Nieves Herrero
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Nieves Herrero
«Tita Thyssen se fue un día a por tabaco y no volvió»Lo de vivir muchas vidas es sinónimo de Carmen Thyssen. Concretamente siete, según cuenta la periodista Nieves Herrero en la novela 'La baronesa': su infancia con padres separados; su salto a la prensa al ganar Miss España; su vida en Hollywood junto al 'Tarzán' Lex ... Barker; su turbulenta etapa con Espartaco Santoni; el nacimiento de su hijo Borja y el secreto sobre su padre; su tercer matrimonio junto al hombre más fundamental en su vida, el barón Heinrich Thyssen, y, finalmente, su viudez y la llegada de sus hijas Sabina y Carmen. De las luces y sombras de Tita Cervera habla la autora en su nueva novela, una suerte de memorias apócrifas o no autorizadas, después de que la coleccionista y actriz le pidiera a la periodista que escribiese sus memorias y acabara rompiendo el acuerdo tres años después sin explicación alguna a Herrero. La escritora presenta el libro este martes en Málaga y adelanta en esta entrevista la letra pequeña de su desencuentro con la baronesa, a la que sigue admirando y declarando su lealtad pese al divorcio.
–Este no es el libro que usted tenía pensado.
–Claro, no es lo mismo ir de la mano de Tita que ir sin ella. Aunque al final he sido más libre porque he podido empezar y terminar por donde quería. De la otra manera estaba muy condicionada por ella. Al principio, íbamos las dos con la editorial, pero al final, tras esa desavenencia, por decirlo de alguna manera porque no sé lo que ha pasado, he retratado un personaje de novela y estoy contenta. Ella merecía esta novela, yendo de su mano o sin ella, porque es uno de los personajes más importantes de la cultura desde la mitad del siglo XX hasta ahora.
–¿De verdad no sabe qué pasó?
–Nos felicitamos el año con muchísimo cariño y el libro iba a salir para abril, para su cumpleaños. Y luego, mi relación con ella se vino a negro. No hubo más contacto. Esperé un tiempo, porque ella de vez en cuando desaparece, pero luego aparece. Hasta que en el programa de Susanna Griso, ella dijo que estaba haciendo sola sus memorias y ahí me quedé un poco… sabiendo que no íbamos a seguir juntas. Entonces el planteamiento ha sido otro libro ya que es un personaje público y si se puede escribir del rey, de un político o un deportista sin su permiso, por qué no escribir de Tita Thyssen que tiene una vida tan de novela.
Título: 'La baronesa'
Autora: Nieves Herrero
Editorial: Ediciones B, España, 2023, 736 páginas
Presentación: La autora presenta la novela este martes 26, en la Sociedad Económica de Amigos del País, a las 19,30 horas.
–En el prólogo dice que se siente engañada. ¿Cuál fue el engaño?
–No sé si exactamente es esa la palabra. Más bien me siento decepcionada. A ella la admiro, pero no la comprendo. Si nos hemos dado afecto, cariño y lealtad tres años, no entiendo este final. Es como el marido que se va a por tabaco y no vuelve. Tita se fue un día a por tabaco y no volvió y me quedé un poco descuadrada porque no entendía nada.
–¿Y nadie de su entorno o sus abogados hablaron con usted?
–Eso es otra historia. La asesoría jurídica de la editorial Penguin habló con su abogado y ahí supimos que era imposible seguir. Pero su entorno, que alguno es maravilloso y vive en Málaga, estaba como yo, sin saber lo que había pasado. Estábamos un poco incrédulos, porque pasar del amor al encefalograma plano es duro de digerir. Pero he pasado página y aquí hay otro hijo que está empezando a caminar y que presento el próximo martes en Málaga, donde está el Museo Carmen Thyssen que me he pateado y es una auténtica joya.
–¿A qué persona de confianza de Málaga se refiere?
