Secciones
Servicios
Destacamos
Llegaba de Málaga con solo tres pequeños papeles previos en su currículum. Pero Emilio Sagi le había escuchado cuando aún estaba en el Coro de Ópera y sabía del potencial de aquel veinteañero. Sin apenas experiencia en la escena, le confió el papel protagonista en ... su nueva producción para el Teatro de la Zarzuela. «Y aquel octubre del 90 me convertí en el Carlos Álvarez que soy». Treinta años después, 'La del manojo de rosas' es el montaje más emblemático del coliseo madrileño y el barítono malagueño, la voz grave de referencia en la lírica. Carlos Álvarez celebra ese aniversario volviéndose a enfundar el mono de trabajo de Joaquín, de nuevo a las órdenes de Emilio Sagi en el Teatro de la Zarzuela, del 10 al 22 de noviembre. Hoy se presenta en rueda de prensa en el templo de la lírica española.
«No soy un cantante, soy un vino», bromea Álvarez al otro lado del teléfono desde Madrid, donde ensaya la obra. Porque han pasado tres décadas desde el estreno que lo cambió todo, «pero vocalmente es como si fuera ayer, sigo teniendo la misma facilidad para poder cantarlo». Es más, en su caso, los años juegan a su favor. «Para las voces graves el paso del tiempo hace que se mejoren algunas características del trabajo. Los 54 años son una madurez dulce. Estoy en mi mejor momento, sin duda«, afirma el barítono.
Con esta producción, que desde entonces se ha puesto en escena en múltiples ocasiones (también en el Teatro Cervantes hace años), hay «un antes y un después» en cómo se plantea la zarzuela. Como resalta Álvarez, Sagi la concibió como un «espectáculo integral con todos sus detalles para que no tuviera nada que envidiar a los grandes musicales de Broadway«.
Pablo Sorozábal la compuso en los años 30 del siglo pasado, con influencias de la música de su tiempo y temas incluso con aires jazzísticos. «El mismo Sorozábal la consideraba un sainete lírico y no una zarzuela», añade el malagueño. A partir del «libreto fantástico» que firmaron Francisco Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado Carreño, Sagi abordó 'La del manojo de rosas' como si se tratara de un musical, cuidando las coreografías, pero sin perder la esencia de la lírica: la voz en directo sin amplificación.
Pero, sobre todo, 'La del manojo de rosas' significó «un después» para Carlos Álvarez. El éxito de la propuesta se convirtió en la mejor carta de presentación para un recién llegado a la lírica que, desde aquel día, no se ha bajado de las tablas, conquistando año tras año los grandes escenarios del género. Cuando acabe en Madrid le esperan en la Ópera de Berlín para dar vida y voz al Scarpia de 'Tosca', si el coronavirus no se interpone en el camino. La pandemia sí ha borrado ya de su agenda 'Un ballo in maschera' que tenía previsto después en Turín, tras el cierre de los teatros en Italia.
De momento, en el Teatro de la Zarzuela trabajan por respetar al máximo la producción de 1990 a pesar de las limitaciones que impone la Covid-19. La orquesta se ha reducido al mínimo en el foso, con solo un instrumento de cuerda por atril. Los ensayos se realizan con mascarillas. «Y tenemos un compromiso individual con nuestro trabajo que se convierte en una expresión colectiva: me cuido y cuido de nuestro trabajo», detalla. Pero nada garantiza que no se produzca una cancelación a última hora. «Hay que aceptar las reglas del juego y vivir al día», reflexiona.
Mientras pueda, seguirá disfrutando de este 'flashback' que le permite la profesión, de la misma manera que hizo 30 años atrás. Ni ahora ni entonces hubo nervios. «Tuvimos mucho tiempo de ensayo, un mes, y me dio tiempo a recordar cómo se liaba un cigarrillo para poder hacerlo mientras cantaba la romanza», ríe. Como detalla el cantante, el mundo de la zarzuela «obliga a estar tranquilo» porque hay que cantar y hablar. «Y en el parlato es donde uno pierde ya todos los nervios», apostilla.
Álvarez volverá a compartir escenario con la soprano Milagros Martín, que ha pasado de ser su novia en la producción de hace tres décadas a su madre en este 'revival'. «En cambio a mí se me permite seguir en el mismo papel», puntualiza, resaltando la injusticia que sufren las mujeres también en el mundo de la ópera. Completan el elenco las sopranos Ruth Iniesta y Raquel Lojendio, y el barítono Gabriel Bermúdez. Todos ellos estarán hoy en la rueda de prensa junto al director del teatro, Daniel Bianco; el director musical de la producción, Guillermo García Calvo, y Emilio Sagi.
Regresar 30 años después a la producción que le vio nacer como barítono representa un aval. «Un refrendo de que sigo haciendo las cosas bien», dice. Se cierra así un círculo, porque puede que esta sea una de las últimas veces en las que Carlos Álvarez se meta en la piel y en la garganta de ese joven mecánico enamorado de Ascensión, empleada de una floristería. «Dentro de otros diez años ya no me veo, se tiene que dar muy bien la cosa para dar el tipo», admite entre risas. Eso sí, «por dentro estaré igual».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.