María Peláe atiende al teléfono en una jornada maratoniana de promoción, la primera de muchas. «¡Gloria bendita!», exclama con su desparpajo habitual. Dos días después ... de la final de 'Tu cara me suena', presenta en rueda de prensa el disco que lanzará este viernes. 'Folcrónica' se llama lo nuevo de esta «folclórica de la modernidad». La malagueña no ganó el 'talent-show' de Antena 3, pero sí triunfó. «Todo este curro era para que mi música le llegue cada día a más gente». Y lo ha conseguido. Para muchos es la «artista revelación del momento», el «gran descubrimiento» del año, pero detrás de ese título hay una mujer formada en Antropología y Trabajo Social que lleva más de una década luchando por un sitio en la escena. Primero, ella sola con su guitarra; después, al frente de una banda con unos modernos arreglos musicales. En esencia es lo mismo: letras pulidas al máximo con juegos de palabras y dobles sentidos, un deje flamenco y la guasa andaluza. Siempre con mensaje, rompiendo tabúes y con la colaboración de su pareja, la también artista Alba Reig.
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–Después de más de una década en la música, ¿cómo sienta que le llamen a una artista revelación?
–Pues da mucha alegría, aunque sea al tiempo de estar encima de los escenarios. Cuando me dicen esas cosas me acuerdo mucho de una frase de La Shica que decía «soy la artista revelación más vieja» (ríe). Durante muchos años la han llamado artista revelación aunque llevara una jartá de años revelada.
–¿Nota cambios en lo cotidiano? En la mirada de la gente en la calle, por ejemplo.
–Es cierto que desde 2019 apenas salgo, solo para los conciertos. Desde que empezamos a grabar 'Tu cara me suena' en septiembre, he estado en el plató o en casa estudiando al siguiente artista al mismo tiempo que me iba de gira. Salí hace tres días y a la quinta persona que me reconoció… unos sudores y me puse roja, roja. Pensé: ¡Ay Dios mío! Pues sí que la gente ve la tele y esas cosas (ríe). Pero muy contenta, porque todo este curro era para que mi música le llegue cada día a más gente. Y si es así, bendito sea.
–Y en la profesión, ¿también le tratan a una diferente cuando alcanza cierta popularidad?, ¿le toman más en serio?
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–No es en la profesión, en general. Hay veces que hasta que tu nombre no viene masticado y en una bandeja no te empiezan a respetar. Musicalmente hablando, pero sucede en cualquier trabajo. Siendo mujer también tienes que demostrar el doble para que se te empiece a dar una valía. Y cuando supuestamente te va mejor, todo lo demás acompaña. En mi caso, he tenido la suerte de contar con compañeras como Vanesa Martín y Rozalén, que ya nos conocíamos de antes y hemos empezado en circuitos muy similares. Entonces el respeto, el cariño y la admiración mutua ya estaban ahí.
–Imagino que el reto ahora es no quedarse en ser la artista de moda.
–Claro, seguir trabajando. Cada cosa buena que me pasa, cada vez que hay algo que va un poco mejor, siempre me lo tomo con un ojo cerrado y con otro abierto. Una nunca sabe cuándo van a ir bien las cosas y cuándo van a decaer. Mi tónica general es trabajar, trabajar, trabajar y pensar en cómo sorprender a la gente para que no sea simplemente una moda.
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–¿Qué es ser folcrónica?
–Es un juego de palabras, que no hay cosa que me guste a mí más. Intento llevar lo más añejo a lo más moderno y viceversa. Siempre me he sentido una especie de folclórica pero en el día de hoy, de la modernidad. Por eso y porque en cada canción me gusta incluir algún mensaje, decir cosas, está la crónica dentro del folclore.
–¿Con qué nos sorprenderá esta vez?
–Habrá un mejunje de 'tó'. Una miguita de todo lo que hemos ido sacando todo este tiempo y al mismo tiempo canciones nuevas. Algunas van a ser muy flamencas, otras muy modernas y, entre medias de todo eso, he tenido la suerte de que me acompañen mujeres de arte: Vanesa Martín, Pastora Soler, Las Niñas, Sandra Carrasco, Nía Correia… Estoy súper contenta.
