Manolo García, en una imagen promocional. SUR

Manolo García: «Elegí el oficio de músico para vivir a salto de mata»

El artista presenta el sábado 9 de julio en el Auditorio de Málaga sus dos últimos discos, 'Mi vida en Marte' y 'Desatinos Desplumados', ambos lanzados en 2022

Viernes, 8 de julio 2022, 00:11

Es dueño y señor del diccionario de sinónimos, no hay palabra que este maestro de la poesía no maneje ni metáfora que se le escape. Y lo curioso de todo es que siempre encuentra la conjunción perfecta para crear unos versos con melodías que perduran ... en el tiempo, calan y van más allá de la superficie. En esta entrevista hemos descubierto su secreto: leer mucho y ser curioso, estar desconectado de las redes sociales y no preocuparse por el tiempo (en cualquiera de sus sentidos). Manolo García lleva más de 40 años acompañando a varias generaciones en su crecimiento vital y poniendo voz a acontecimientos importantes. En esta ocasión sus seguidores han podido comprobar de primera mano que la pandemia no sólo ha derivado en aspectos negativos para el día a día: su artista favorito ha sacado al mismo tiempo dos discos, 'Mi vida en Marte' y 'Desatinos Desplumados', álbumes que presentará, junto a un mix de éxitos del pasado, este sábado 9 de julio en el Auditorio de Málaga.

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-¿Cuánto tiempo tiene para esta entrevista, Manolo?

-El que tú quieras, yo vivo sin prisas (risas).

-Estupendo, esa es la actitud. Muchas giras, discos y conciertos a sus espaldas... ¿Pesan o le elevan?

-Es una elección de juventud, empecé a tocar en grupos de baile y en verbenas y la verdad es que ya es una suma de años importante, pero no pesan. Este tiempo de parada en la pandemia nos ha dejado a todos los músicos descolocados, necesitábamos esto, volver. Hay aspectos de la vida del músico que son menos gratificantes, vida de hoteles, carretera, ave, aviones... Pero compensa porque hay un momento culminante que es el del concierto y del disco, cuando sale a la calle y llega al público. Quizás ahora los ritmos son diferentes, la urgencia es distinta. Cuando empiezas como músico y creador eres un volcán en erupción, luego eres más cauteloso a la hora de presentar. Pero el paso de los años no te hace decrecer, si lo hiciera habría que dejar la música.

-Es curioso que comente lo de la forma más pausada de hacer discos. Usted acaba de sacar este último año dos, ha regalado a sus seguidores más canciones de las que esperaban.

-Ha habido más tiempo, menos ocupaciones sociales. Hemos tenido esa sensación de introspección casera, porque los músicos nos relacionamos mucho y eso nos quita tiempo para componer. La apetencia y la necesidad en la composición y la composición está ahí; puedes pasar tus horas viendo la televisión o creando canciones.

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-Incluso teniendo escasa vida social para crear nuevas historias, ¿ha tenido que volver al pasado para componer?

-No necesariamente, no compongo haciendo autobiografías. Soy curioso y muy observador, un pellizquito solitario y eso me da tiempo para leer, para pintar, ese tiempo de reflexión y aislamiento me lleva a mundos propios. Ahora mismo estoy leyendo a Pío Baroja y son historias antiguas, de otros siglos y tiempos, pero la esencia humana es la misma desde el antiguo Egipto o la antigua Roma. Las bajas y las altas pasiones humanas son las fuentes de las que bebemos, porque el comportamiento humano es muy sencillo, nos movemos por una emoción y un pulso parecido. No hace falta explicar cosas personales, porque le pasa lo mismo a otros (risas). Es verdad que vivir nuevas experiencias te aporta nuevas posibilidades, pero es más ese algo intangible que te posee y entra en ti, de huir de visiones nefastas. Yo voy a un polígono industrial y me vengo abajo (risas), estoy en una campiña donde los trigos y las cebadas crecen en mayo y me siento que floto de otra manera.

-Ha tenido que posponer la gira que empezaba en mayo porque tuvo Covid. ¿Le detuvo mucho sus planes?

-Nos dio un bajón muy serio, sintiéndolo mucho tuve que cambiar fechas, pero ya repuestos retomamos. En estos momentos te das cuenta de la importancia de la salud, porque te enerva las fuerzas. Me enfadé mucho, no con nadie, sino con la situación. Lo que más me fastidió fue la afonía, porque en diciembre también tuve y parte del disco lo grabé en enero y mosqueado, porque la afonía me mandaba, no podía tirar.

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-Le cambio de tema. Usted no tiene redes sociales, ni WhatsApp, ni Facebook, ni mail. ¿Cómo se aprende a vivir sin todo lo tecnológico y cómo logra despegarse de ello y que no le influya?

-Que no me influya es una tarea propia. Pero no es tan cierto que no tenga ese contacto con las redes. Yo tengo una oficina, compañía de discos y un equipo que trabaja con la tecnología, que son quienes hacen la parte laboral. De la parte personal soy dueño y en mi día a día no he vivido esa realidad. Al teléfono que me has llamado antes, que al final no hemos podido hablar, tiene poca cobertura, es muy simple, y creo que mi instinto en este sentido me lleva por otros caminos. Aunque estés ajeno a las redes sociales estás abocado a estar ahí, a no ser que te vayas a una isla desierta. A mí no me gusta estar pendiente del móvil, porque prefiero leer o caminar. Siempre he sido muy cinéfilo y leo mucho en papel, revistas y libros. Puedes llamarme antiguo, pero no puedo cambiar (risas).

