Acumula millones de visitas en sus videoclips de Youtube, muchos de ellos espontáneos o rodeada de amigos. Y es que la jerezana Marina García saltó ... así a la fama: rodeada de su gente, en uno de los callejones más emblemáticos de su ciudad y cantando 'a capela' para los de alrededor.
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Esta cantante, nacida en 1995, está llena de pasión, optimismo y apuesta por lo suyo, algo que surgió de una forma tan casual que aún no puede creérselo. Marina, nombre que ha decidido usar también de forma artística, estaba con sus amigos una noche de fiesta en la calle. En uno de esos momentos de jolgorio, la artista se arrancó a cantar delante de todos; al día siguiente, sus amigos subieron ese vídeo a las redes y la jerezana se hizo viral en cuestión de días.
Hoy, casi seis años después, la cantante rebosa alegría y ganas de presentar su nuevo trabajo, que sea de todos aquellos que amen el flamenco y las bulerías tanto como ella: «Empecé a estudiar educación infantil y en primero de carrera surgió todo esto y decidí apostar por la música», cuenta, aunque antes de este hito tan inesperado, Marina aprendió guitarra en el conservatorio y cantó en la compañía de Rosario Montoya en el Teatro Quintero de Sevilla.
Hace pocos días, la artista puede presumir orgullosa de que 'Salida de emergencia' es una realidad palpable, un segundo disco hecho con mucho cariño y a fuego lento (con la llegada de la pandemia de por medio) que ya reúne miles de escuchas en Spotify y Youtube. Ante esta buena nueva, Marina reconoce estar expectante y mantenerse «positiva», aspirando a girar pronto por toda España e incluso dar el salto a Francia, donde también tiene su público.
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Este fin de semana, 17 y 18 de abril, estará en la terraza Maruja Limón de Torremolinos, aunque ya agotó entradas para las dos actuaciones varios días antes. Con este nuevo trabajo, que presentará en Málaga para un grupo muy reducido de afortunados, Marina reconoce que no quiere «perder» su esencia, esa que tantas alegrías le ha dado: «Si a la gente que me escucha la gusta esta línea no puedo darles otra cosa», cuenta con la sonrisa henchida y la ilusión latente.
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