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Con un nombre tan peculiar como Mágicos Cabrones del Ruido no podían pasar desapercibidos en la escena malagueña, pero es que además su música es tan original como el propio nombre de este atípico dúo de batería y guitarra al que dan vida Pablo Garrido ... y Javier Muñoz. Exmiembros de bandas como Tom Cary, han publicado ya con el nombre de Mágicos Cabrones del Ruido los discos 'Música negra' (2017) y 'Tocan los ritmos de la pasada moda' (2020), a los que a finales de abril se sumará 'Gran reset deluxe', en el que apuestan por una importante renovación. Así, tal y como explican, «el sonido industrial casi ha desaparecido y solo queda un poco reflejado en la contundencia de la batería y en las programaciones; la oscuridad musical también se ha ido. Vamos a decir que las letras aún conservan carga crítica, lo que también conecta con cierto espíritu punk, pero el envoltorio es definitivamente más dulce».
–Lo de 'Gran reset deluxe' suena a un reinicio total...
–Sí, hay doble sentido en el título porque es a la vez un 'reset' personal y musical nuestro y un guiño de humor negro relacionado con ese tema. En lo musical hay una diferencia muy grande. Es el disco más melódico y con arreglos más sofisticados que hemos hecho, más disfrutable en un sentido clásico del término. Teníamos una gran deuda con mucha música, funk, con el yacht rock, el A.O.R. y el sonido disco que siempre había estado planeando en nuestras cabezas y que estaba eclipsado por otras facetas más crudas de nuestra música. En este disco esa deuda se ha saldado. Hay algunas adaptaciones muy curiosas de algunos de nuestros temas favoritos y hemos recogido una parte más dulce e íntima de nuestra música. Al final tenemos la convicción de que es la mejor música que hemos escrito y grabado y para nosotros en un momento como el que vivimos, es un triunfo vital.
–¿Hacia dónde ha evolucionado la música del grupo?
–Claramente hacia un sonido más rítmico y menos agresivo, algunos hicieron la broma de que más que Mágicos Cabrones del Ruido, deberíamos cambiarnos el nombre a Mágicos Cabrones del Ritmo, y no les faltaba razón. Además, sentimos que somos más un equipo de productores con ideas ingeniosas y frescas que estrictamente una banda de músicos. Sentimos que donde rendimos al 100% es en el plano creativo. Ahí reside la 'magia' de este proyecto. Si escuchas la música sin prestar atención a las letras la sensación sería la de un disco musicalmente luminoso, melódico y vivaz. Sonidos más rítmicos y bailables han ganado la partida al sonido industrial y al ruido. Los últimos temas marcan una especie de remanso de paz.
–'Depredador' y 'Romeo debe morir' son los primeros temas que han lanzado de este trabajo, ¿cómo son las letras de este disco?
–Algunas llevan escritas cerca de dos años. Lo más complicado es tomar distancia, no caer en la vorágine y la velocidad de los tiempos y los acontecimientos. Hacer una reflexión más pausada y meditada de las cosas. Detrás de todo ese bombardeo de información y este tiempo líquido que vivimos hay cuestiones transversales mucho más importantes.
–¿Hay mucha crítica social en las canciones de Mágicos Cabrones del Ruido?
–Pues sí. Esto ha sido una constante en todos los discos de la banda y en este también. Por ejemplo, 'Apocalípticos o integrados' hace un guiño a aquel viejo texto de Umberto Eco. Habla del fin de lo que hemos conocido como globalización, el ambiente de una civilización en decadencia que es asaltada por el poder violento y el intento de acabar con los matices y la riqueza del ser humano a través de la polarización. En 'Romeo debe morir' hablo de cómo el amor transforma la identidad de los amantes y de la paradoja que ha conllevado la destrucción de la identidad masculina clásica. Otras canciones son simples retratos de vivencias y viajes como 'Guayaquil'. Hay algunas con sorna como 'Himnos del negacionismo' o nuestra visión de corrientes que tiene mucha fuerza hoy como el feminismo en 'Ellas sangran así'. 'Éxodo' habla del transhumanismo y 'La cumbia del cansancio' es un apunte al libro de Byung Chul_Han 'La sociedad del cansancio'. Estas serían las más sesudas y 'peñazos' (Risas). También hay algunas canciones más simples que marcan un camino hacia cierta paz y tranquilidad interior. Una especie de punto de llegada tras el proceso del gran reset.
–¿Cómo ha sido la producción de este trabajo?
