Escenario. Todo el pueblo de Ojén se implica en este festival. D. L.

Ojeando se rejuvenece

Festival. Los más jóvenes se apropian de un certamen más independiente y millenial

DAVID LERMA

Sábado, 1 de julio 2023, 02:00

A las siete y media de la tarde, Ojén se desperezaba con los acordes flamencos y eléctricos de Cristian de Moret, que ensayaba en la plaza de la iglesia de la Encarnación. Un abuelo echaba la tarde sentado en un banco y dos modernas jaleaban ... al músico con entusiasmo. Ojeando es un festival de pueblo para el pueblo. Faltan dos horas para que todo comience. Los niños gandulean, los turistas extranjeros se apalancan en las terrazas y, poco a poco, Ojén se va preparando para una noche de música y fiesta. El público va llegando con mansedumbre. Los hosteleros llevan horas atrincherados en sus barras. «Hoy se viene una buena», dice una camarera.

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Cristian de Moret va a actuar por primera vez en Ojén. Acaba de editar su último álbum, 'Caballo rojo' y es de lo más esperado en el escenario de este festival que ha sufrido sucesivas mutaciones en sus trece ediciones anteriores y se ha ganado el prestigio y el apoyo de las localidades vecinas. Juan Merino, el nuevo alcalde del municipio, presentó con retraso una cita un poco desleída por el cambio de gobierno, que arrancó con la emergentes Dani, una de las nuevas sensaciones del pop indie, deliciosamente descarada mientras concitaba la atención del público más joven. «Soy Dani y aquí estamos en Málaga por segunda vez», provincia donde debutaron hace dos años, precisamente. Dedicaron un tema a Colectivo da Silva, quienes ya de madrugada tomaron el escenario principal.

Los conciertos se prolongaron hasta la madrugada. D. L.

Zahara y Martí Perarnau, esa feliz coincidencia que se hacen llamar Juno, tomaron el relevo poco antes de las once de la noche. El público, bien lubricado de entusiasmo, brindó con entusiasmo su sofisticado pop, lleno de estilo e ironía. Simultaneamente, se desarrollaban las actuaciones de Mar Louise en la plaza, donde los espectadores sin abono pudieron disfrutar de Amante Laffon, Polarnova y Señor Torrance, siempre ínclitos en su energético directo.

El de este año es un público más joven. Si el año pasado tuvo su momento carrozón con la actuación de Los Enemigos, ayer Ojén se sumergió en el sueño millenial. La sociología del festival Ojeando es esquiva y tiene un encanto especial para los más jóvenes, que deambularon por los diferentes escenarios como si estuvieran en una verbena. Y es que Ojeando implica a todo un pueblo que vive la mayor parte del tiempo de espaldas a los grandes acontecimientos de la costa.

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Cristian de Moret actuó anoche por primera vez en Ojeando. D. L.

Sexy Zebras auparon al público con sus evanescentes evoluciones rockeras, conectados a esa porción de la juventud que sigue confiando en el poder de una batería, un bajo y una guitarra. Cerró el escenario final Eddie Mizake, el promotor y DJ que lleva un par de años dando pábulo a lo más bizarro y esquivo de la escena musical malagueña. Fue una noche bien cumplida de estímulos musicales, que continuaron hasta el filo del amanecer cuando los ritmos electrónicos del escenario Molino reunieron a los irreductibles que no quisieron irse pronto a casa. Allí estuvieron Pío Vallés, Chris Martin, Álex Sánchez y Javi Martín, Jhon Mena e Isabela Clerc.

El problema fue la vuelta a la casa. Hubo momentos de apuro para regresar y un tráfago de confusos taxis y vehículos en la alta madrugada. Un tiempo muerto que alguna pareja aprovechó para estrecharse entre las escuetas calles de Ojén, que ayer vivió una noche espléndida.

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