Vanesa Martín: «El confinamiento me ha dado una dosis de serenidad brutal»

–Se le veía feliz cantando en la presentación. ¿Echa mucho de menos el directo?

–Lo he agradecido como cuando llega la ducha después de un día de mucho deporte. Tengo mucha necesidad de volver a los escenarios, de recuperar el contacto físico con la gente.

–Las artes en vivo son las grandes perjudicadas en la cultura. ¿Entiende que haya teatros vacíos y aviones llenos?

–No lo entiendo. Entiendo que estén los aviones llenos, pero entonces el teatro y el cine también. Para mí es mucho más peligroso viajar en metro que ir a un concierto con las medidas de seguridad al cien por cien. La cultura una vez más se está maltratando.

–Es un disco vitalista, que expresa sus «ganas de vivir». ¿Ha aprendido a disfrutar del momento sin pensar en el mañana?

–A mí esta pandemia y este confinamiento me han dado una dosis de serenidad brutal porque me han enseñado que la vida es aquí y ahora. Si quitamos la incertidumbre, el miedo, la preocupación, la soledad de la enfermedad... Independientemente de esto, mi cabeza ha bajado de revoluciones y yo he disfrutado mi casa un montón, he escrito canciones y sonetos, he leído un montón, he visto series que tenía pendientes, he cocinado un montón con tiempo de equivocarme y volverlo a hacer, he disfrutado de mis perros y de mi casa. Nunca había estado en mi casa en Málaga tres meses seguidos.

–¿Añora entonces la rutina de antes o está redescubriendo lo que es vivir sin prisas?

–A mí vivir sin prisas me gusta. Aunque echo de menos viajar y estar con la gente.

–La canción 'Llega el momento' es una sorpresa, es muy diferente a lo que ha hecho hasta ahora. ¿Es un atrevimiento?

–'Llega el momento', 'Tú no tienes que cuidarme' y 'Todo cambia' son las tres canciones del disco que se salen un poco más de lo que venía haciendo. Pero yo siempre lo digo: yo hago música, no hago siempre lo mismo. Si no, me aburro. Este es un disco muy actual, muy moderno, con un sonido muy fresco, y está escrito la mitad en pleno confinamiento. Por una parte hay intimidad, profundidad y misterio en canciones como 'Eterno', 'La huella', 'Me voy'; y por otra parte está el contraste de esa necesidad de libertad, de coger aire y volar, de experimentar sin límites, abrir los brazos y dejar que la vida te empape por completo.

–'Llega el momento' es la demostración de que se puede hacer una canción con ritmo latino sin caer en letras simplonas ni machistas.

–Efectivamente, me alegra que subrayes eso. Así es.

–Otros podrían tomar ejemplo.

–Bueno, que cada uno haga lo que quiera, yo sé lo que quiero hacer.

–Le dice 'Siete veces sí' a la música y a su carrera. Pero detrás hay mucho esfuerzo y muchos años de trabajo. Esto no ha sido un camino de rosas, aunque quien la haya descubierto hace poco pueda pensarlo...

–Nunca es un camino de rosas. Por muy grande que sea un artista, nunca lo es, que no te quepa la menor duda. Cuando tú te crees que está todo bajo control y que ya todo rueda, tienes que seguir remando como una leona y rehaciéndote, readaptándote, buscando y mejorando. Fíjate, de cuando ha habido un 'no' he aprendido a esperarme, porque lo que parecía un desastre de repente días después se resolvía en algo mucho más bueno. Por eso siempre he dicho que mi abuela es la que está moviendo los hilos. Pero no ha sido un camino de rosas. Cuando yo empiezo la gente del pop decía que yo era más cantautora y los cantautores decían que yo era más del pop. Como me vine a Madrid, en Málaga ya era de Despeñaperros para arriba. Y aquí soy andaluza, de Despeñaperros para abajo. Siempre en terreno de nadie, con una incertidumbre... hasta que descubrí mi propio camino, sin más.

–¿Siente que ha roto el techo de cristal que frena a muchas mujeres artistas?

–Pues sí. Creo que por suerte lleno los mismos sitios que llena un chico. De hecho hay algunos sitios que no llenan chicos. Es cierto que el fenómeno fan es más favorable a ellos, eso no lo voy a negar. Tenemos mucho que hacer las mujeres en todos los ámbitos, en todas las profesiones y disciplinas. Me da mucha rabia cuando hay algunos mensajes muy peyorativos para la mujer y muy privados de libertad. Yo me rebelo contra eso y peleo con más ganas sin cabe.

–Parece mentira que hayan pasado ya casi 15 años de 'Agua'. ¿Esa Vanesa Martín le parece otra?

–No, soy yo cantando con otro acento y otra vocecilla (ríe). Pero yo me reconozco. Valoro un montón ese disco. No tenía ni idea de cómo iba esto y qué buen disco hicimos con Carlos Jean, que a día de hoy es mi súper amigo.

–¿Qué le gustaría hacer ahora que no puede?

–Llenar el WiZink Center y cantar.

–Ha vivido los efectos de la pandemia desde cerca, con su madre trabajando en primera línea en un hospital. ¿Qué le diría a los jóvenes que siguen con fiestas?

–Me da mucha pena, porque está siendo muy duro. En la primera ola, mi madre estaba 12 y 14 horas en el hospital y me decía 'Vane, no me duelen ni las piernas' del nivel de adrenalina que tenían todos ahí. Yo veo cómo es de caprichoso el bicho este y tenemos que ser más prudentes, algo no estamos haciendo bien. Y también nuestros políticos tendrían que dejar de pelearse entre ellos y, como diría mi abuela, tener más luces.