Secciones
Servicios
Destacamos
Carlos Álvarez vuelve a casa. El barítono malagueño se reencuentra con la ópera escenificada en un papel que domina y en un lugar que siente como propio: será el conde Almaviva en 'Le nozze di Figaro' ('Las bodas de Fígaro') en el Teatro Cervantes. Álvarez ... elige este título de Mozart para subirse de nuevo al escenario el 1 y 3 de diciembre tras recuperarse de las secuelas del covid, un proceso que le ha obligado a cancelar sus últimos compromisos por la «responsabilidad vocal» que implicaban. Hace algo más de un año, desde 'Aída' en el Teatro Real, que el barítono no participa en una producción lírica. Un paréntesis que le ha servido para volcarse en muchos otros proyectos, desde charlas a recitales pasando por una ilusionante iniciativa formativa: la escuela lírica Ópera Estudio en Málaga, ahora en proceso de recepción de solicitudes.
Su reto, no obstante, no es lo que está por venir, «sino la función del día siguiente, estar a la altura de las expectativas», dice. Tres años y medio han pasado desde su anterior representación en Málaga, aquella 'Favorita' de marzo de 2020 justo antes del confinamiento. La ópera bufa de Mozart le trae de vuelta en una coproducción italo-andaluza, entre Fondazione Teatro Nuovo Giovanni da Udine y el Teatro Cervantes. Carlos Aragón asume la dirección musical de una ópera «muy moderna» para su época. «Cansado de dramas históricos», Mozart hace un primer acercamiento a una música y a un argumento naturalistas. «La música se pone al servicio del drama, es altamente descriptiva; describe atmósferas, estados de ánimos y perfiles de los personajes», detalla Aragón. Una propuesta que marcó un hito en su tiempo y fijó la senda de lo que vendría después.
Álvarez se rodea aquí de un equipo que le permite «estar tranquilo, bien, confiado y disfrutando del trabajo». Primeras espadas de la lírica. El tenor austriaco Markus Werba será Figaro, un rol en el que ya coincidió con el malagueño como conde de Almaviva en La Scala de Milán. Será su primera vez en Andalucía, «la ciudad de Picasso y de Antonio Banderas», dijo ante la sonrisa cómplice de sus compañeros. La sevillana Leonor Bonilla debutará como la joven Susanna, la prometida de Figaro, un papel que trabaja de manera «exhaustiva, sin descanso» en una ópera «súper compleja» con muchas escenas y recitativos. Como anécdota, Bonilla se felicitó de que por primera vez tanto quien interpreta a Susanna como la que da vida a la condesa Almaviva (Rocío Ignacio) son de la ciudad donde transcurre la trama: Sevilla. En el reparto, además, también está el tenor malagueño Gerardo López (Don Basilio / Don Curzio). La Orquesta Filarmónica de Málaga y el Coro de Ópera de Málaga, dirigido por María del Mar Muñoz Varo, completan el elenco artístico.
La puesta en escena, dirigida por Ivan Stefanutti, respeta el contexto y el lugar que plasma el libreto de Lorenzo da Ponte: todo sucede durante un día en el palacio del conde y la condesa Almaviva, en las cercanías de Sevilla, a finales del siglo XVIII. Una propuesta «tradicional» que permite «conocer al público certeramente cuál es la historia», nada sencilla, con personajes que entran y salen de un lado y de otro en un palacio que por momentos parece un «laberinto o un vórtice». Álvarez aplaude la visión de Stefanutti porque al extrapolar la obra y «llevarla a una temporalidad distinta, a una forma de sociedad distinta, nos estaríamos perdiendo mucha información que existe en la obra y que es importante conocer». Para el barítono, la «verdadera genialidad» hoy reside en poder hacer el montaje atractivo sin alterar los elementos originales.
Porque además, también en el argumento, 'Le nozze di Figaro' se anticipa a su tiempo. «Todo parece complicado hasta que los personajes se travisten. La verdad no aparece hasta que el personaje toma otra identidad (...) Es un adelanto de lo que vendrá más tarde con el psicoanálisis. Es más fácil comprender al otro cuando uno se traviste y comparte la personalidad de otra persona», señala.
Las entradas para el 1 y 3 de diciembre están prácticamente agotadas. A diferencia de otros montajes, el ensayo general se abrirá este miércoles exclusivamente a un público joven de centros formativos vinculados con la música y la cultura. Álvarez valoró el «esfuerzo» que significa celebrar 35 años de temporada lírica, «una de las últimas manifestaciones analógicas que existen en el mundo, donde todas las artes son capaces de ponerse al servicio de una obra maestra». El «milagro del escenario», como lo llamó. Un ciclo operístico que sale adelante gracias a la alianza de lo público y lo privado, con el patrocinio de Unicaja Banco y la Fundación Unicaja, y la colaboración del Grupo Quirónsalud, Fundación Sando e Idealista.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.