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Algo hay cuando se cumplen 16 ediciones sin ningún paso atrás en un circuito saturado de conciertos y festivales. «Y te invito a que busques una reseña negativa», retan desde la organización. «No existe, y no borramos nada», aseguran. Canela Party regresa a la agenda cargado de kilos de confeti, pelucas y flotadores para montar el 'gran pitote' del verano en el recinto ferial de Torremolinos, su sede en los últimos tres años. Serán cuatro días de música, del 21 al 24 de agosto, con 42 bandas en dos escenarios que nunca se solapan. Un festival atípico donde los haya, sin nombres de moda ni aspiraciones de convertirse en un macroevento, que ha logrado crear sentimiento de comunidad 'canela'. Y ahí está su secreto, uno de ellos.
En detalle
Fecha Del 21 al 24 de agosto.
Lugar Recinto ferial de Torremolinos.
Cartel 42 bandas. Entre ellas, Big Thief, Cloud Nothings, Model/Actriz, Metz, The Lemon Twigs, Curtis Harding, Standstill, Orina, Cala Vento, Triángulo de Amor Bizarro e Israel Fernández con Lela Soto y Frente Abierto.
Entradas Abonos: 99 euros. Jueves y viernes: 55 euros. Sábado: 60 euros.
«No buscamos el pelotazo de cada año, no vamos a por los grupos del momento que están vendiendo muchos tickets para sacar rédito; queremos crear un entramado musical de calidad con bandas de los cinco continentes», explica Álvaro Fernández, uno de los tres «locos» que forman parte del núcleo duro del Canela, junto con Alberto Pérez 'Beto' y Antonio Mata. Los músicos llegan de Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, Europa... y son punteros en su estilo, aunque algunos no suenen en la radio ni hayan tocado nunca aquí. Eso hace que su cartel sea único, imposible encontrar otro parecido en un mercado «de calcos», donde determinadas bandas se repiten de ciudad en ciudad en la temporada festivalera.
Esa apuesta internacional explica que la inmensa mayoría del público no sea malagueño. El dato es llamativo: el 85% de los asistentes –5.500 al día en la última edición– son de fuera de la provincia. Otro de sus secretos. «Nos escribió un australiano que había visto el cartel y le sorprendía su precio tan asequible, así que se montó su vacaciones con la familia entorno al festival». La mayoría, no obstante, llega de Madrid, Barcelona, Valencia y algunos puntos de Europa.
Los reclamos internacionales para este año serán las bandas de indie rock americanas Big Thief, Cloud Nothings y Model/Actriz; los canadienses de Metz, el dúo estadounidense The Lemon Twigs y el soulman de Michigan Curtis Harding, entre muchos otros. Además, de la escena nacional, destacan la descarga punk de Standstill y de los malagueños Orina; el rock de Cala Vento y Triángulo de Amor Bizarro, y el flamenco de vanguardia de Israel Fernández, Lela Soto y Frente Abierto.
Pero más allá de los nombres, quien conoce el Canela sabe ya que allí encontrará grupos con directos potentes y un buen ambiente. Con dos escenarios muy 'malaguitas', Fistro y Jarl, en homenaje al humorista Chiquito de la Calzada. El tema gráfico es algo fundamental para los fundadores del Canela y cada edición tiene una nueva imagen creada por un diseñador. Este año asume la misión Ales Div, que también diseña por primera vez un toy oficial para el evento al que han bautizado 'Miguel: Canela en Rana', una tirada muy limitada producida a mano por Shippai64.
También como novedad el Canela Party se alía con EcoEvent para reducir su impacto ambiental y ser un festival sostenible. Optimizarán la recogida de residuos, reutilizarán materiales como las lonas y han seleccionado personal de proximidad para evitar desplazamientos innecesarios. Además, por primera vez, el festival cuenta con el patrocinio de Estrella Galicia, una empresa con el certificado B Corp que reconoce a las empresas responsables con su entorno social y medioambiental.
Como cada año, la fiesta comienza el miércoles con una jornada gratuita (previa invitación) para las familias, con castillos hinchables y otras actividades para los niños, mientras suena la música en directo de Los Punsetes, Adiós Amores o La Culpa. El jueves y el viernes se despliegan ya los platos fuertes del cartel. Y el sábado es el momento del despiporre, del 'gran pitote', la tradicional y gamberra fiesta de disfraces, donde hasta los artistas se colocan lo que sea encima para sentirse integrados en el ambiente. Entre el público, los hay que se apañan con un flotador o una peluca de colores, pero son muchos los que se trabajan en grupo durante semanas el disfraz del Canela para llevarse el premio al mejor de la noche.
Es el ADN del Canela, el germen del festival más bizarro de la Costa del Sol. «Y el público está entregado, porque sabe que nos lo curramos». Por eso están ahí aunque haya cambios en el cartel por la caída de alguna banda, o incluso cuando el año pasado un vendaval les obligó a desalojar el recinto y cortar durante tres horas. «Y la actitud del público fue de diez. Salieron de forma ordenada, se quedaron en los alrededores y se lo tomaron con muy buen humor. Y después: 'se acabó el recreo, volvemos al festival'». Para ellos, la incógnita del éxito está resuelta: «Ponemos al público en el centro».
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