Operación éxito

Mucho de sorpresivo ha tenido, sin duda, la enésima recuperación de este formato por parte de Prime Video. Sin la presión de los audímetros, el éxito se aquilata en los alrededores bulliciosos de las redes sociales, donde el programa y su 'reality' paralelo han sido pasto de comentario continuo, de campañas fanáticas de los seguidores, así como han propiciado un filón de negocio que ahora florecerá con una gira nacional de conciertos que llegará hasta a Fuengirola. La pócima mágica ha sido, otra vez, la de conectar con el fervor hormonal juvenil que anhela ídolos, iconos a los que adorar o jalear con pasión. La historia de la música en televisión tiene múltiples ejemplos sucesivos de estrellas que se aúpan para mantenerse luego, o no, en el imaginario colectivo gracias a lo que ahora llaman 'fandom' y antes eran los clubes de fans de la 'SuperPop'.

El eterno retorno de esta fórmula junto a la pertinaz nostalgia televisiva urde pactos generacionales, de manera que quienes lloraron con Rosa López allá por 2002, ay, lo rápido que pasa el tiempo, hoy celebrarán con sus vástagos el final de esta «OT 2023». Que ha representado a una juventud inquieta como siempre, diversa como nunca y sin miedo a expresar emociones, pero también más individualista y curtida en la búsqueda de la fama. Pero cuidadito, pues como Antonio Banderas les ha advertido en persona, el mayor enemigo del éxito artístico está precisamente en la ansiedad por conseguirlo.