

Secciones
Servicios
Destacamos
Olivia Lara siempre se vio como una «terrible estudiante». El encorsetamiento del sistema educativo provocó en ella «una falta absoluta de interés» por empollar los ... libros del instituto. La meta era estudiar arte dramático, ahí todo cambiaría, confiaba ella. En la Escuela de Arte Dramático de Málaga, la primera puerta a la que tocó para conseguirlo, encontró más de lo mismo: el método del centro no era para ella. Y entonces, con 22 años, en el momento que más perdida se sentía, mientras daba clases de teatro a niños en Cártama, creó el germen de la obra cómica, ácida y feminista que años después hace lleno en Madrid, Barcelona y todas las ciudades por las que gira en España: 'No me toques el cuento'. Adelantar este acontecimiento de la vida de Olivia es necesario para entender su presente, pero entre un punto y el otro pasó por muchos escenarios: se fue a vivir a Madrid y entró en la escuela de Juan Codina (ahí sí, por fin, pudo formarse siguiendo su propio proceso creativo) y luchó (y sufrió) mucho para poder estar hoy interpretando y dirigiendo su primera obra. También gestiona la compañía de teatro que creó su padre, el también dramaturgo y actor malagueño Juanma Lara, el año que ella nació.
-Llevas mucho tiempo viviendo en Madrid pero, ¿en qué parte de Málaga te has criado?
-Soy del barrio de la Victoria. Nacida en el centro, siempre he vivido cerca del centro de Málaga.
-Te he escuchado decir que tú si no tienes trabajo te lo inventas, que no te vas a quedar esperando a que te llamen… ¿Esa filosofía de vida te la ha dado Madrid o la llevabas tú de serie?
-Mira, eso me lo inculcó mi padre. En Codina he aprendido muchísimas cosas pero esa lección ya la traía porque en mi casa siempre se ha vivido del teatro, que es decir mucho. O sea, que una familia se sustente del trabajo de un actor y creador que trabaja por su cuenta como es mi padre, con su compañía, con una serie que me sale de aquí, con una cosa que me invento… eso es realmente heroico.
-Tu obra está recogiendo muchos éxitos en los últimos años, ¿sientes que se te ha subido un poco a la cabeza?
-¡Para nada! Una cosa es que me vea mucho más segura de mí misma, que sienta que lo que estoy haciendo es un producto bueno, que es un buen trabajo y que tengo un producto muy guay que ha salido de mi cabeza. Eso es una cosa. Y otra que se me haya subido.
-¿Sientes rabia como niña de los 90 por los mensajes machistas con los que crecimos?
-Sí. Tengo rabia y tengo rencor y además tengo un sentimiento de culpa muy grande porque me siguen gustando esas películas. Literalmente 'No me toques el cuento' está llena de un montón de traumas míos puestos en las manos de un equipo maravilloso para que lo interpreten y lo expongan con todo el cariño del mundo, pero son mis traumas expresados de forma humorística.
-¿Y qué tipo de público es el que más te alegra que vaya a ver la obra?
-Me gusta mucho ver a señoras mayores, sobre todo las que van con sus maridos. La mayoría de ellas se identifican mucho con el papel de Blancanieves. Es la princesa más antigua y por lo tanto los valores que ella promovía eran mucho más sexistas. Blancanieves es la representación de las madres y abuelas de nuestra generación. Mujeres que tienen que estar siempre bien, que son el sustento de todo pero en la sombra. En la obra, al final, representamos a las princesas siendo humanas, estamos sacando a la mujer real del traje pomposo.
-La principal conclusión que saqué al ver tu obra, y que también veo en la película de Barbie, es la necesidad de reivindicar que las mujeres no somos perfectas. ¿Estás de acuerdo?
-Sí, y eso es maravilloso. Las mujeres que son supuestamente perfectas, o así las ve la sociedad, tienen mucha presión. A lo mejor no quieren ser eso o quizás también quieren fallar.
-¿Y por qué crees que este mensaje se está mandando tanto en clave cómica?
-Pues porque creo que hay que reírse de las cosas que nos duelen. Cuando te estás riendo y de repente lanzas un hachazo de realidad, se te encoge el corazón. De pronto te preguntas… ¿de qué me he estado riendo todo el rato? De mi propia vida.
-¿Tú te permites fallar como directora?
- Sí, pero me causa mucho dolor. Mira, para mí es un privilegio decir cosas. Es importante y hay que tener claro lo que se va a decir y cómo te diriges. Para mí subirme a un escenario es un privilegio. No todo el mundo tiene un espacio seguro para decir lo que quiera y que la gente le escuche.
-Estrenaste aquí, pero los malagueños no hemos tenido muchas oportunidades de ver la obra. ¿Por qué no la estáis trayendo más?
-Poder estrenar aquí (en 2018, en el Teatro Echegaray) fue de rebote. Se cayó una cosa y entramos, pero las dos veces que hemos actuado en Málaga ha sido porque he alquilado un teatro, que tampoco era el ideal. No hay cabida para compañías independientes de teatro en Málaga, excepto en La Cochera Cabaret. Pero con lo que nos cuesta hacer la obra perderíamos dinero haciéndola allí. Es muy difícil acceder a los teatros de Málaga. No sé si el motivo es elitista, si son los contactos o cosas internas que no conocemos y que son secreto, pero ojalá pudiéramos actuar en nuestra tierra.
-¿Y en otras ciudades andaluzas también os ha costado tanto?
-Hemos estado en todas menos en Jaén y Huelva. Hemos actuado en toda España y ahora que estamos haciendo la gira y que nos encontramos en una buena posición es cuando menos acogida tenemos por parte de los teatros malagueños. Y la gente quiere vernos porque además la mayoría de las actrices somos de Málaga. Os aseguro, público malagueño, que si no venimos no es porque no queramos.
-Dicho queda también para la segunda parte que estás preparando...
-Sí, se estrena el 22 de septiembre en el Teatro Luchana de Madrid. Se llama 'Ya me has tocado el cuento' y continúa donde acabó la primera, pero ahora los protagonistas son los príncipes. Hablamos de la homosexualidad, de ser el hombre que esperan que seas, de sentirse vulnerables y no decirlo, de no saber hablar de tus sentimientos con la gente que quieres, de subestimar a tu mujer, de luchar por una relación que ya no tiene sentido…
-Vosotras giráis mucho… ¿cómo se toma este mensaje fuera de Madrid u otras ciudades grandes?
-En general son muy receptivos, pero es verdad que en los pueblos más pequeños nos cuesta un poco más, primero que vengan en general al teatro, pero luego se lo pasan muy bien igual porque lo bueno de 'No me toques el cuento' es que si no te llega el mensaje real y el trasfondo de todas formas te lo vas a pasar bien. En general se recibe muy bien porque no es aleccionadora. Todo lo contrario. Se trata de explicar lo que hay y cada uno saque sus propias conclusiones.
-¿Qué le dirías a la Olivia de hace cinco años?
-Le diría que el sufrimiento de ahora no es eterno pero que tampoco se va a acabar. Irá y vendrá todos los días, pero que lo está haciendo bien, porque la Olivia de ese momento no desistió de hacer lo que estaba haciendo. Le tengo que agradecer muchísimas cosas a la Olivia de hace cinco años. Le diría también que lo que está haciendo es construir su propia parcela en el mundo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.