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Imposible llevar la cuenta de los conciertos de su carrera. Solo en Málaga ha actuado en La Malagueta, en la Constitución, en el Martín Carpena, en el Puerto, en el Cervantes... Pero esta vez era «especialmente distinta» a todas. «Esta noche sobrevolando mi cabeza ... y mi corazón está mi madre». Luz Casal se entregó en cuerpo y en alma a un Cervantes abarrotado tan solo tres días después del fallecimiento de su madre. Si siempre acaricia cada palabra, siente cada frase y vive cada letra, imaginen anoche. Más que nunca ella puso Luz a la oscuridad.
No fue hasta la segunda parte del concierto cuando Luz Casal se confesó ante un público roto en aplausos y en pie. Conforme pasaban los minutos se iba quitando capas de ropa –de un maxi abrigo de flecos a un sencillo vestido negro– y desnudándose también por dentro.
«En estos días sentí todo el aprendizaje que mi madre me dio, todos esos consejos, incluso esas frases sencillas, que me decía para rematar un problema o una preocupación mía. Y os voy a decir una cosa, he llegado a la conclusión de que el cuerpo se va pero el espíritu estará siempre presente. Por eso no tengo un dolor que me haga imposible estar esta noche aquí con vosotros, tengo una especie de sensación de paz, de ser la continuación de lo que esa mujer jovial, bella, buena persona, honesta y muchas cosas más me ha dejado». Terminó su reflexión con un sentido «gracias» para afrontar con un nudo en la garganta –el mismo que tenía el público– 'Entre mis recuerdos'.
No hizo más «uso del drama» sobre el escenario: «No me gusta salvo que lo haya escrito un poderoso escritor o compositor». La cantante se empapó de la energía del auditorio para ofrecer dos horas y media de concierto al más puro estilo Luz Casal: emotivo, desgarrador, roquero... La gallega tiene repertorio, voz y actitud para pasar de una balada profunda a un tema vibrante sin transición.
Reservó la artillería pesada para la segunda parte. Invitó a cantar al Cervantes con 'Un nuevo día brillará', se puso sentimental con 'Besaré el suelo', descreída con 'No me importa nada', eléctrica con 'Loca'... El teatro no la dejaba sola ni un minuto, acompañándola en cada letra y aplaudiendo en pie tras cada canción. La primera parte fue íntegramente para 'Que corra el aire', su primer disco con canciones nuevas en cinco años: «Pretendemos que aquellos que lo tenéis veáis cómo lo hacemos en vivo y los que no, que lo escuchéis y luego lo compréis». Desplegó así un catálogo de temas optimistas que animan a vivir el ahora y a perder el vértigo saltando, junto con otros que atraviesan el corazón, como el recuerdo a 'Lucas', un niño que murió de forma prematura, y a su padre. Se despidió de Málaga con 'Te dejé marchar', la historia de un amor que se va que anoche cobró un nuevo sentido.
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