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Hay mudanzas que no son solo un cambio de domicilio. Son sobre todo un traslado personal. Le paso hace un par de años a Pablo Puyol (Málaga, 1975), que tras dos décadas en Madrid, decidió volver a casa. Cerca de los amigos y ... la familia, dice. A esa patria de la infancia que nunca te abandona, que dijo Rilke. Paradójicamente, le pasa como a su nuevo jefe, Antonio Banderas, que también ha buscado la forma de volver a los orígenes con su proyecto del Teatro del Soho Caixabank y su próximo estreno con el musical 'A Chorus Line'. Puyol están en el plantel de bailarines de esta producción, aunque en esta entrevista deja claro que él es un actor que canta y que la etiqueta de la danza le viene grande. Asegura que se ve como un «patoso», pero el papel de Al se lo ganó por méritos propios. Como también se llevó el premio gordo de ser 'cover' del personaje principal del musical, que encarnará el propio Banderas durante los meses de estreno en Málaga y que pasará a Puyol durante la gira del musical por España. El actor malagueño nos habla de lo agitado de los primeros ensayos de la obra en el teatro de Esaem, como una «pretemporada» de un equipo de fútbol, y de la ilusión del proyecto. Y también echa la vista atrás para repasar su trayectoria y reflexionar sobre el buen momento que vivió con UPA Danza, pero también del estigma que supuso para su carrera. Una condena de la que, precisamente, lo «salvó» el musical.
–Aunque parece que ha vuelto ahora para 'A Chorus Line', usted lleva viviendo ya un tiempo en Málaga…
–Desde hace un par de años. Cuando regresé de trabajar en México, decidí que quería volver. Llevaba veinte años en Madrid, no quería estar allí y tenía muchas ganas de volver. La residencia ya la tengo aquí, salgo para mis bolos que para eso tenemos muy buenas comunicaciones y regreso. Pero últimamente el trabajo me ha venido además a Málaga, como la película 'La mancha negra' o el musical 'A Chorus Line'. El universo se ha confabulado para que esté aquí que es lo que yo quería.
–¿Cansado de Madrid?
–Era más una necesidad de estar cerca de los amigos de toda la vida y la familia. Más que cansancio, es que se queman etapas en la vida y la de Madrid ya la he quemado. Si tengo que ir allí a trabajar, voy, pero mi centro neurálgico es Málaga y es donde más tiempo quiero pasar.
–Le está pasando como a Banderas, que también hace lo posible por volver a casa.
–A mí me ha pasado. Siempre he estado a gusto en Málaga y cada vez está siendo más fácil vivir y trabajar aquí.
–Ahora que han empezado los ensayos de 'A Chorus Line', ¿sigue pensando que está mayor para pegar saltos?
–Puff, muy mayor. Además, nunca he sido bailarín, aunque la gente lo piense…
–¿Lo dice en serio?
–Yo soy actor y cantante. Pero bailarín lo he hecho porque me lo exigía el guion.
–¿Entonces es un actor que se mueve bien?
–Pues sí. Con trabajo saca uno las cosas. Pero comparado con toda esta 'gentuza' que tengo a mi alrededor y que son unas máquinas de bailar, me voy un poco patoso.
–Ya será menos.
–Hombre, puedo sacarlo y hacerlo bonito. De eso soy capaz.
–'A Chorus Line' cuenta la historia de un casting. ¿Las pruebas de selección son de lo peor de la profesión?
–Lo peor es cuando te tienes que comer un trabajo que no te gusta y hacerlo durante mucho tiempo, como una obra de teatro o una serie. Pero hay que comer y pagar las hipotecas. Y para mí, el momento del casting es el más complicado y el de más inseguridad de un actor. A ello se une que muchas veces te tratan con la punta del pie, otras veces con una falta de todo… Y he de decir que el casting de este musical ha sido larguísimo y durísimo, pero uno de los mejores de mi vida por el trato humano, la organización y el cariño que han puesto tanto Antonio (Banderas) como Baayork (Lee), Luis (Villabón), Marc (Montserrat)... Tenían claro lo que querían y han sacado lo mejor de nosotros en ese casting.
–Consiguieron hasta que usted hiciera la prueba completa, porque intentó escaquearse.
–Ja, ja. No lo intenté, sino que me escaqueé. Pero la cagué con todo el equipo porque fue peor. Empecé la prueba de danza con todo el mundo, pero cuando llegó la parte complicada dije que me tenía que ir. Pensé: 'Si paso esta parte, después llego a las de canto e interpretación en las que me encuentro más seguro'. Y así fue, pero cuando las había pasado todas, me dijeron que tenía que volver a hacer la de danza porque no la terminé. ¡Y la tuve que hacer solo con Antonio, Baayork y Luis! Al final fue positivo porque me hicieron sentir tranquilo y saqué todo lo que tenía dentro.