–A Antonio Salcedo, que ha sido muy importante para Carmen. Ya se ha jubilado del Museo Thyssen, pero ha sido como un hermano para ella. Y a mí me ha dado paz y me ha ayudado muchísimo, porque sin él no la hubiera conocido.
–Después de tres años de trabajo, ¿publicar 'La baronesa' tiene algo de desquite?
–No, si no hubiera estado en contacto con Carmen, también hubiera hecho esta misma novela. Tal cual. No hay nada de despecho, porque por encima de todo hay un intento de acercarse al personaje sin que esté mi bilis. Yo estoy muy feliz de haber estado tres años viviendo cerca con una mujer que se volcó en contarme su vida y yo lo he disfrutado. Conocerla de cerca y conocer su vida ha sido muy interesante. Otra cosa es el final, pero me quedo con la experiencia. Sinceramente, lo que he hecho en el libro es quitar aquella parte que era tan personal que tiene que ser ella quien lo cuente. Pero la novela es tan interesante…
–Es que su vida es de novela.
–Eso. Su vida es tan interesante que cualquier cosa que uno escriba sobre ella tiene interés para el público. Yo digo que tiene siete vidas y cada una de esas etapas ya merecía una novela. Carmen es una mujer que ha vivido, ha amado y ha sabido aprovechar sus flaquezas y reinventarse hasta el punto de convertirse en una persona muy influyente. ¿Quién levanta un teléfono y se le pone Putin?
–Uno de los episodios poco conocidos que usted relata es precisamente ese.
–En el momento de negociar su colección con el Gobierno de España se cruzó Vladimir Putin y le ofreció un museo en San Petersburgo. Con su nombre y muchos millones encima de la mesa. Carmen lo pensó y le explicó cómo se hubiera interpretado que ella se hubiera traído a España los cuadros de su marido y que ahora su propia colección se la llevara a Rusia. No lo entendería la gente. A ella le importa España y le importan muchísimo sus cuadros, por lo que vio que la mejor opción era el Museo Thyssen. Y lo sigue pensando. Y creo que tenemos que ser agradecidos porque se ha convertido en una gran mecenas del arte y eso muy difícil de igualar.
–¿Cree que Carmen Thyssen es incomprendida en España?
–El pueblo español sabe latín y conoce que ella es la que trajo la colección Thyssen. El respeto del público se lo ha ganado, pero creo que le falta un reconocimiento a otro nivel. Además, los homenajes hay que hacerlos en vida y creo que falta un reconocimiento a Carmen Thyssen por lo que ha aportado a España. Ella ha cumplido 80 años, pero tiene muchísima fuerza y está llena de vida y salud. Estamos a tiempo.
–De sus charlas con Tita, ¿qué ha usado para 'La baronesa'?
–Todo aquello que aportaba datos sobre temas que ella ya había hablado en prensa. No he utilizado nada que fuera realmente una gran sorpresa. Lo que era secreto, pues seguirá siendo secreto, porque los tendrá que contar ella porque a mí no me corresponden. Por ejemplo, de lo que sí hablo es del padre de su hijo, Borja, ya que ella desveló que fue Manolo Segura.
–Lo que no se sabe es la identidad del padre de sus hijas Carmen y Sabina, que se iba a contar en el libro que preparaban.
–Me lo contó y era un capítulo importante dentro del libro. Pero eso lo tiene que contar ella. Para mi lo más importante de la novela no es ni tan siquiera ese secreto, sino como ella se ha ido forjando una personalidad y se ha ido haciendo a sí misma. Estar al lado de su marido Heinrich Thyssen supuso para ella como hacer tres master seguidos en Bellas Artes y, como le decía el barón, tiene ojo para el arte. Estamos ante una mujer con mucha personalidad, aunque también con muchos miedos y sobre todo con muchas ganas de alcanzar la paz familiar. Lo que quiere es dejar a sus hijos todo bien atado y sin problemas.
–¿Para que no se repita la disputa con los herederos del barón?
