Nieves Álvarez presentó ayer en El Corte Inglés de Málaga y de Marbella su línea de cuidado facial NIEVES. Marilú Báez

Nieves Álvarez: «No soy nostálgica, pero qué suerte tuve de haber vivido aquella época de los 90»

La top model presenta en Málaga su propia línea de cuidado facial. Se rebela contra el edadismo y defiende que la belleza no puede estar solo asociada a la juventud

Jueves, 5 de octubre 2023, 00:03

Llega a la cita directamente del AVE desde Madrid. El día anterior estuvo en Alicante, al día siguiente amanecerá en Sevilla. Tiene tres hijos, 49 ... años y el descanso justo en el cuerpo, pero luce un maquillaje perfecto y un estilazo que gira cabezas a su paso. Parece de otro mundo. Nieves Álvarez baja a tierra para, por primera vez, ser la imagen de su propia marca. La modelo y presentadora lanza al mercado NIEVES by Nieves Álvarez, una línea de cuidado facial disponible 'on line' y en la parafarmacia de El Corte Inglés que tiene entre sus ingredientes a la llamada flor de las nieves, el Edelweiss. La excusa perfecta para hablar con una de las top models españolas más destacadas de todos los tiempos sobre los cambios en la industria, el peso de las redes sociales y hasta del beso a Jenni Hermoso.

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–Hoy no es la imagen de la marca. Hoy usted es la marca.

–Hoy soy todo (ríe).

–¿Y por qué da el salto, con el riesgo que implica ser empresaria?

–Implica riesgo, mucho. Implica vértigo, muchísimo. Pero también implica una necesidad que tenía como mujer. Después de 31 años prestando mi imagen a todas las marcas, llega un momento en el que dices 'lo quiero hacer yo y quiero que lo que está dentro del envase que pone NIEVES sepa absolutamente cómo está formulado y conozca cada paso'. A lo largo de estos años he tenido la posibilidad de trabajar con grandes del mundo de la cosmética y para mí era un mundo que me atraía muchísimo. Siempre he sido muy consciente de que mi cara es mi carta de presentación.

-En la web se lee que estos productos buscan «fomentar la aceptación de una misma y transformar la presión social que existe sobre el envejecimiento en algo positivo y sano». ¿Es posible escapar de eso en este mundo de exposición y tiranía de la imagen?

–Sí, creo que es un trabajo que tenemos que hacer todos, todos tenemos que poner nuestro granito de arena para no asociar la palabra belleza solamente a juventud. «Es que es tan joven, es tan guapa». O, como alguien me dijo el otro día, «es que está mayor». ¿Perdona? Tendemos socialmente a olvidar lo que es hacerte mayor, cuando debería ser un privilegio. Como cuando dicen «se le nota que han pasado los años». ¡Gracias a dios que no tengo la misma cara, gracias a dios que tengo arrugas, que me río, que lloro!

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«Tendemos a olvidar lo que es hacerte mayor: debería ser un privilegio»

–Pero eso de que la arruga es bella, ¿no es muy ingenuo?

–A mí hay arrugas que me parecen bellísimas. Tengo una amiga que se ríe mucho y tiene unas arrugas increíbles de reírse. Esas arrugas, perdona, que se le sigan profundizando. Y esas arrugas de expresión de personas que tienen una manera de hablar y de gesticular… Justamente ahora me ha saltado una foto de un 'Vogue' de Isabella Rossellini y creo que no le han hecho nada de Photoshop. Es una belleza.

–¿Y qué opinas de los filtros de belleza que arrasan entre los jóvenes?

–Yo siempre digo que yo utilizo el mejor filtro: pones tu teléfono delante de una ventana, te entra la luz y ya tienes el filtro, no necesitamos más (risas). Cuando empiezan tan jóvenes con esta historia de los filtros, distorsionan lo que verdaderamente son. Eso no tiene que ser sano. La aceptación de una misma y el saber que todas tenemos rasgos bonitos que podemos potenciar es muy importante.

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Nieves Álvarez, en la terraza de El Corte Inglés de Málaga. Marilú Báez

–Como madre de adolescentes, tendrá que lidiar también con ese peligro de las redes sociales.

–Sí, pero en mi caso mis hijos usan las redes sociales solo para mensajear. No les gustan nada, no cuelgan nada. Quizá como lo ven en mí, que para mí es una herramienta de trabajo, ellos no lo utilizan para nada.

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–Usted se rebela contra el edadismo de la moda. Sigue en la pasarela.

–Yo creo que cada vez hay menos de eso. En los últimos desfiles de Milán y de París, ves a mujeres de todas las edades. Y cuando ves salir a una Naomi Campbell, dices 'por favor, que se pare el mundo'.

