Se entera por esta entrevista que este lunes, durante su concierto, recibirá el premio Málagajazz, un reconocimiento al virtuosismo con el instrumento en un género exigente como pocos. «No lo sabía, es una sorpresa para mí. ¡Gracias!», escribe en el cuestionario enviado por email para ... salvar las diferencias horarias y de agenda. Confiesa sentirse «honrado» con esta distinción. Y lo dice nada menos quien tiene en casa un Grammy y otras 14 nominaciones. El saxofonista estadounidense Joe Lovano regresa al Teatro Cervantes para abrir hoy el 37 Festival Internacional de Jazz, esta vez con la compañía del guitarrista Jakob Bro y su homenaje al compositor Paul Motian (20.00 horas, entre 12 y 36 euros).
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No es nuevo en ese escenario. La última vez que se subió a él fue junto al pianista cubano Chucho Valdés hace unos siete años, cuando el hijo de Bebo pasaba largas temporadas en la Costa del Sol. Aquí tocaron y prepararon una gira internacional. «Lo recuerdo con mucho cariño. El ensayo y nuestro concierto en el hermoso Teatro Cervantes fue emocionante», asegura. Se conocen desde hace años, desde una actuación en La Habana de la orquesta a la que pertenecía Joe Lovano en los 80, y el buen 'feeling' entre ambos en Málaga era evidente. Y eso está por encima de cualquier premio. «Para mí, tener el abrazo de los maestros con los que he trabajado me da la confianza y el impulso para avanzar hacia el mañana», afirma.
A sus 70 años (cumplirá 71 en diciembre), el saxofonista de Ohio forma parte de esa generación de veteranos del jazz que ha bebido de los clásicos para trascenderlos y buscar su propio camino. Eso mismo aconseja a los jóvenes que empiezan: «Sé tú mismo y cuenta tu propia historia». Y añade: «Si vives en los sonidos y espíritus de la música, esta te hará libre. Mente, cuerpo, alma». No vale repetir fórmulas ni tampoco olvidarse de las raíces, un difícil equilibrio donde él se maneja con soltura. Juega con algo de ventaja. Creció con el jazz en casa gracias a su padre, Tony 'Big T' Lovano, saxofonista como él en la época dorada de esta música. Cuenta que incluso se codeó con Coltrane en una jam session. Y eso imprime carácter.
Se formó escuchando el bebop de Charlie Parker y la vanguardia jazzística de Miles Davis, pero también la música popular de Frank Sinatra y la voz tenor de Enrico Caruso. A todos ellos acabaría homenajeando a lo largo de su carrera en diferentes discos. «En el fondo, el jazz y el arte de improvisar son tu historia personal, hacia dónde has viajado en tu desarrollo como músico. El jazz es abrazar todas las cosas, escuchar y compartir el espacio con todos los que te rodean en una exploración colectiva y espontánea de la música», argumenta.
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Su último trabajo se titula 'Our daily bread' y suena de lo más pertinente en estos tiempos en los que la guerra sacude al mundo occidental. «Es una oración por la paz con amor. También es una reacción a toda la energía agresiva que nos rodea. La música nos brinda la oportunidad de expresar con sonidos y sentimientos todas las cosas que experimentamos a diario», explica. En realidad, en esto ha consistido toda su vida: «Siempre se ha tratado de reflexiones y proyecciones».
Le preguntamos por Sheila Jordan, la infatigable voz del jazz, la cantante nonagenaria amiga de Parker que cada poco visita España (y Málaga) con la misión de mantener vivo el jazz. Ella asegura que aquí, en Europa, la música de la improvisación se cuida más que en su país. Y Lovano le da la razón: «No existe un Ministerio de Cultura en Estados Unidos como los hay en toda Europa». Pero su visión de futuro está cargada de optimismo: «El jazz es una música universal que no se limita a fronteras». Y por eso, sentencia, «nunca morirá».
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Desde el 'ethio-jazz' al post-bop, desde el jazz latino a las nuevas tendencias. El 37 Festival Internacional de Jazz despliega en el Teatro Cervantes un programa ecléctico apoyado en nombres propios de la escena jazzística internacional. Además del galardón a Joe Lovano, el certamen otorgará el Premio 'Cifu' a Paquito D'Rivera en un concierto muy especial (12 de noviembre), un homenaje al pianista cubano Bebo Valdés en el décimo aniversario de su fallecimiento organizado en exclusiva para el Festival Internacional de Jazz de Málaga.
Unos días antes, la compositora y directora Maria Schneider se citará con la Clasijazz Big Band, una agrupación en la que comparten protagonismo relevantes músicos malagueños como los saxofonistas Enrique Oliver y Tete Leal con nuevas promesas del jazz nacional (7 de noviembre). Además, Ron Carter volverá a pulsar su contrabajo en Málaga. Lo hará el 8 de noviembre, con 86 años y liderando el cuarteto Foursight. La segunda presencia de figuras del jazz español llegará en formato dúo:la trompetista y cantante Andrea Motis y el pianista Marco Mezquida presentan un variado repertorio con standards, música brasileña, versiones de The Beatles y temas propios (9 de noviembre).
Shai Maestro regresa a Málaga, pero esta vez como líder (antes acompañó a Avishai Cohen). El pianista israelí conducirá su cuarteto el 10 de noviembre, y al día siguiente pisará la escena del Cervantes la cantante coreana Youn Sun Nah con su timbre seductor y sensual (11 de noviembre). El ciclo se cierra el lunes 13 con un veterano y prestigioso músico: Mulatu Astatke, la máxima figura del 'ethio-jazz', una original mezcolanza de jazz, soul, funk africano, ritmos latinos y música tradicional etíope.
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