–¿Y cómo está tras una semana de ensayos?
–Pues reventado. La función no sé como será de dura, pero la preparación y los ensayos… ¡Madre mía! El nivel de la coreografía es muy alto y físicamente es bastante exigente. Estamos haciendo la pretemporada y nos están poniendo en forma. El que sepa de deporte sabrá que la pretemporada es la parte más dura y ahora mismo estamos en ella.
–¿Qué tal sus compañeros? ¿Quién le ha sorprendido?
–Solo llevamos una semana y no hemos tenido mucho tiempo de relacionarnos. Pero el ambiente es buenísimo y todos están a favor de obra. Y Antonio lo está haciendo muy fácil, está pendiente de todos y puedes hablar con él de todo.
–¿Ha tenido tiempo de trabajarse su personaje, Al?
–Poco a poco me iré metiendo en faena. Mi personajes es un bailarín del Bronx que es muy 'echao palante' y siempre se ha ligado a todas las tías hasta que encontró una que lo enamoró y ahora vive por y para ella. Ella también está en el casting y yo creo que él participa más por ella que por él.
–Además usted sustituirá a Banderas en la gira en el personaje de Zach, ¿Da responsabilidad o le pone?
–Me pone, me pone. Cuando fui al casting lo que quería era eso, ser el sustituto de Antonio y al final lo conseguí. En este proceso de ensayos, los 'cover' vamos trabajando al mismo tiempo que el actor titular, por lo que tengo muchas charlas con Antonio y vamos construyendo el personaje juntos. Luego cada uno le dará su visión porque somos actores distintos, de épocas distintas, de forma de hacer distinta y luego los personajes se parecerán, pero tendrán sus particularidades.
sobre el teatro del soho caixabank
los primeros ensayos del musical
sobre su pasado en 'un paso adelante'
–¿Y Banderas de jefe es tan bueno como parece?
–Es muy bueno. Además de actor, es director y productor de esta obra y para él, no quiero que se me malinterprete, es un juguete que ha deseado toda su vida y es como si hubieran llegado los Reyes Magos, aunque su trabajito le ha costado. Pero lo está disfrutando como un enano, está desde el principio al final y pendiente de que todo esté como él quiere porque es lo que lleva esperando muchos años: hacer esto en Málaga. Hasta ahora es muy buen jefe, pero hazme la pregunta dentro de tres meses.
–¿Y con Baayork Lee?
–Es una máquina. Una señora de setenta y pico tacos y el calentamiento es para verlo., haciéndolo todo, levantado la pierna... Y después está pendiente de ti y preocupada de que todo funcione.
–Banderas apadrinó a toda una generación con su película 'El camino de los ingleses', como Mario Casas, Raúl Arévalo, Marta Nieto... ¿cree que se puede repetir lo mismo con 'A Chorus Line'?
–En esta profesión hay etapas que se van cumpliendo y nunca sabes cuando te va a llegar una nueva oleada. Todos los que estamos en este montaje, los estamos viviendo de manera muy especial por el montaje, por con quién lo estamos compartiendo, por dónde se está haciendo... No sé si esto servirá para que salgan 'chicos y chicas Banderas', pero es más el proceso de lo que estamos viviendo que la meta final. No sé si alguno piensa que puede llegar más alto estando cerca de Banderas, pero yo lo que quiero es que el Teatro del Soho Caixabank triunfe y tenga mucho público, porque eso significará mucho trabajo para todos los actores de Málaga o que vengan de fuera.
–Este proyecto privado es único en la España actual. ¿Cree que puede crear un foco teatral en Málaga?
–Me encantaría, pero nunca se sabe. Los musicales tienen mucho tirón, pero yo no sé si será capaz de generar eso. Lo que está claro es que Málaga tiene tirón cultural y todo ayuda. Todo lo que se ha hecho con los museos, la reestructuración de la ciudad, la integración del puerto… y el Teatro del Soho Caixabank es otra cuerda más para tirar de Málaga hacia delante.
–¿Y se ve en Broadway con el musical?
–¡Hombre que si me veo! Aunque te confieso que cuando se empezó a hablar de la gira en Estados Unidos, no me lo creía. Pero el otro día casi nos lo daban por hecho y la posibilidad de estar en Broadway, en el que siempre he deseado trabajar porque es la cuna del musical y sería muy bonito. Además está previsto ir a Miami, Austin (Texas) y ciudades de Surámerica. En este musical apetece todo, pero encima una gira de este tipo ojalá que ocurra.
–Se acaba de estrenar la serie 'Malaka' y se ha reactivado el debate sobre el acento. ¿Cómo lo ve usted?
