Málaga recorta los aforos y cancela un festival mientras crece la indignación del sector cultural

La última normativa de la Junta exige un permiso especial de las autoridades sanitarias para aforos superiores a las 200 personas en interior y 300 en exterior; una autorización que, de momento, solo se ha concedido en Málaga para la pasada gala de los Max. De hecho, se denegó para el concierto de hoy de la Orquesta Filarmónica de Málaga en la plaza de toros de La Malagueta, que reunirá solo a 300 aficionados en un espacio preparado para 9.000 en condiciones normales.

El Teatro Cervantes, por su parte, se ha adelantado a la respuesta oficial de la Junta y ha decidido restringir a 200 butacas todos los espectáculos programados durante el mes de septiembre, «a la espera de la evolución de los acontecimientos». Esta medida afecta a 17 propuestas musicales y escénicas, en su mayoría del festival Terral (consagrado a artistas malagueños para revitalizar la escena) y al primer programa de abono de la Filarmónica, con José María Moreno a la batuta y el pianista Juan Pérez Floristán como solista invitado, uno de los músicos españoles con más proyección internacional (17 y 18 de septiembre). También el MOSMA, que hoy comenzaba con un atractivo homenaje a Ennio Morricone, se ve afectado.

La venta de entradas para algunas de estas fechas está bloqueada desde el viernes para evitar superar ese número. Varios cuelgan ya el cartel de 'agotado' por rozar los 200 o incluso haberlos rebasado antes de la normativa. En estos últimos casos, el Cervantes valora el aplazamiento del concierto. Porque, además, supone una importante merma económica para los artistas. En el Terral, aunque hay un mínimo asegurado de 2.000 euros, el caché se completa con el 80% de la taquilla neta para los músicos.

Y la primera cancelación de la temporada ya se ha producido. El Oh See! Party que iba a tener lugar este viernes y sábado en el Auditorio Eduardo Ocón del parque se ha suspendido. El Ayuntamiento de Málaga ha tomado esta decisión al considerar «muy complicado» controlar el aforo de este recinto al aire libre. «No puedo garantizar que no se hagan aglomeraciones. He preferido dar la recomendación de que no se lleve a cabo», declaró la concejala de Cultura, Noelia Losada. El evento, que se planteaba como una fiesta que reemplazaba al Oh See! Festival (cancelado en el Auditorio por la crisis sanitaria), era de acceso libre por estricto orden de llegada y tenía previsto celebrarse desde las 18.00 horas del viernes y las 13.00 horas del sábado hasta la medianoche.

Losada insistió en su defensa de que la «cultura es segura» pero en este caso se temía que el «efecto llamada» de grupos muy conocidos de la escena indie llevara a superar el aforo permitido. En cartel figuraban bandas tan populares como Second y Arizona Baby, junto con grupos que despuntan y apuestas locales.

La segunda oleada de la pandemia asfixia así a un sector que ha demostrado este verano su capacidad para reinventarse y adaptarse a las circunstancias, organizando conciertos controlados en grandes recintos al aire libre como el Marenostrum Edición Limitada o eventos exclusivos en los patios de los museos.

La «situación límite» en la que se encuentran les lleva ahora a salir a la calle –con «organización, profesionalidad, legalidad y seguridad»– para reivindicar medidas urgentes. Los profesionales de Málaga se suman a la Movilización Unida de Trabajadores del Espectáculo (MUTE-#AlertaRoja) que el jueves 17 de septiembre recorrerá las calles del país. En Málaga, la salida será desde la plaza de la Marina para terminar en la Merced, con una parada en el Teatro Romano. Por motivos de seguridad, no podrán asistir más de 600 personas con mascarillas y guardando dos metros de distancia entre cada uno. Para controlar el número de asistentes, habrá que reservar plaza a partir del 11 de septiembre. Por eso, aunque comenzará a las 20.30 horas, la organización cita a los asistentes dos horas antes para facilitar el acceso.

Crear una mesa sectorial y reactivar las agendas culturales cumpliendo los protocolos de seguridad son algunas de sus reivindicaciones para que la música no deje de sonar.