

Secciones
Servicios
Destacamos
La primera mujer que cantó un tango en París acompañada de su guitarra fue la «famosa negrita» –como se referían a ella las crónicas– María ... Martínez de Loreto allá por 1850. Y, según recoge la prensa de la época, «encantó al mundo filarmónico parisiense». Negra liberta nacida en La Habana se trasladó a Málaga con sus protectores, altos cargos de la administración española, y aquí perfeccionó su don musical hasta convertirse en una culta «cantatriz» de éxito por tangos y habaneras. «Tú eres ná, tú no eres chicha ni limoná», cantaba ella, un primitivo estribillo que aún hoy se usa en el flamenco.
«Es una de las sorpresas del flamenco», señala José Luis Ortiz Nuevo. El flamencólogo malagueño, fundador y director durante 15 años de la Bienal de Sevilla, analizó ayer la desconocida 'Influencia y presencia de la cultura negroamericana en el flamenco'. Lo hizo dentro del curso de verano 'Interculturalidad, etnicidad y compromiso e identificación de clase en el flamenco', que dirige Miguel López Castro para la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en el Museo Thyssen.
Un viaje en el tiempo y en el espacio al siglo XIX en La Habana demuestra que la cultura negra tiene un papel destacado en un estilo clave del arte jondo, «una de las dos grandes fiestas que da origen al flamenco». «En contra de lo que se cree, no hay un árbol de un solo tronco, hay por lo menos dos campos de juego: la bulería y el tango. La primera viene de Al Ándalus y el tango, de Cuba, de negros que han sido transportados por esclavistas españoles mucho tiempo atrás«, apunta Ortiz Nuevo. De ahí vendrá todo lo demás. »Incluso la rumba de Rosalía sale de esto, muchas de sus grandes piezas están inspiradas en el tango«, apostilla.
La palabra tango aparece documentada por primera vez en un diccionario culto editado en la provincia cubana de Matanzas, firmado por Esteban Pizarro 1836. 'Tango': «Reunión de negros bozales que se reúnen para bailar y cantar al son de sus tambores y otros instrumentos». Lo que nació como una fiesta espontánea de esclavos cuajó en un ritmo del que han nacido y crecido una variedad enorme de tangos, «desde los que llegan a Andalucía hasta los que se interpretan en zarzuelas españolas de la segunda mitad del siglo XIX». Como indica Ortiz Nuevo, «rara es la zarzuela que no lleva un tango o una malagueña». «Y eso proviene de esa raíz afrocubana española», apostilla.
Los tangos se hacen flamencos en Triana y se expanden con personalidad propia por otras provincias andaluzas. Siempre con una característica común que los diferencia del resto de los palos y que remiten a sus orígenes negros:«Tienen una sensualidad viva que no está presente en los otros bailes y fiestas del flamenco. Ni en la bulería ni en la alegría hay ese juego de seducción y oferta sexual que se plantea directamente en los tangos», argumenta el experto. Tanto es así que en el 'Tratado de bailes' del maestro Otero de principios del siglo XX se dice que para que los tangos pudieran ser vistos por la clientela aristocrática debían suprimir «las partes donde la evidencia de un movimiento sexual de las pelvis no era propio» para personas de esa categoría. Remite al espíritu libre del cubano, con «la falta de sentido del pecado y de la prohibición que tenemos en este lado de la mar por raíces culturales y religiosas».
Un malagueño simboliza ese vínculo entre La Habana y Andalucía en el tango. Famosos son los del Piyayo y su aire cubano, y tiene una explicación. Se cuenta que el cantaor y guitarrista gitano pegó en 1896 dos tiros a una tabernera que no quiso servirle más aguardiente en Sevilla, un crimen por el que fue detenido en Málaga meses después. La leyenda dice que conmutó la pena por alistarse como soldado en la guerra de Cuba de 1898. De allí volvió con un cante propio que arraigó fuerte en Málaga y que con los años seguiría evolucionando en la garganta de artistas como La Repompa, creadora de otra modalidad de tango.
La malagueña es otro ejemplo del intercambio que existía entre ambos lados del charco. A principios del siglo XIX, tiempos muy lejanos en términos flamencos, el 'Diario de la Habana' recoge la actuación de un tenor en el Teatro Principal cantando a la guitarra una tirana con el título 'Ay qué fea te has puesto' y una malagueña. «Que en Cuba hubiera un tenor español que cantaba malagueñas con la guitarra demuestra el contacto entre distintas familias de músicos y la preponderancia de la malagueña desde muy antiguo en los teatros de mundo», señala. Unas décadas después, a mediados de siglo, el 'Diario de la Marina' de La Habana recoge la existencia de un cuadro bailable dirigido por el señor Llorente llamado 'La caleta de Málaga' que mezclaba lo cubano y lo andaluz. Un mestizaje que ha dado buenos resultados.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.