Humildemente, no tengo ninguna verdad que los demás ignoran, para nada, pero quiero hacer menos cosas y degustarlas mejor. No puedo escuchar 80.000 canciones al día y recibir 1.000 mensajes a la hora, prefiero ir más lento, porque mi corazón no puede con ese ritmo. Veo poca televisión, me gustan más las buenas películas, y si es muy buena la veo tres veces.

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La desconexión de las redes sociales

-Ahora muchos quieren vivir así, un poco más desconectados, pero parece tarea imposible.

-En el tema laboral se ha cuadrado así, y puedo ser crítico con esa idea. Antes la gente trabajaba de la misma manera, se ganaba la vida igual y se nos apretaba menos, teníamos más tiempo para el ocio y vida privada. Hay una especie de adicción detrás de la apariencia de que es necesario para trabajar. Oye, no, antes no había nada de esto y el mundo giraba. La gente se despierta y lo primero que hace es mirar el móvil. Es un poco delirante, perdón, pero creo que coincido con más personas, por eso reivindico mi derecho a la tranquilidad. Se nos ha impuesto un mundo tecnológico, pero no creo que sea la mejor manera porque puede haber otras más eficaces para hacer tareas y mucho más humanizadas, mucho menos apresuradas y de tensión.

-Manolo, es momento de desmentir los rumores. ¿Va a volver con Quimi Portet a crear un nuevo El Último de la Fila?

-No tengo ni idea de dónde ha salido ese rumor, creo que porque hemos hecho varias cosas en televisión últimamente, un programa dedicado a Julia Otero, porque en su primer programa de hace años el primer grupo que invitó fue a El Último de la Fila. Pero no hay ninguna intención, los años pasan y cada miembro tiene su vida. Quedó atrás y ha dejado un legado y aún sigue calando en gente joven incluso, aunque bueno, en esta vida no se puede decir 'de este agua no beberé', pero por ahora no hay ningún proyecto estricto. Tenemos buena amistad, aunque ahora cada uno está con sus discos, han pasado muchos años y no nos vemos en esa necesidad.

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-Este año cumple 67 o 66...

-Estos de Wikipedia son unos cabrones (risas), aparento menos y mi corazón tiene menos edad. No me gusta hablar de eso, me pone triste, porque soy una persona vital. Qué manía del ser humano la ser tan cuadriculado... Yo soy más ácrata que eso, por eso elegí el oficio de músico, para vivir a salto de mata y no estar a hilo de calendario. Ahora es agosto, ahora es Navidad, todos a brindar. Pues no, a mí me gusta brindar cuando me dé la gana y bañarme en la playa en octubre. Yo soy ese tipo de personas que había años que no sabía los que cumplía. Es más, una anécdota simple y tonta que no le interesa a nadie: Yo no celebro el día de mi cumpleaños, es una cuestión baladí, porque intento celebrar todos los días de mi vida. Yo nací un día del calendario y en un tiempo... ¡Qué más me da! Festejo que estoy aquí y ahora, que tengo un disco nuevo, un concierto. Es por esta sociedad que ensalza a lo joven y se denosta lo viejo... La edad no existe, sino la ilusión, las ganas y la energía, lo demás es un invento humano.

-No sabía lo que le iba a preguntar, pero me ha respondido. Mejor no termino la pregunta entera, que no le va a gustar.

-Vale (risas).

-Hablemos de música, ¿qué se pueden llevar sus seguidores como enseñanza de estos dos últimos discos, 'Mi vida en Marte' y 'Desatinos Desplumados'?

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-Son discos diferentes, mucho, y quiero pensar que aportan un mayor calado a mi visión del mundo y al acontecer de los sucesos, cómo vamos sobrevolando una cantidad inimaginable de acontecimientos en el día a día. En 'Mi vida en Marte' sigo explayando mi declaración de principios, aunque lo hago soterradamente porque no soy muy explícito. En el fondo estoy explicando mi sentir de la vida y creo que es necesario ver que cada disco elabora un discurso más sereno... ¡Pobre del artista que no consiga eso! Oigo mi primer disco con Los Rápidos y está bien, veo esa ingenuidad, simpleza y sencillez, muy vívidas, pero hay menos profundidad. En 'Desatinos Desplumados' doy más protagonismo a la guitarra española, he tirado más al sur a mi humilde manera. Los he disfrutado mucho, y me he urgido a mí mismo, y creo que estos discos han calado más en mi discografía, he tirado más a esa manera de manejarme en la guitarra española, humildemente y sin pretensión de grandeza. Tengo asumido que soy un cantante de pop rock.

-Su público lo agradecerá en sus conciertos.

-Sí, siempre hay que sorprender con algo, hay que mantener el fuego. Hay que dar una mayor posibilidad de aprecio, no puedes repetir la fórmula de un disco que gustó. Creo que es imposible, porque la música es tan mágica que sería una tarea poco noble, una parodia de ti mismo, copiarte. Y no todos copiamos, absorbemos, pero copiar es sagrado. Si tienes la posibilidad y el brillo de hacer cosas diferentes hay que intentarlo, jugártela un poco y te dará para divertirte, ser feliz y estar motivado, sino la vida sería un aburrimiento absoluto. Me muevo a golpe de corazón, de instinto, y no hago canciones porque sea mi trabajo o mi oficio, es que necesito hacer canciones.

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