–En los 90 las modelos marcaban tendencia, ahora la marcan las 'influencers'.

–Son cosas que han cambiado, son nuevos referentes que marcan lo que se lleva en la calle. Pero para mí las verdaderas 'influencers' han sido ellas, son las que siguen siendo conocidas, personas que han destacado en su carrera profesional y que son inspiración para otras. El otro día me compré el libro de Linda Evangelista por Steven Meisel y disfrutaba viéndolo y aprendiendo. Es arte. Ellas han marcado un antes y un después, y siguen siendo referentes hoy en día.

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–Hoy parece que hay menos profesionalización. Cualquiera es modelo y marca tendencia desde su casa con el móvil y una ropa que pide online.

–Es que, claro, la palabra modelo se utiliza muy fácilmente. La sociedad ha cambiado y hoy en día las redes sociales han acercado y han abierto el mundo a muchísima gente. Pero también están descubriendo grandes talentos y eso está muy bien. Hay gente sumamente inspiradora, personajes más privados que gracias a sus redes sociales han conseguido destacar. No las considero modelos, pero sí han conseguido tener su hueco dentro del mundo de la moda.

«Por tener más 'followers' no quiero vender una parcela de mi vida que es mía»

–En la moda, ¿importan más los 'followers' y los 'likes' que la calidad?

–Hay mucha gente a la que sí que le importa la cantidad y vive obsesionada por esto. Yo no. Empecé en los 90, me tuve que adaptar a los cambios que supuso la llegada del 'grunge', he tenido que afrontar cambios profesionales y ahora tenemos las redes sociales. Intento llevarlas de la mejor manera posible sin que me generen ningún tipo de estrés. Para mí solo es una manera de comunicar mi vida profesional. A veces me dicen «si hicieses más cosas tuyas personales tendrías más followers». Pero hay una parcela de mi vida que es mía y que me encanta tener para mí. Por tener más 'followers' no quiero tener que vender parte de esa vida mía.

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–¿Lleva sus propias redes?

–Sí, claro. Tengo personas que me ayudan a gestionar los post, o que cuando estoy en un evento les mando las foto desde París y les digo 'llevo tal traje, ponédmelo'. Lo que me niego es a estar en un evento o en una cena con el teléfono colgando lo que sea. No.

–¿A qué se refería antes con el 'grunge'?

–Empecé en los 90. Las supermodelos estaban en todo su auge y entonces llegó un cambio radical en la belleza, un fenómeno que se llamaba 'grunge', que eran mujeres un poco más modernas. Cuando salieron Stella Tennant, Kate Moss, un tipo de belleza mucho más andrógina y, de pronto, las que teníamos una belleza más clásica ya no trabajábamos. Nadie te llamaba. Pasé de hacer todo a no hacer nada. Pero me reinventé y encontré la manera de seguir estando ahí.

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–Y ahora, ¿en qué momento está la moda? ¿todo vale?

–Ahora es un momento de inclusión. La pasarela es un reflejo de lo que pasa en la calle. Ves todo tipo de fisonomías y todo tipo de personas, que para eso está la moda. Está hecha para todo el mundo.

–¿Los 90 le provocan nostalgia?

–No soy nostálgica, pero sí que pienso qué suerte tuve de haber vivido aquella época. Cuando veo ahora cómo evolucionan las cosas y cómo ha cambiado todo, digo 'guau'. Yo he tenido la enorme fortuna de trabajar con los más grandes. Ahora existe Givenchy, Húngaro, Yves Saint Laurent, pero son las nuevas generaciones que han cogido el relevo de esas marcas. Yo he trabajado con los maestros.

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–Hay unas palabras que repite mucho: constancia y rutina. Más allá de un hábito de belleza, es un lema de vida.

–Sí, tengo mis tres 'p' que son la paciencia, la perseverancia y la pasión. Y también la constancia y la rutina en todo lo que hago. Sin todos esos valores, es imposible alcanzar el éxito. Siempre digo que la fortuna te aparece en un segundo, alguien se fija en ti, no sabes por qué y te cambia la vida. Pero si luego tú no trabajas por ello, se desvanece.

–Cambiando de tercio. ¿Qué le pareció el beso a Jenni Hermoso?

–¡El beso! Pues un beso poco acertado. No tiene defensa alguna. Puedo entender que en momentos de euforia, que a todos nos pasa, reacciones de una manera inesperada, pero hay cosas que no.

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–¿Ha tenido que pararle los pies a algún hombre?

–A nadie. Cuando he hecho alguna foto de desnudo, siempre ha sido con mi consentimiento. Y es que nunca he tenido que decir a alguien 'no, ten cuidado'. Es un mundo en el que seguramente lo hay, por supuesto, no voy a negarlo, pero como en el resto de la sociedad.

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