«'Paquita Salas' comenzó como un chiste, pero la gente lo hizo suyo»

A estas alturas uno tiene que haber pasado demasiado tiempo desconectado del mundo para no conocer –aunque sea de oídas– a la película 'La llamada'; a los 'Javis', y a toda la ola que traen tras de sí. Sin embargo, todo comenzó con 'Paquita Salas', un proyecto de dos jóvenes actores (Javier Calvo y Javier Ambrossi), que además de compartir una de las historias de amor gay más visibilizadas de la historia de este país, también tenían en un común que sus carreras estaban estancadas. Junto a ellos, la figura de Brays Efe, otro joven intérprete que es el alma de la protagonista de la serie; una representante del mundo del espectáculo a la que le cuesta entender cómo ha evolucionado el 'showbusiness' patrio.

Calvo, Ambrossi y Efe protagonizaron ayer la primera jornada del festival Screen TV en el cine Albéniz; y lo hicieron como las grandes estrellas. Las enormes colas en la puerta más de dos horas antes de comenzar su disertación pública (moderada por el periodista de televisión, Borja Terán) evidenciaban que los tres se han convertido en un fenómeno, especialmente en el caso de los 'Javis', que junto a 'La llamada' y 'Paquita Salas', fueron el año pasado una parte imprescindible del exitoso 'reboot' de Operación Triunfo en su faceta de profesores.

Aún así, ellos no tardaron ni cinco minutos en reivindicar a Paquita; una producción que recurre a la serie dentro de la serie y que demuestra que en ese mundo no es oro todo lo que reluce. «Todo empezó cuando decidimos grabar un un vídeo en casa después de comernos un cocido y mientras comenzaba 'Gran hermano'», reconoció Javier Calvo. Los tres, junto con la actriz Anna Castillo, se sacaron de la manga unas gafas tropicales y grabaron unas secuencias en la que Brays hacía las veces de la representante, y cuyo resultado aún se puede ver en el Instagram de todos ellos. A partir de ahí se convirtió en un proyecto en Flooxer –la plataforma digital de A3Media– como un «calentamiento» en su aprendizaje como directores; y que terminó por explotar y convertirse en algo muy grande.

«'Paquita Salas' empezó como un chiste, pero la gente lo hizo suyo», admitió su actor, que relató que aquello dejó de ser una coña entre amigos y se hizo algo más serio. «Paquita tenía que parecer una mujer, así que me afeité y me dejé el pelo largo, aunque nunca he pensado en las diferencias con mi personaje, sino en las similitudes».

La serie, a pesar de no emitirse en ninguna cadena de televisión, fue un descubrimiento. Especialmente para ese público más joven que cuenta con hábitos diferentes y cuyo entretenimiento está más en las pantallas de tablets y smartphones que en las televisiones. Recibieron varios premios (arrasaron en la gala de los Feroz), aunque lo mejor estaba por llegar.

«Un día recibí un mail del 'señor Netflix', en el que me decía que la querían poner en la plataforma. Me caí literalmente de la silla», cuenta Calvo. «Tengo que reconocer que nos dieron total libertad, porque en el fondo hemos encontrado en ellos unos grandes fans», añade.

'Paquita Salas', al menos tal como lo describieron ayer sus protagonistas, es prácticamente un contenedor de vivencias personales –algunas buenas y otras malas– en sus carreras como actores. Uno de sus personajes, Lidia San José (interpretado por ella misma) es una (mala) suerte de juguete roto, que tras una fulgurante carrera como actriz infantil –algo así como Baby Jane– se ve obligada a casi arrastrarse para conseguir papeles de segunda. La echan de los 'photocalls' y se le olvidan los textos en las pocas oportunidades que tiene. «Yo soy Lidia San José», reconoció Ambrossi. «A mí me han pasado todas esas cosas, pero estoy contento porque eso me sirvió para poder crear algo como esto», afirmó.

Brays Efe recogió su testigo y también destacó lo importante que había sido para él rodar el brillante capítulo de la segunda temporada en el que sale Ana Obregón. «Cuando yo era pequeño, que lo pasaba muy mal en el colegio, solo tenía ganas de llegar a casa y ver 'Ana y los 7'. Años después he disfrutado al ver cómo todos los que me hacían la vida imposible veían carteles por todo Madrid conmigo y con quién entonces me hacía feliz», reconoció emocionado.