Joaquín Sabina, como «un boquerón más» en su vuelta a Málaga

Así que a cantar se ha dicho. O a hablar, que ya se sabe que en Sabina es casi lo mismo e incluso da igual. Poco importa que su voz sea cada vez más ronca y que apenas se levante de la silla. Joaquín sigue siendo Sabina 'contra todo pronóstico', como ha titulado a esta gira de retorno con su socarronería habitual. Y la prueba está en su capacidad para mover a las masas: 7.000 personas le vieron, le cantaron y le vitorearon anoche en el Martín Carpena y otras 7.000 lo volverán a hacer este domingo en este mismo lugar. Entre ellos muchos (muchísimos) jóvenes, parejas y grupos de chavales que ni siquiera habían nacido cuando Sabina se colocó su primer bombín. Entre ellos, también, nuevos amigos en la vida de Sabina a los que saludó con cariñosas palabras, como a la cantante malagueña Vanesa Martín, a la que tiene «el enorme placer de querer muchísimo como persona y admirarla como cantante».

Es uno de sus muchos vínculos con una tierra a la que «hacía mucho tiempo que no volvía» entre su aparatosa caída del Wizink y la «maldita» pandemia. Y precisó: «Nunca digo ir a Málaga, sino volver». Porque, como siempre recuerda, en Pedregalejo, en un bar llamado Zambra, encontró «una especie de sucursal de La Mandrágora» e hizo grandes amigos, desde «Antoñito Banderas a María Barranco». Una ciudad de «verdial y boquerón en las playas de Málaga la bella», como le dedicó en un aplaudido soneto.

Las referencias a Málaga («te lo juro por el Cristo de Mena y la cabra de la legión», «no lo permita el Cautivo») fueron constantes entre uno y otro tema de un repertorio de himnos inabarcable. Por eso en este recital con aires de balance vital no sobraba ninguna canción, aunque faltaban unas cuantas (¡ay 'La del pirata cojo' y 'Pacto entre caballeros'!). Imposible contentar a todos. De su útima etapa de la mano de Leiva sonaron 'Lo niego todo' y 'Lágrimas de mármol'. Con 'Llueve sobre mojado' aprovechó para saludar a su banda, a los que le acompañan desde hace años, como Antonio García de Diego y la corista Mara Barros; y a los que se estrenan, como el guitarrista Borja Montenegro, «savia nueva» que ocupa el lugar de Varona. Siete músicos en total daban cobertura y empaque al de Úbeda en un espectáculo con la producción de los grandes.

Y, por supuesto, no faltaron los 'imprescindibles'. Entonó 'Por el bulevar de los sueños rotos' con la imagen de Chavela Vargas de fondo; a dúo con el público hizo su 'Canción para la Magdalena', para la celebrada '19 días y 500 noches' retomó la guitarra, emocionó con 'Y sin embargo' y puso definitivamente al público en pie con el rock de 'Princesa' e 'Y nos dieron las 10'. 'Pastillas para no soñar' cerró la noche con su conocida advertencia al respetable: «Si lo que quieres es cumplir cien años, no vivas como vivo yo». Porque Sabina no vivirá cien años, él es inmortal.