El Niño de Churriana

Año y pico estuvo con Joaquín Vargas y posteriormente, Paco Ortega, un hijo de Juan Breva que era representante artístico, lo mandó a trabajar al Olympia de Sevilla. De allí se fue a Jerez con Juan Canalejas, después a Cádiz con Aurelio Sellé y más tarde a Tarifa donde fue protegido por Diego Piñero. De vuelta a Málaga actuó en fiestas y reuniones de aficionados que por entonces se organizaban con bastante frecuencia en la capital. Tras una gira por toda España y varias con artistas de la tierra por pueblos de la provincia, se enroló en una compañía en la que figuraban, entre otros, Canalejas de Puerto Real, Juan y Ángel Valderrama, Niña de Antequera y el guitarrista Antonio Plantón, en gira por toda Andalucía.

En cierta ocasión las cosas no le rodaron bien al de Churriana y su compadre Tomás Moreno Coronado, muy conocido en los círculos flamencos malagueños de aquella época, le compró un coche de caballo a fin de que pudiese ganarse la vida con él. Al principio, el nuevo negocio le fue la mar de bien, pero se cansó de ser auriga, vendió coche y caballo y volvió de nuevo al cante, que en verdad, era lo que a él le gustaba. En otra de sus bajadas profesionales, ya en tiempos más recientes, su buen amigo Pepe Bravo, siendo alcalde del barrio de la Trinidad, intentando ayudarle le colocó de guarda en el Mercado de Bailén. Tampoco aquello duró mucho. El Niño de Churriana tenía una hija en Barcelona que era cancionista, Maruja Cortés, y cierto día decidió marcharse con ella. Aunque cada año volvía a Málaga una temporada, en la ciudad condal decidió vivir el resto de su vida y allí falleció el año 1987.