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–Quien escuche estas canciones y busque 'Hipocondría', su primer disco, ¿pensará que son mujeres diferentes?
–Si escudriña un poco se dará cuenta de que no. Ahí hay canciones como 'Si se achucha, entra' que yo sigo cantando a día de hoy. Es evidente que el tipo de producción es diferente. Era un disco más flamenco al uso, no tenía tantos tintes modernos. Pero lo que es el sentido a la hora de escribir y el tipo de composición sí es muy similar.
–¿Reniega de esa María Peláe cantautora con la guitarra a cuestas?
–Jamás puedo renegar de lo que soy. Al revés, muchas de las canciones surgen a guitarra y voz porque las compositoras de todos los temas somos Alba y yo. No puedo renegar de eso, yo he empezado y me he nutrido de los bares de canción de autor.
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–¿Siente que ya ha encontrado su lenguaje o sigue en la búsqueda?
–Siempre en cada momento he hecho lo que me ha salido y he sentido. Siempre me he encontrado. Quizás la diferencia ha sido el vestido, la guinda, la manera de producir esos temas precisamente para que llegue a más gente. Pero el fondo siempre ha sido el mismo.
–No sé si era su objetivo, pero con su paso por 'Tu cara me suena' ha contribuido a la visibilidad de las mujeres homosexuales. ¿Faltan referentes femeninos?
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–Realmente no me he parado conmigo misma a decir: 'Voy a ser un referente'. Simplemente he sido yo. Y si yo tengo una pareja que es una mujer, ¿por qué no voy a decirlo? Es todo desde la mayor naturalidad posible. Pero precisamente cuando yo era pequeña me hubiera encantado que alguien hubiera sido natural y hubiera tenido un referente, que yo encendiera la tele y viera que una mujer podía estar con otra. Cuando yo era pequeña no había. Las series como mucho estaban añadiendo a un hombre gay, pero a una mujer lesbiana… ¡Vamos! Eso ni soñar.
–Y aún hoy pasa.
–Es que dentro de todo no podemos olvidarnos de que somos mujeres y tenemos un camino mucho más largo y más duro que recorrer en general. Imagínate ya cuando se mezclan dos cosas: eso y otro tipo de orientación sexual.
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–Es 8 de marzo, ¿cuál es su reivindicación?
–Mi reivindicación es reivindicar todos los días. Manifestarme y abiertamente decir que soy feminista. No sé por qué últimamente hay que tener un poco de reparo en decir que lo que quieres es la igualdad, que realmente es lo que significa el feminismo. Otra cosa es que dentro de las personas que se consideran feministas, cada una tenga sus pensamientos como personas diferentes que somos. Pero eso nunca mancha el hecho de ser feministas y de decir que lo que queremos es igualdad.
–¿Se ha sentido señalada o discriminada?
–Por el hecho de ser mujer tienes que demostrar el triple o el cuádruple para que se te empiece a considerar, para que se te empiece a creer. Dicen: 'Ah pues sí, esta chica es buena'. Vale, pero he tenido que hacer diez veces más que un compañero para que empieces a medio concederme el beneplácito de escucharme. Eso nos pasa en cualquier empresa, no solo en la música. Y teniendo una pareja mujer, imagínate. En otros trabajos que he podido tener me han preguntado: '¿Y tu novio cómo se llama?'. Se da por hecho. Es bueno empezar a normalizar las vidas de cada persona tal cual elijan vivirlas.
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–En Málaga actuará el 28 de mayo en el Fulanita Fest, en Marenostrum Fuengirola, un festival con solo mujeres en el escenario como contrapunto a la falta que hay de ellas en otros carteles.
–Me pone muy contenta estar ahí. Pero sería genial que en el resto de festivales y en diferentes listas de reproducción se vaya apoyando cada vez más el talento de las mujeres. No es que no haya, es que se nos escucha menos. Siempre tenemos que echarle más papas al guiso.
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