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Cristina Pinto
Sábado, 10 de junio 2023, 01:05
Descuelga el teléfono y tras un '¿Qué tal está?', ella no duda: «Muy contenta porque ayer me dieron el premio de la AIE a toda una vida en la música y todavía me dura la contentura». Martirio cumplirá el año que viene 40 años en ... la música y ahora mismo trabaja en tres espectáculos a la vez. Uno de ellos, el aniversario y las bodas de plata de 'Coplas de la Madrugá' junto a Chano Domínguez Trío, que fue el primer disco de la historia de copla-jazz. Con este espectáculo llega el 29 de junio al Teatro del Soho CaixaBank, donde se podrá escuchar temas como 'Torre de arena', 'Ojos verdes' o 'La bien pagá' junto a Hoacio Fumero al contrabajo y David Xirgu en la batería. «Tengo muchas ganas de volver a Málaga, donde hace 25 años ya estrenamos este trabajo en el Cervantes. Sé que va a gustar muchísimo», asegura la cantante onubense en su conversación con SUR. A sus 69 años, esta artista tan revolucionaria como humilde, es un terremoto que no quiere frenar.
–Está que no para.
–Mi día a día es de mucho maleteo y mi rutina es como la de una mujer que vive sola y se hace todas las cosas sola con un tiempo preparado para el trabajo y las canciones. Pero muy feliz porque cuando tengo trabajo no tengo dolores. Es una alegría muy grande porque dedicarte a lo que te gusta, Cristina, es salud. Y gracias a Dios yo he podido dedicarme a mi pasión.
–Tanta alegría que tiene 69 años y no piensa dejarlo.
–No, no. Ni me puedo jubilar ni tengo ganas. Se me quita todo cuando tengo al público delante, todo lo que he hecho es para que me quieran; así que cuando noto el calor de ellos soy la mujer más feliz del mundo.
–Ni puede, ni quiere. ¿Por qué?
–Por las pensiones que tenemos los artistas y por montones de cosas.
–¿Ha sufrido la inestabilidad laboral?
–En nuestro oficio hay muchísima inseguridad de no saber lo que va a ocurrir, de no saber si te van a contratar... Menos mal que tienes el colchón de la vocación y de la entrega, pero la inestabilidad es mucha. Aunque eso lo sabemos en cuanto elegimos la profesión, eh; los artistas sabemos que estamos siempre en un alambre a nivel económico.
–Pero luego siente la fortuna de trabajar por dinero y por pasión.
–Eso es lo maravilloso de esto. No sé que haría si trabajara en un sitio que no me gustara, seguramente enfermaría (risas). La gente me ha permitido todos estos años ir cambiando de género y hacer cosas muy distintas para no encasillarme, eso es una satisfacción muy grande. He podido ejercer 40 años una carrera sin marketing y en absoluta libertad, que no es fácil.
–¿No hay ningún momento que no se haya sentido libre?
–Libre me he sentido siempre porque hay muchos momentos en los que decir 'no' es difícil, pero se aprende. A todo lo que no va conmigo, no me gusta o no casa con mi forma de pensar siempre he sabido decirle que no. A lo mejor me ha quitado de ganancias pero para mí la mayor ganancia es la honestidad con mi carrera y estar al lado de las cosas que tienen que ver conmigo.
–¿Sigue sintiendo lo mismo cuando sube al escenario?
–Como si estuviera en mi casa. Al empezar siempre tengo los nervios de una principiante y cuantos más años pasan, más respeto me da el público. Pero luego cuando estoy allí y actúo es el lugar de la felicidad. Cuando termino no tiene nombre... ¡Ay, cuando termino y ha salido bien! Soy la mujer más feliz del mundo, yo canto para terminar (risas).
–A finales de este mes llega al Soho con Chano Domínguez Trío para celebrar.
–Fíjate, nos presentó Kiko Veneno en el 85 y desde entonces somos amigos y nos queremos un montón. Los dos tenemos una carrera muy marcada por la investigación y por hacer lo que queremos en todos los circuitos comerciales. Eso une muchísimo.
–En aquel disco hicieron lo que quisieron.
–Sí, pero mira que a la gente que le gusta la copla ha terminado viendo que hay más lugares donde se puede encajar con naturalidad y que tienen muchas cosas en común con el jazz. Hay una unión muy bonita que enriquece a los dos géneros: la copla le da al jazz poesía, teatro, argumento y el jazz le da a la copla ritmo, frescura, improvisación, búsqueda...
–¿Le queda alguna fusión por hacer con la copla?
–Fusión no sé, a lo mejor algún día podría hacer algo con la música electrónica, que hay mucha que me gusta. Desde luego nunca con el reggaeton. Me quedan muchas cosas por hacer y muchas ilusiones por cumplir; mientras tengas esperanza estás vivo y cuando tienes ganas de crear lo haces en cualquier ámbito de la vida, hasta para freír boquerones.
–Entonces, ¿se atrevería con la electrónica?
–No lo sé, atreverme sí pero por experimentar, aunque tiene que ser lo que se sienta. Pero vaya, antes tengo que hacer más cosas, tengo pendiente hacer un trabajo de mujeres con Javier Ruibal que es mi amigo del alma; quiero hacer una canción con el testimonio de las mujeres de mi edad.
–¿Copla y reggaeton no casan?
–¿Copla y reggaeton? Por Dios, que no se le ocurra a nadie. Comprendo que exista y que haya gente que le guste y que haya reggaeton mejor y peor, pero no es una música con la que yo vaya a acometer de ninguna manera.
–Artistas como Rosalía lo han hecho.
–Bueno, ella es una fenómena, una mujer de su tiempo y la fusión es lo suyo. Ha escuchado mucho de flamenco y lo conoce bien, canta maravillosamente y además es una estrella. Es otro caso totalmente distinto.
–¿Qué echa de menos de la música de la actualidad?
–Echo de menos las letras, pasión, estudio... Haber escuchado música anterior para poder innovar con conocimiento; echo de menos no pasar cualquier cosa por buena, darle muchas vueltas y realmente cuando se da algo que es nuevo que sea auténtico y que modifique a quien lo escuche tanto para que piense como para que baile.
–Con los nuevos formatos es rápido hacer un tema viral y triunfar.
–Hay cosas muy incomprensibles en las redes pero bueno, hay que tener un respeto por la gente que lo hace. Hay que intentar escuchar música que motive, modifique y llegue al alma porque la música sana y cura; te hace reaccionar ante muchas cosas, te acompaña y te coloca en tu lugar en la sociedad. Cuanta mejor música escuches, mejor persona serás.
–Le ha curado mucho la música, ¿no?
–Sí, muchísimo. La música y el ambiente artístico en general, todo lo que tiene que ver con el arte para mí es una sanación, una esperanza y una alegría.
–¿Qué canciones hay en su 'playlist'?
–Escucho cosas distintas. Por ejemplo me gusta mucho el último de Anni B Sweet y Los Estanques, también estoy enfrascada escuchando 'La Razón Eléctrica' de mi hijo Raúl Rodríguez... Y luego escucho desde clásica, piano cubano, flamenco, guitarra... De todo.
–Bueno, con ganas de venir a Málaga, ¿no?
–Muchas, tengo una casita en un pueblo de allí y quiero mucho a su gente. Tengo muchas ganas de conocer el Soho y al público que siempre apuesta por la copla y la fusión.
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