemos un ambiente liberal», les reconoce el dueño, Francis Maeses. Acaban y se van a su casa. «Vaya días nos hemos pegado», dicen estas amigas. Han conocido esa otra Málaga que en la noche hace crecer a los artistas y al público. Y aún les quedan muchos locales por descubrir...

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