Víctor Manuel, el poder curativo de la música en la Cueva de Nerja

Tras dos años de parón obligado por la pandemia, el evento musical, por primera vez en su historia, está celebrando todos sus conciertos en el auditorio Manuel del Campo. El entorno exterior de la gruta nerjeña fue anoche el escenario en el que el cantautor asturiano ofreció lo mejor de su trayectoria musical, dentro de su gira 'La vida en canciones. El escenario lo cura todo', con la que está celebrando su 75 cumpleaños.

El reloj marcaba las 22.35 cuando arrancó el concierto con el tema 'Danza de San Juan'. Vestido con un pantalón negro y una camisa estampada, el asturiano iniciaba así un recorrido por la historia musical de las últimas cinco décadas. Le siguió 'Quiero abrazarte tanto', para continuar con 'Bailarina', un tema que el público no dejó de entonar en ningún momento.

Con el tema 'Luna' llegó el momento de dirigirse al público. El artista recordó que cantó en una feria nerjeña «hacía 40 años» y tuvo un recuerdo muy especial para Antonio Rodríguez, fundador de Espectáculos Mundo, la empresa productora del festival, fallecido en mayo de 2008, «una persona generosa y buena». «Sus hijos Juan Antonio y Daniel, que tan bien han recogido su testigo», dijo. «Un beso para su mujer, Herminia», expresó el artista antes de entonar 'A dónde irán los besos'.

Tras presentar al guitarrista Osvi Greco, llegó el turno de 'Sube al desván'. Le siguió uno de sus grandes himnos 'Ay, amor', que arrancó los primeros coros del público y gritos de '¡Grande!', junto a una atronadora ovación. 'Nada sabe tan dulce como su boca' anticipó sus segundas palabras. Rememoró una anécdota de cuando tenía seis años y su padre lo montó solo en un tren de ida y vuelta durante tres horas en su Mieres natal, para pasar a entonar otro de sus clásicos, 'El hijo del ferroviario'.

El recuerdo emocionado de su abuelo, fusilado en la Guerra Civil, enterrado en una fosa común junto a otros 1.800 represaliados, fue el preludio de 'Me gusta saber de ti'. «Me gustan las canciones cortas, como cuando bailábamos el 'twist'», confesó. A 'Nada nuevo bajo el sol', dedicada su hija, Marina, le siguió 'La madre'.

«He escrito muchas canciones, demasiadas, pero nunca habría podido escribirla si no hubiera leído una noticia en un periódico italiano que una madre compró heroína pura para su hijo», relató sobre este último tema uno de los grandes cantautores españoles. «Mi madre siempre me hablaba muy mal de los curas», comentó, dando paso a otros tres de sus clásicos, 'La romería', 'Paxarinos' y 'Carmina'. La noche aún tenía mucho recorrido, con el poder curativo de la música como bandera.

Sus fuertes vínculos con su tierra natal quedaron claros en temas como 'Planta 14', sobre el duro oficio de la minería, 'Allá arriba' al norte' o 'La Cuelebre', inspirada en una de las "muchas historias mitológicas que tenemos en Asturias", apostilló. No faltaron en su repertorio 'Canción pequeña' o 'Digo España', que estuvo acompañada de unos espectaculares efectos luminosos con la bandera patria.

'La sirena', sobre la historia de amor de un pescador, o el mítico 'Sólo pienso en ti', que Víctor Manuel escribió inspirándose en la historia real de un matrimonio de personas con discapacidad de la localidad cordobesa de Cabra, que tuvieron tres hijos, "dos licenciados universitarios y uno mecánico", dijo orgulloso y emocionado. 'El abuelo Vitor', otro clásico con fuertes vínculos con su querida Asturias, dio paso a 'Soy un corazón tendido al sol', para terminar, antes de los bises, con 'Asturias'.

En los bises entonó 'Como voy a olvidarme' y 'Esto no es una canción'. En resumen, más de dos horas de puro sentimiento y emoción de la mano de un incombustible de la canción española, que a sus 75 años ha demostrado en el Festival de la Cueva de Nerja que está en plena forma.