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Los músicos callejeros reactivan la cuestión de su regularización en Málaga ciudad. El colectivo, integrado en la Federación de Asociaciones de Movimientos Artísticos (LAFAMA), reclama al Ayuntamiento una excepción a la ordenanza que les permita ejercer su profesión dentro de la legalidad. Tal y como está ahora, se prohíbe cualquier actuación en vivo en la calle, a diferencia de lo que sucede en municipios como Torremolinos o en grandes capitales, como Madrid o Barcelona, donde periódicamente se conceden licencias. Los artistas critican la precariedad de su situación, «con decenas de multas y secuestros de instrumentos cada mes», y solicitan una reunión con el Consistorio para establecer unas normas que hagan compatible su trabajo con el descanso vecinal.
Los artistas aspiran a recuperar el consenso que se logró hace cinco años, en 2018, cuando se llegaron a fijar hasta quince puntos autorizados para la música en vivo en la ciudad, con un carné que acreditaba al músico que respetaba la normativa acordada en asuntos como el límite de decibelios y la duración de la actuación. Las protestas de vecinos y comerciantes fueron reduciendo el número de zonas aptas para la música callejera, hasta desaparecer por completo poco antes de la pandemia. A día de hoy, el único escenario donde el artista de la calle no se expone a una sanción es el Palmeral de las Sorpresas.
Los músicos entienden la importancia de garantizar el bienestar de los residentes en una zona declarada acústicamente saturada, pero defienden que ellos no son los responsables de esa realidad. «La solución a los problemas de convivencia generados por el ruido no es la prohibición absoluta de la música itinerante, ya que esto supone la pérdida de la cultura y tradiciones que forman nuestra identidad malagueña», mantienen desde LAFAMA. Para lograr un equilibrio entre ambas partes proponen emitir permisos para los músicos que hayan superado un proceso de selección; establecer una regularización de tiempo, el espacio y el volumen permitido para las actuaciones; y crear una bolsa de trabajo de artistas que profesionalice la actividad y permita a la ciudadanía contactar con los músicos.
«Aunque la situación del ruido en Málaga es complicada, la excepción a la normativa busca que se despenalice a los artistas que ejercen su labor con respeto al resto de ciudadanos y bajo unos estándares mínimos de calidad», señalan. El colectivo, que incluye a músicos y a miembros de tunas malagueñas que también han visto limitada su actividad musical, ha solicitado una reunión con Vía Pública para presentar su borrador de propuestas y retomar el diálogo.
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