–Claro, ella no quiere la guerra de los Thyssen para sus hijos y no hay día que no esté peleando y pensando en ello. Igual que coge el dinero con una mano, lo suelta con la otra buscando el mejor cuadro o el que le falta. La pintura y los museos son los que le dan la felicidad. Ella no sueña con posesiones, sueña con cuadros.
–¿Cuál es su pasaje preferido de la vida de Tita?
–Su etapa con el barón Thyssen. Es increíble cuando, después de una operación y un coma de 12 días de su marido, ella llega al hospital de París y ve que pone peligro de infección. Pero ella pasa y descubre que un médico lo quiere internar en un psiquiátrico. Entonces se imagina que han sido los hijos mayores del barón y organiza todo un operativo para sacar del hospital a su marido antes de que se lo lleven al psiquiátrico. Cuando me lo contó, le dije: «¿Tita, eso es un secuestro en toda regla?». «Más que un secuestro, fue un rescate», me dijo. Y efectivamente, lo rescató de una muerte segura. Se lo llevó dos horas antes de que llegara la ambulancia que lo iba a trasladar al otro hospital. Cuando llegó a España, Tita llamó a los hijos y les dijo: «Vuestro padre está conmigo en Sant Feliu, reponiéndose». Y bueno, Heini Thyssen vivió ocho años más. Tita defiende a los suyos con uñas y dientes, y puede llegar a ser una pantera.
-¿Los hijos son los villanos de esta novela? Borja también denunció a su madre.
-Si le preguntas a su madre, Carmen te dirá que Borja es intocable y que es la persona que más quiere en el mundo, junto a sus hijas. Borja es muy especial para ella, le adora, le quiere y sabe que tarde o temprano tendrán una relación más fluida. Pero el gran villano de esta historia es el hijo mayor del barón que falleció en 2022 de cáncer de huesos. Georg fue terrible para el barón y Carmen dice que los últimos ocho años junto a Heinrich se lo amargaron. El hijo le hizo firmar un documento de 200 folios y el barón supo luego que sus propios abogados se habían vendido a Georg en aquel acuerdo. Y por una coma y una frase, le cedió a su hijo todas las empresas, que eran cientos, y él pasaba a recibir un dinero al mes que su hijo dejó de pagarle. Por eso, cuando vio que ni era dueño de sus empresas y ni Georg le daba el dinero, lo demandó y comenzó un litigio que duró años y que acabó en un acuerdo que se denominó la Paz de Basilea, gracias al cual Tita pasó a ser su heredera, junto a los hijos. El barón quería dejar las cosas resueltas, que es lo mismo que le pasa ahora a Tita con sus hijos.
-La novela es un 'Dallas' o un 'Falcon Crest' con obras de arte. ¿La han sondeado para hacer una serie?
-JR se queda pequeño al lado de esta historia. Como dice la propia Carmen Thyssen, a Heinrich sus hijos solo le veían la cara de dólar y claro las relaciones fueron nefastas. Yo he llegado a la conclusión de que el dinero no solo no da la felicidad, sino que la complica.
-El Museo Carmen Thyssen de Málaga aparece en el libro, pero no tiene mucho peso en el libro. ¿Tal vez porque no ha protagonizado ninguna polémica en su vida?
-Está presente en varios capítulos. Cuando el alcalde empieza a negociar con Tita, los cuadros de pintura española que cede, la importancia que tuvo para ella y los reconocimientos que tuvo en la ciudad. Además, tras Málaga surgieron bastantes novios para abrir otros museos con su colección en otras zonas de España, como así ha ocurrido.
-¿Cree que algún día se reencontrará con Tita?
-Estoy segura de que sí. Estuvimos a punto de coincidir en un acto, pero decidí no ir y ella también decidió no acudir. En algún punto vamos a coincidir y que nos saludemos dependerá de ella, porque yo siempre estaré dispuesta a darle dos besos. Además yo ya he pasado página. Tengo una novela sobre ella y estoy segura de que la ha leído. Y si te digo la verdad, pienso que hasta le ha gustado.
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