Susana Alva, en uno de los últimos conciertos en Málaga. migue fernández
La Granizada

Susana Alva: «Aún sigo aprendiendo el papel de estar en primera línea en un escenario»

«Esos nervios antes de salir nunca se deberían perder, se iría el encanto», confiesa la vocalista de Efecto Mariposa

Jueves, 12 de agosto 2021, 00:10

El carisma desbordante de Susana Alva la convierten en una de las vocalistas nacionales con más presencia y actitud sobre un escenario. Fuera de él, su humildad, amabilidad y pasión por su trabajo está latente en todo momento, una muestra de ellos son ... sus 20 años capitaneando Efecto Mariposa, junto a su marido, Frasco G. Ridgway. A este grupo malagueño, que consiguió consolidarse con su primer disco en 2001, aún le queda mecha para rato y nuevos singles a los que no les perderemos la pista en los próximos meses.

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–¿Con qué artista le gustaría colaborar que esté vivo o ya haya fallecido?

–Después de Shuarma, que era la ilusión que tenía desde hacía muchísimo tiempo, por pedir, Chris Martin.

–¿Y cómo sería ese concierto? ¿Cantarían temas de Efecto Mariposa o de Coldplay?

–Me daría igual, con tal de cantar con él... Soy muy fan de Coldplay, casi preferiría que cantásemos las canciones de ellos.

–Si tuviera que escoger otra profesión, ¿cuál sería?

–Me es muy difícil porque la música es mi pasión, pero creo que sería algo relacionado con el arte, como la fotografía. Yo estudié algo que no tiene nada que ver, que fue administrativo, y ni si quiera lo terminé porque me horrorizaba.

–Recomiende un libro para este verano.

–Tengo que empezar a leerme el de mi amigo Arco, que me lo regaló hace unos meses y estoy bastante vagueta. Ha hecho una biografía súper guay, va soltando trocitos en las redes y tiene muy buena pinta.

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–¿Un disco como banda sonora para estos meses?

–No es disco entero, pero no paro de escuchar en bucle la última canción de Coldplay, 'Higher Power', y es el disco que más estoy esperando ahora mismo. Han hecho una versión acústica y es adictiva. Por lo menos sería el más esperado, tengo muchas ganas de escucharlo entero.

–¿Qué es lo más duro de ser artista?

–La incertidumbre, nunca sabes lo que va a ocurrir. Tú trabajas, vives el día a día y pones tu energía e ilusión y nunca está en tus manos lo que va a ocurrir. Sabes que en otro trabajo haces tus tareas, cumples con ellas y todo rueda, pero en la música nunca sabes qué puede pasar, si la canción puede gustar al público y de qué manera.

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–¿Cómo se lleva esa incertidumbre este año con tantas cancelaciones como están viviendo?

–Es un rollo. Justo cuando anunciamos hace poco el de Los Boliches, en Fuengirola, al día siguiente lo cancelamos. Cuando nos enfocamos en el de Marbella, en Opium, también teníamos dudas por los cierres perimetrales o el toque de queda... Esto parece que va a acabar y de repente ves que hemos vuelto atrás. Llevarlo es difícil, porque veníamos con una dinámica de tocar todos los veranos y se echa de menos todo eso... Es incertidumbre añadida.

–¿Qué echa más de menos cuando se está de gira?

–A la familia, al peque, sobre todo. Aunque ahora también vendría bien echarle un poquito de menos (risas) porque con esos tiempos que corren de conciertos contados...

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–¿Imaginaron la repercusión que tienen hoy cuando Frasco propuso comenzar un grupo?

–Siempre trabajas para eso, para vivir de la música, que era lo que pretendíamos, pero cuando comenzamos a grabar las maquetas y mandarlas a las discográficas, empezamos a recibir respuestas mucho antes que con el otro proyecto que teníamos, Junglejazz. En 2001 salió el primer disco, pero ya llevábamos forjando el proyecto un año antes, y la respuesta era más positiva. Cuando empezamos a tocar en los bares yo me moría porque antes estaba en segunda fila, fue un paso importante y tuve que aprender, porque llevábamos un bagaje de antes, pero para mí fue un papel diferente. Aún sigo aprendiendo el papel de estar en primera línea en un escenario.

–¿Tiene aficiones alejadas de la música?

–El deporte, me gusta mucho hacer pilates o el senderismo. Ahora estoy también con entrenamiento personal, pero por mantenerme y para que duela menos la espalda cuando nos subamos en la furgoneta, que ojalá sea pronto (risas). También estar con mi peque, que me da la vida.

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–Póngale título a un disco que sólo hable de su vida.

–Podría ser el que puso Dani Martín a uno de sus discos: 'Montaña Rusa', por eso de la incertidumbre y que un año estás a tope y otro estás esperando a poder moverte.

–¿Tiene alguna fobia que nos pueda contar?

–A las cucarachas, más que miedo es pavor... Ese bicho que corre tanto que no venga hacia mí (risas).

–¿Se cansan los artistas de interpretar sus temas emblema? Por ejemplo, ¿le ocurre a usted con 'Por Quererte'?

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–No, a mí no me pasa. De hecho cuando voy a ver a un grupo y no toca su tema emblemático me da rabia, por lo menos alguno de ellos. Sí que me divierte porque es un momento bonito con el público, es lo que espera. Se crea una magia muy bonita.

–¿Hay algún momento al que tenga miedo en el escenario?

–Siempre me da mucho respeto antes de salir, me pongo muy nerviosa, empiezo a cantar las canciones y a repasar las letras mentalmente. No es miedo, es respeto a lo que vas a hacer y a estar con el público. Esos nervios antes de salir al escenario nunca se deberían perder, se iría el encanto.

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–¿Qué preferiría, sushi o jamón?

–Jamón, que no hace falta acompañarlo con nada, va solo (risas). Tuve una mala experiencia con el sushi, comimos un día y me sentó fatal.

–¿Le gusta más cantar en teatros o festivales?

–Me gustan las dos cosas, pero los teatros tienen una magia especial. Me gusta la cercanía y, si podemos bajarnos del escenario y mezclarnos entre el público, mejor todavía. Aunque también se crea un rollo brutal en un festival pegando botes y cantando contigo a lo bestia... Quizás ahora echamos más de menos eso.

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