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Robe Iniesta habla lo justo. Nunca dice una palabra de más. A veces responde simplemente con una risa seguida de un silencio al otro lado de la línea telefónica. Pero cuando se pronuncia es rotundo, claro y directo. La corrección política no va con él ... por mucho que este Robe sea menos canalla y más calmado que el que años atrás lideraba Extremoduro, la banda de rock convertida en leyenda. El compositor, músico y poeta regresa a Málaga este sábado en la recta final de la gira 'Ahora es el momento' (Auditorio Municipal. 21.00 horas), a solo seis conciertos de hacer una «parada indefinida» para preparar lo nuevo. Pero a sus 60 años muy vividos, el de Plasencia no tiene ninguna intención de dejar la droga del rock. «Los músicos nunca estamos ni de vacaciones del todo ni trabajando del todo. No me imagino haciendo otra cosa».
-Entra en la recta final de la gira. ¿Acusa ya el cansancio?
-Tampoco es una gira de salir y no volver en uno o dos meses. Tocamos viernes y sábados y el resto de la semana estamos en casa tranquilamente.
-Son conciertos de tres horas con descanso, ¡como una ópera!
-(Ríe) Es que tenemos muchas canciones y muy largas. Está todo el fondo de armario de Extremoduro, mis discos y también hemos querido meter cositas nuevas.
-Hay que tener valor para hacer temas de diez minutos. Valor o voluntad de hacer lo que a uno le da la gana.
-Me preguntan a veces si se trata de ir a la contra y no lo es. No lo tengo en cuenta ni podría ponerme más pegas a las horas de componer. Cuando intuyo que una canción está acabada, pues digo hasta aquí. Si han pasado cinco o 25 minutos no me importa.
-Es tan raro practicar esa libertad en la música….
-Es una libertad que viene de rebote. Puedo hacer una canción de cuatro minutos a ver si la ponen en la radio, pero si luego digo «puta loca» en la letra… ¡Cómo me la van a poner! Para qué me voy a preocupar si al final da igual.
-Cuando anunció la fecha del Wizink Center de Madrid dijo: «Un último concierto antes de cerrar el chiringuito». Y desde su oficina se hablaba de «parada indefinida». Eso suena a despedida.
-No, no, no. Es indefinida porque no hay fechas concretas de volver, hay planes. Lo más difícil está, que son los temas nuevos. Ahora hay que meterse al local, sacar primero un disco para finales de 2023 y preparar la gira para 2024.
-¿Alguna vez se le ha pasado por la cabeza la retirada?
-No, no pienso en eso. Supongo que llegará un momento en el que no pueda hacer conciertos porque tienes que estar bien, tener la voz bien, pero también se puede dejar el escenario y seguir componiendo.
-No entiende la vida de otra forma.
-Los músicos nunca estamos ni de vacaciones del todo ni trabajando del todo. No me imagino haciendo otra cosa, al final esto es lo que más gozo.
-E imagino que hay que pagar facturas, como todo el mundo.
-Claro, no se puede estar sin hacer nada. ¡Aunque tengas mucho dinero!
-¿Siente nostalgia por el Robe de 30 años atrás o se queda con este?
-Intento vivir el presente en todo momento. El pasado ahí está, muy bien, ya pasó. Vivo el presente y planifico el futuro lo justo y necesario.
-¿Hay demasiados mitos en torno al rock?
-Me imagino que como en torno a todas las músicas.
-Bueno, el rock se presta más. ¿Extremoduro se ha convertido ya en un grupo leyenda?
-Supongo que para mucha gente, sí. Y eso está muy bien. Está muy bien todo lo que se hizo, pero intento estar más en el presente. Que además lo estoy disfrutando mucho.
-Sé que le cansa hablar de Extremoduro, pero el resto no deja de hacerlo. Acaban de publicar 'Extremoduro. De Profundis'.
-No es un libro que sale ahora. Salió hace ya tiempo, pero con el pretexto de que faltaba un disco que se hizo después, ahora han hecho una reedición añadiendo cosas de ese disco y de la separación del grupo. Yo no he querido participar porque me parece un poco sacaperras. El libro ya se vendió y ahí está la historia de Extremoduro. Lo demás es querer vender otra vez lo mismo. No me parece bien.