–Me fastidia mucho este debate porque se hacen series en otros lugares de España que tiene su propio acento, pero parece que molesta cuando hablamos en andaluz. Si haces una serie como 'Malaka', igual que si haces 'Fariña' y hablas con acento gallego, hay que ser veraz. ¡Si no lo entiendes ponte subtítulos! Me parece un debate absurdo.
–Acaba de terminar de rodar con Enrique García 'La mancha negra'. Ahí tampoco esconden el acento.
–En absoluto. Mi personaje habla con un poco de menos acento porque se supone que he estado en la capital y ha vuelto. Pero el acento va a estar y es lógico porque si se ambienta en un pueblo de la Andalucía profunda de los 70, la gente habla de esa forma.
–¿Qué tal volver a sentirse protagonista delante de una cámara?
–Bueno, en cine es que no me había caído un papel protagonista. Ha sido una gran experiencia y muy dura, porque hemos rodado en Antequera en el mes de julio, vestidos de luto y con trajes de lana gorda, pero ha sido un rodaje fantástico. Y con una cantidad de actores, la mayoría malagueños, que son gente de talento y con la que da gusto trabajar, como Natalia Roig, Ignacio Nacho, Virginia Muñoz, Virginia DeMorata… Al igual que con el director Enrique García y el productor Dylan Moreno, de los que solo puedo contar maravillas. Espero que tenga éxito la película por el trabajo que he visto detrás.
–¿Qué está cambiando para que ya se produzcan aquí películas o grandes musicales como 'A Chorus Line'?
–Cuando yo empecé en esto allá por el 97, en Málaga la única producción la hacia Canal Sur. Y después estaban las compañías estables de teatro con repartos muy consolidados. Yo entré en Málaga Danza Teatro, pero una vez que llevaba un tiempo me di cuenta que no era fácil crecer porque no había más. Entonces decidí dar un salto grande e ir a Madrid. Pero ahora, Málaga se está convirtiendo en un centro de producción, no solo del 'show business' como el teatro, el cine y la televisión, sino también de otras industrias. El clima y la gente buena la hemos tenido siempre, pero nos faltaba que fuera más acogedora. Ahora es muy fácil venir a Málaga y se está convirtiendo en un centro neurálgico de todo, también cultural.
–¿El teatro es donde más cómodo se siente?
–Es donde me siento más yo y las cualidades que tengo lucen mejor. Ahora bien, me dices ponerme delante de la cámara y también lo disfruto. Pero mi yo artista sale sobre todo en el teatro.
–Y cuando mira por el retrovisor, ¿le sigue pesando la época en UPA Dance?
–En algún momento sí, pero ya no. En los tres o cuatro años siguientes a haber acabado la serie y el grupo me pesó mucho porque no se me dio la oportunidad de hacer nada más. O haces algo parecido o no haces nada. Y en aquel momento, ni en los casting me daban la oportunidad a otro tipo de papeles. Yo estoy encantado de haberlo hecho, aprendí lo más grande y fue una época muy bonita de mi vida, pero lo que me pesaba es la opinión que tenían algunos del trabajo que había hecho. ¡Pero déjame vivir y optar a otra cosa! En ese sentido me pesó, pero lo volvería a hacer.
–Precisamente el musical fue el que le abrió esa puerta que le negaba la pantalla.
–Tuve una temporada que pensé que no volvería a currar en mi vida, pero el musical 'La Bella y la Bestia' me salvó y me permitió sacar mi carrera y seguir viviendo de esto. En caso contrario, hace muchos años me tendría que haber dedicado a otra cosa.
–¿Y qué habría hecho?
–No sé hacer otra cosa. Habría vuelto a ser camarero. También fui reponedor en un Pryca –ahora es Carrefour– y go-go. Cuando llegué a Madrid hice muchas cosas para sobrevivir.
–¿Y el papel que rechazó y se arrepiente?
–(Se queda callado). No hacerlo me permitió hacer otras cosas que también me han gustado mucho. Pero al año y pico de 'Un paso adelanto', me ofrecieron entrar en 'Amar en tiempos revueltos', pero entonces dije que no porque no me apetecía hacer una serie diaria. No me arrepiento, pero si lo hubiera hecho hubiera seguido teniendo trabajo en televisión.
–¿Ya se ha pedido una entrada para la próxima edición de los Goya en Málaga?
–Pues nunca he ido a los Goya y tampoco me quita el sueño.
–¿Mira que el jefe tiene muchas papeletas de estar nominado?
–Es que tragarme una gala de cuatro horas, nunca me ha apetecido. Sé que soy raro, pero prefiero estar en casa y ver una película que me guste.
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