Esto no ocurre como en las películas de Indiana Jones. Con un hallazgo arqueológico que lo cambia todo. En este caso no faltan auténticos tesoros milenarios que han marcado el camino, pero sobre todo se apoya en investigación y rigor académico. Y en una nueva ... lectura de las fuentes originales que ha permitido atar cabos. Doce años ha tardado el arabista y profesor de la Universidad de Málaga Virgilio Martínez Enamorado en completar un ambicioso y detallado estudio de más de mil páginas que propone toda una revolución historiográfica al defender que Takurunna, la cora o provincia malagueña de Al-Andalus, no tuvo su primera capital en Ronda, sino más al este. Concretamente en el enclave de Nina Alta, a unos seis kilómetros de Teba, donde se situó el bastión de una vasta zona que cubría desde Campillos hasta casi Algeciras. La novedosa y voluminosa obra, 'Takurunna, el país de los Nafza', publicada por el Ayuntamiento de Teba y la editorial La Serranía, se presentó el pasado viernes en el Ateneo con la intención de derribar un error muy repetido y nunca estudiado.
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Anillo epigrafiado: Con inscripción cúfica, este anillo sello reproduce un texto religioso: «La confianza de Hakam está en Dios». Datado en el siglo IX, esta valiosa pieza de oro y piedra tallada fue encontrada en Nina Alta y se conserva en el Museo Histórico Municipal de Teba. Es la pieza elegida para la portada del libro 'Takurunna, el país de los Nafza'.
«Ha habido gran confusión con Ronda ya que, a partir del siglo XI y con los reinos de taifas, se convierte en la capital de Takurunna, pero desde el 715-16 y hasta entonces ese centro administrativo estuvo en Nina Alta», explica a SUR Martínez Enamorado, que comenzó a manejar esta hipótesis hace un par de décadas cuando leyó los originales en árabe que describían el centro administrativo de la cora y comprobó que el lugar no coincidía con la capital de la Serranía. «Me habían hablado de Nina Alta y cuando la visité y vi que ocupaba 6 o 7 hectáreas, entendí que se trataba de algo más que un enclave rural», explica el experto que no duda en calificar esta población andalusí como «el yacimiento medieval más importante de la provincia de Málaga».
Cadena o collar de oro: El elemento más singular de esta obra artesanas es la diminuta 'gota' de laspilázuli, una gema muy apreciada en la antigüedad por la dificultad que suponía obtener tintes azul intenso.
El arabista e historiador dice esto a la par que coge el segundo volumen de su estudio histórico y arqueológico 'Takurunna, el país de los Nafza' y comienza a señalar algunas de las 330 piezas y vestigios rescatados en este asentamiento y que ha conseguido documentar. Todo un tesoro que incluye anillos, sellos, amuletos, armas, llaves, pulseras, pendientes, vajillas, cerámicas, instrumentos agrícolas y monedas de diferentes épocas y valor, desde dinares de oro a dirhams de plata. «Algunas de estas monedas se han llegado a subastar en el extranjero por 7.000 euros», cuenta Martínez Enamorado para ilustrar el valor de este espacio que no obstante tiene una cara oculta: el expolio constante que ha sufrido el yacimiento.
Amuleto antropomorfo: Este talismán es toda una rareza en el mundo islámico y revela el paganismo de los descendientes beréberes de Nina Alta. Se han documentado seis amuletos de la fertilidad en el yacimiento arqueológico de Teba. El de la foto es de plomo –al igual que el resto– y reproduce a una mujer con manos –le falta una– en actitud oferente.
Precisamente por eso tiene un valor especial esta investigación ya que, aunque la mayoría de las piezas descritas están a buen recaudo o expuestas en el Museo de Teba, un 30% de las mismas pertenecen a colecciones particulares o expoliadores, a los que ha convencido para que accedan a que sus antigüedades, en algún caso auténticos tesoros, sean documentadas y fotografiadas. Es el caso de algunos amuletos de la fertilidad que incluso tienen una curiosa similitud con obras precolombinas y que revelan el paganismo que se practicaba en Nina Alta, pese a profesar el islamismo. Toda una rareza en el mundo musulmán. «Los nafza fueron un grupo tribal bereber que pobló esta zona y que procedía del Magreb, probablemente del Rif, por lo que llegan con sus nombres y denominaron Takurunna esta cora de Málaga», explica Martínez Enamorado, que afirma que este pueblo también llegó a Túnez, donde también existe este topónimo.
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Como dice el título del libro, 'Takurunna, el país de los Nafza' se sitúo en lo que hoy es el interior de la provincia de Málaga y en sus páginas se encuentra una «reivindicación de lo bereber en Al-Andalus», apunta su autor. Nina Alta vivió un gran esplendor económico gracias a su zoco, del que dan testimonio los cientos de monedas allí encontradas y un valioso precinto de plomo del siglo VIII (anterior al 721), que da testimonio de los orígenes de esta villa y del cobro de impuestos en los comienzos de la conquista árabe de Hispania. Los Omeya fueron la primera dinastía asentada en la Península, con los que los nafza tenían relación comercial, aunque los bereberes asentados en Nina Alta no formaron parte de la clase dirigente por lo que protagonizaron numerosas revueltas.
Título: 'Takurunna, el país de los Nafza'
Autor: Virgilio Martínez Enamorado
Editorial: La Serranía y Ayuntamiento de Teba, 2023, dos volúmenes, 1.020 páginas
Precio: 30 euros (cada volumen)
El propio nombre de 'Nina' es una «corrupción» de 'madina', la palabra que los árabes usaban para designar la 'ciudad'. «Nadie había reparado en Takurunna, por lo que existía un vacío historiográfico sobre lo que significó Nina Alta para este territorio», señala el arabista e historiador Virgilio Martínez Enamorado que es consciente de la «bomba» que supone para la geografía histórica de la provincia desposeer a Ronda de su reinado y capitalidad de la cora durante los dos primeros siglos de dominación musulmán para otorgárselo al enclave de Teba. No obstante, se remite a los datos y a las fuentes originales que hablaban de la actual capital de la Serranía como de las ciudades de Takurunna, pero no como su centro burocrático y de poder antes del siglo XI.
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«Los textos estaban ahí pero no habían sido interpretados ni conectados con la importancia de Nina Alta», concluye Martínez Enamorado, que señala la relevancia histórica y arqueológica de ese enclave, que siguió funcionando tras perder la capitalidad. De hecho, se han encontrado monedas cristianas de la reconquista (siglo XIV) acuñadas por el rey Felipe VI de Francia. Por ello, el experto tiene claro que Nina Alta necesita de una nueva excavación que fije su relevancia y, de camino, acabe con su expolio.
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