-Usted ha logrado convertir en leyenda hasta su relación con las drogas. Se ha escrito mucho sobre si consumía, dónde lo hacía, cuánto… ¿Le llama la atención tanta literatura sobre el tema?
-Yo creo que la gente es muy cotilla últimamente.
-¿Últimamente solo?
-Pero ahora más, hay ya programas en plan profesional destinados a hablar de los demás. Me parece demasiada preocupación por la vida de los demás. Hay que preocuparse más de intentar ser feliz uno mismo.
-¿Le molesta que se hable de esto?
-No, pero me gusta que se hable de mi música y mi trabajo. Mi vida personal me la quedo para mí y para mis amigos. Lo que ofrezco al público es mi obra y mi trabajo.
-En una de sus canciones dice que es un adicto feliz.
-(Risas)
-¿Qué le ha hecho perder la cabeza? Es una expresión que repite varias veces en 'Después de la catarsis'.
-La música me la hace perder.
-¿Todavía?
-Claro, si hubiera perdido la ilusión y las ganas no estaría aquí. El arte no se puede hacer de otra forma.
-Ahora es un Robe más calmado y menos canalla, ¿cree que alguno se sentirá decepcionado?
-Me la suda un poco. Bueno, me la suda bastante.
-Imagino que esa es la clave para mantenerse cuerdo en esta profesión.
-Siempre digo que los artistas necesitamos ánimos y un reconocimiento de la gente. Este no es un trabajo que se pueda valorar objetivamente, no es como hacer una pared que tú ves si está recta o no lo está. Cualquiera te puede decir que lo que haces es una mierda porque para él lo sea, y te lo puede decir con toda la razón. Siempre nos hace falta ese ánimo y ese apoyo para convencerte, porque al final tienes que poner toda tu energía en hacerlo. Y si no tienes la energía, no lo haces.
-¿Alguna vez se ha sentido bajo de autoestima?
-Todo el mundo en algún momento se ha sentido así. Y con el arte es muy fácil que suceda. Te viene bien ese ánimo, pero también hay que tener cierto nivel de 'sudapollismo' para poder hacer lo que quieres y tener ese valor.
-¿Hay canciones suyas que ahora no haría?
-¡Hombre, claro! ¡Muchas! Es normal, es la evolución. Vas aprendiendo a ser y vas haciendo las cosas de otra manera. Si cojo ahora cualquier canción, le cambiaría mil cosas o podría decir que ahora no lo siento de esa manera. Renegar no, pero sí evolucionar y mirar hacia adelante.
-¿Qué le parece la famosa canción 'Vamos a volver al 36' que cantaron los chicos de VOX en un evento?
-No he tenido el placer de escucharla (risas). No me interesan esas mandangas.
-¿Cree que la Fiscalía debe actuar?
-Es más fácil que la gente tenga un poco de cabeza y escuche lo que quiera escuchar. Eso es mejor que prohibir. También está la libertad de expresión. Hay que tener un poco de cabeza y no nos tienen por qué prohibir lo que no queramos oír.
-La libertad de expresión es para todos, nos guste más o menos lo que digan.
-Claro. Se tiene que poder provocar, no se puede ser tan estricto, se tiene que poder decir las cosas y hacer pensar a la gente. Pero si entramos en el terreno de 'sí, provocar pero solo en este sentido'...
-Es que esa simple expresión remueve mucho en este país. Es un tema no superado.
-Pues debería estarlo, ya va para casi cien años.
-La Fiscalía sí actuará en el caso de los gritos machistas del colegio mayor Elías Ahúja, ¿conoce el caso?
-Sí, me parece una cosa un poco exagerada con todos los políticos hablando de unos chavales. No lo acabo de entender mucho. ¿Todos los políticos del país tienen que estar a ver cómo solucionan eso? Me parecen unos chavales que están colgados, que han hecho una colgadura y ya está. No creo que sea una cosa como para que se tenga que estar hablando de ello a nivel nacional.
-Le confieso que me preocupaba un poco esta entrevista. Sé que no le gusta demasiado la prensa
-No es que me guste poco. Es que hay momentos que sí y otros que no. Si estás en una gira es normal, porque quieres que la gente se entere. Pero no se puede estar todo el tiempo dando la brasa, no es cuestión de estar ahí dando tu opinión a todo el mundo. Cada uno que piense por sí mismo. A mí me gusta hacer pensar con mis canciones.
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