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Lo que parecía un problema se ha convertido en su fortaleza. La Casa Natal de Picasso era el lugar idóneo para exponer el 'Guernica' que ... Julio Anaya pintó sobre cartones de la calle, pero no cabía. Demasiado grande para esa sala laberíntica, con varios pasillos y poca altura. Solo había una manera de hacerlo: aprovechando precisamente la singularidad de la obra de Anaya, dividiendo los 18 cartones que lo componen como si fueran las piezas de un puzle. Es decir, despedazando al 'Guernica', la osada propuesta que hasta el 28 de septiembre se verá en el Museo Casa Nata de la plaza de la Merced. Una deconstrucción que, paradójicamente, potencia la simbología de la obra.
«Nos permite investigar y analizarlo por partes y no deslumbrarnos como lo haríamos con la presencia de la obra completa», asegura Anaya, un malagueño de proyección internacional que, sin embargo, se confiesa impactado de estar en este espacio. «Tenéis que entender que he sido estudiante de la Facultad de Bellas Artes, he venido centenares de veces y he soñado con estar aquí. Y verme ahora aquí es muy desconcertante, todavía no me lo creo», admite. No le gustan los focos, prefiere que hable su obra antes que él, y esto también está en su propuesta artística como maestro del trampantojo. «Julio te presenta la obra y desaparece, empezamos a hablar de Picasso», apunta Carlos Ferrer, comisario de la muestra. Una exposición que cuenta con el respaldo de la Fundación la Caixa y con la complicidad del empresario malagueño Javier Romero, quien compró el 'Guernica' de Julio Anaya tras su paso por Tokio, donde se mostró por primera vez.
El punto de partida es una frase que Picasso le dijo a Eugenio Arias: «Las gentes creen que Guernica está pintado con pinceles. Pues no, está pintado con el corazón». Esa reflexión abre un recorrido donde los fragmentos del 'Guernica' se alternan con obras del propio Picasso y otras de Anaya que contextualizan la iconografía y el momento en el que se hizo el cuadro más famoso de la historia del arte moderno. Reciben al visitante el toro y el caballo, el 'trozo' más grande de la exposición. «La lengua materna de Picasso es la tauromaquia, lo tenía como algo natural, era su modo de expresar un dolor universal», explica Ferrer. A un lado, una cabeza de caballo sobre cartón. Al otro, un par de grabados de Picasso inspirados en 'La obra maestra desconocida' de Balzac, un autor que le obsesionaba. Tanto que se hizo con el estudio donde Balzac ubicó su cuento y allí pintó el 'Guernica'.
La Casa Natal recupera para esta muestra los grabados picassianos de 'Sueño y mentira de Franco', donde el artista ya anticipa muchos de los motivos que aparecerán en la gran obra. Allí está, por ejemplo, la mujer que sale de un edificio en llamas, una escena desgarradora que se reproduce justo al lado en los cartones de Anaya. Se ha colgado en la zona más estrecha de la sala, para amplificar «esa sensación de claustrofobia» de quien escapa de su hogar bombardeado. En otros fragmentos vemos a la mujer que huye abatida, la cabeza de la mujer que porta la luz y la escultura del guerrero esparcida en pedazos por el suelo. Un hecho, este último, que también aparece en 'Sueño y mentira de Franco' y que da pie al título de la exposición 'Guernica despedazado'. Las viñetas de esa carpeta que Picasso donó a las víctimas de la guerra se acompañan de su poema, recitado por Rafael Inglada.
'Guernica despedazado' se completa con una serie de trampantojos de Picasso con la firma de Anaya, algunos hechos 'ex profeso' para esta propuesta, que contienen los elementos clave del artista universal. Así, el malagueño reproduce 'Mujer inspirada en la guerra civil (Retrato de la Marquesa)', 'La Minotauromaquia', 'Bañistas, sirenas, Minotauro y mujer ahogada' y 'Despojo de minotauro vestido de Arlequín'. Todo sobre cartones recogidos de la basura, de descampados, con rotos y desperfectos que él no oculta. Al contrario: los lleva a su terreno. «La textura que me proporciona el cartón preparado es para mí mucho mejor que el lienzo», reconoce Anaya, que en las últimas semanas ha estado presente en ARCO Madrid y Art Basel Hong Kong, entre otras ferias internacionales.
Para Luis Lafuente, director de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Picasso y otros equipamientos museísticos, esta propuesta «nos invita a ver más allá de lo evidente, ofrece la oportunidad de reflexionar sobre detalles o matices que pudieron pasar desapercibidos». Enfrente estaba su antecesor, José María Luna, ahora director de Cultura de la Fundación Unicaja, a quien se mencionó en varias ocasiones como artífice de este proyecto. Él fue quien intermedió para que el empresario malagueño Javier Romero, presidente de Chinalink ESG (segundo accionista de Hygreen Energy), comprara la pieza de Anaya y quien ideó esta fórmula para exponerla en la casa del genio universal.
Romero, de vuelta a Málaga tras hacer carrera durante años en Shanghái, ha creado junto a su mujer Wenting Wu la Fundación Mecenas de la Casa Natal Picasso. Una institución, que además de prestar el 'Guernica' de Anaya para su exhibición en Málaga (ya estuvo al completo en el Museo Ruso), acaba de lanzar un concurso para impulsar la internacionalización de artistas malagueños con una residencia en Shanghái.
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