Un momento del concierto, el trío de viento al frente del escenario. Migue FERNÁNDEZ

Los últimos conciertos del 34 Festival de Jazz resisten y adelantan su horario: la música no se detiene

El sexteto de Enrique Oliver despliega su jazz 'hard bop' y adelanta el show a las 16.00 horas en el Teatro Cervantes con el fin de continuar con los directos antes del cierre de los recintos de espectáculos

Martes, 10 de noviembre 2020, 19:21

A las 15.45 horas, las puertas principales del Teatro Cervantes están abiertas de par en par. Grupos dispersos se sitúan estratégicamente cerca de la entrada mientras charlan en pequeños corrillos. Todos ellos han sido citados para ver al sexteto de Enrique Oliver ... a las 16.00 horas, momento que la mayoría catalogaría como 'la hora de la siesta', aunque en esta ocasión se viene, precisamente, a estar muy despiertos. El 34 Festival de Jazz de Málaga se había adaptado durante el fin de semana anterior a las restricciones horarias: conciertos a media tarde y a las 23.00 horas todo el mundo en casa. Pero ahora, las nuevas medidas y el cierre de todos los municipios ha obligado al panorama musical a adaptarse, algo a lo que ya se está acostumbrando demasiado en estos ocho meses de pandemia. No es habitual celebrar un concierto después del almuerzo, pero Gloria Merlo, asistente a este atípico evento, reconoce que «antes de suspenderlo» es mejor privarse de ese sueño de media tarde: «Está claro que hay mucha gente que trabaja y que no podrá venir, pero los que sí podemos tenemos que apoyar el arte sea a la hora que sea. Con un cafelito se arregla», comentaba esta mujer.

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Una vez dentro del teatro la imagen era asombrosa: pequeños con sus padres, jóvenes músicos y mayores veteranos del jazz a los que no les importó lo más mínimo el cambio de horario del show. Los más valientes, Joel y Lea, acudían recién salidos del cole acompañados con sus padres, Mar Resa e Ismael Iglesias: estaban contentos y algo expectantes, esta edición del festival está siendo todo un ejemplo de adaptación realmente loable. «Hemos venido porque una profesora del Conservatorio de Música, donde estudia nuestra hija, nos lo ha recomendado. Además mi marido es músico y teníamos muchas ganas de este concierto. No nos ha importado el cambio horario, a nosotros como familia no nos ha afectado mucho. Entendemos que habrá muchas otras personas que no piensen lo mismo», explicó Resa en la entrada al teatro.

Con todo el auditorio con los ojos puestos en las luces blancas de neón que anuncian el 'málagajazz' al fondo del escenario, seis músicos experimentados se colocan en sus posiciones y comienzan a hacer sonar muy levemente hasta el 'crescendo'. Un halo de misterio asombra al público: la batería le da el ritmo a la escena, pero el contrabajo la envuelve para darle paso a los instrumentos de viento: flauta, saxofón y trompeta. Al frente de este proyecto rico en matices y colores musicales, el malagueño Enrique Oliver reconoce las dificultades por las que han pasado, músicos y organización, para llegar a este momento: «Parecía imposible, pero estamos aquí. Lo hemos conseguido gracias al empeño de Juan Antonio Vigar y su equipo, que en todo momento querían continuar con el show», explica el saxofonista, toda una referencia a nivel nacional en la escena del jazz.

Oliver interpretaría, junto a cinco músicos más que le respaldaron con una técnica impecable, algunos temas de su último disco 'Incerteza', lanzado en este 2020. Estaban perfectamente engrasados encima del escenario, dejando muchos momentos para los solos de viento o cuerda; les acompañaba el piano, dándole una mayor magia al cuadro. El público, muy despierto y atento durante la hora y media de concierto, aplaudía con asiduidad a pesar de que los temas de Oliver llegan a durar unos 15 minutos. No faltaron las dedicaciones, por supuesto, porque muchos de los familiares del saxofonista no quisieron dejar escapar una ocasión tan particular para disfrutar del estilo 'hard bop' del jazz que ofrecen estos músicos en directo. Entre el público, Alexandra Villanova, de origen francés, también es músico y ésta le parecía una oportunidad «para apoyar la cultura» a la que no le importó asistir a pesar del cambio horario: «Es mejor que se haya anticipado la hora que cancelado, porque el jazz es una resistencia en Málaga y Oliver toda una referencia. Yo recibí un correo del teatro y me pareció estupendo que se pusiera más pronto par adaptarse», cuenta esta joven pianista y cantante.

Diego Haro, Antonio Sánchez y Eduardo Navarro se saltaron alguna que otra clase del Conservatorio de Música para asistir al evento. Estos jóvenes de Cádiz, Almería y Granada estudian piano, saxofón y batería, todo ello en la especialidad del jazz, así que para ellos era inevitable no ocupar los palcos del Cervantes y disfruta con la interpretación del sexteto de Oliver. Eso sí, estaban algo dubitativos si estas nuevas medidas serían beneficiosas o no: «Toda la situación pandémica es incierta y suponemos que es para el bien común, pero en realidad nadie sabe qué es mejor o peor hacer en estas situaciones. Todo el mundo intenta tener la razón», comentó uno de los chicos con la mirada al frente.

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Vista general del sexteto sobre el escenario. migue fernández

Para sorpresa del público, a mitad del show el cantante Javier Ojeda salió de uno de los laterales del escenario para acompañar a la banda de jazz con su voz: «Este es uno de los conciertos que más han cambiado de hora, pero como me dijo ayer el director de este teatro «nadie podrá con nosotros». Podemos hacer música hermosa juntos, por siempre», comentó con esperanza Ojeda, mencionando con sus últimas palabras el tema que tocarían juntos, 'We Could Make Such Beautiful Music Together'.

'Tanguillos de Carranque', un tema inédito que Oliver confiesa que se ha atrevido a componer algo más alejado del jazz, cerró esta inusual tarde de comienzo de semana. Palmas, movimiento y muchas ovaciones fue el resultado de una nueva muestra de que la música resiste a pesar de las trabas.

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