–Este disco es en el que menos han intervenido otras personas. Podríamos decir que el 90% es obra nuestra. Grabación, producción, composición y la interpretación de todos los instrumentos y las voces. Solo en pequeños aspectos técnicos han intervenido otras manos, pero de manera muy limitada. En las mezclas ha habido ayudas puntuales. Martin Glover 'Youth' e Iván Moreno han mezclado 'Apocalípticos e integrados' y el malagueño Jorge Masot 'Big Hozone' está mezclando 'Guayaquil'. El productor chileno Slavian Kuzmanic también ayudó a la mezcla de algunos temas junto a nosotros y un teclado suyo ha quedado en 'La ley de Jante', además de tocar el keytar y los sintetizadores en los directos.
–¿Cuánto tiempo han invertido en 'Gran reset deluxe'?
–El disco nos ha llevado un año. Sobre todo porque nos impusimos la tarea de darle tiempo a las canciones y no apresurar nada. Si algo no salía como queríamos lo dejábamos reposar y esperábamos a que llegara de una forma natural, sin forzarlo. Para nosotros 2021 y esta parte de 2022 ha sido una época fantástica porque hemos tenido el tiempo y la tranquilidad para desarrollar ideas musicales que teníamos pendientes. Probar orquestaciones con vientos, arreglos de percusión más sofisticados, programación de sintetizadores y secuencias y arreglos corales más completos. En 2020 hicimos, entre confinamiento y confinamiento, unos cuantos conciertos. Al final de 2020 dimos un show en el que penalizaron a los organizadores con 3.000 euros y decidimos encerrarnos a montar un nuevo estudio y grabar el tercer disco. Siempre ha habido una diferencia radical entre la música que desarrollamos en el estudio (más sofisticada y dulce) y los directos (crudos y rudimentarios), lo que se ha acentuado en esta ultima época.
–¿Hay en este disco de nuevo una mirada a los sonidos del pasado?
–Siempre nos hemos alimentado de músicas muy diversas, pero no tenemos especial devoción por los sonidos retro. Hay muchas músicas modernas que nos encantan. En mi caso (Javi) estoy muy pendiente de artistas contemporáneos como Kendrick Lamar, Tyler The Creator, The Internet… No ponemos limites temporales a lo que nos seduce. Es cierto que arrastramos cierta fama de recicladores de sonidos o estilos 'de mode'. Había un cómic de Marvel que se llamaba 'What if...' y hablaba de situaciones alternativas. Por ejemplo, ¿qué hubiera pasado si Spiderman se hubiese convertido en Veneno? A nosotros nos divierte pensar qué hubiese pasado si Isaac Hayes hubiese decidido hacer un disco con Gene Clark. Imposibles que en nuestra cabeza funcionan...
–¿Tienen ya fecha para el estreno del disco en concierto?
–La primera será en Campillos en el festival Amalgama junto a Frank T y Huntza. Tenemos una aparición en Madrid para junio y otros proyectos por concretar.
–¿Han echado de menos los escenarios?
–En realidad lo que más nos preocupaba era cómo iba a ser esa vuelta a los escenarios. No estamos ya en la película de tocar a toda costa y en las condiciones que sea. En oposición a esto, hemos de decir que la experiencia del 26 de febrero nos conmovió un poco. Ver La Casa Invisible hasta arriba de gente bailando y pidiendo bises nos hizo sentir que la música en vivo es irreemplazable, en tanto en cuanto proporciona una experiencia de liberación y diversión realmente útil y bonita. Puede ser que estemos más abiertos a lanzarnos más en directo después de eso.
–¿Volveremos pronto a la normalidad en el ámbito de los conciertos?
–En su momento acabamos bastante hartos de la dinámica de los directos de la época de Tom Cary. Cuando acabó aquel grupo también acabó una época, una época en la que éramos mucho más jóvenes y nos apetecía estar todo el tiempo de un lado para otro. Desde hace un tiempo, aunque en mi caso (Pablo) yo diría que de toda la vida, me he sentido más cómodo en el estudio. En los directos siempre he sufrido. Sobre todo por lo de tener que tocar la batería y a la vez ser el vocalista principal. Con el tiempo me ha pasado incluso cierta factura a nivel de salud. En cuanto a la vuelta a la normalidad, creemos que se ha asestado un golpe a la música en directo que, aunque no sea definitivo, tardará mucho tiempo en recuperarse, si es que algún día se recupera en las mismas condiciones. Parece que este año pinta mejor, aunque de nuevo hay una tensión militar con la invasión de Ucrania que desemboca en crisis económica. La supervivencia manda y como es lógico esto no favorece al sector cultural.
–¿Qué proyectos tienen de cara al futuro con Mágicos Cabrones?
–Vivimos al día, nos encantaría seguir tocando y componiendo, pero el mundo no está como para hacer muchos planes de futuro. Estamos muy centrados en la terminación y transformación del estudio al que nos hemos trasladado, en los estudios Syl del polígono Guadalhorce. Cada vez tenemos más proyectos de producción y hemos dado un salto importante en este aspecto, tanto de equipamiento como de instalaciones y volumen de trabajo. También estamos afianzando nuestra relación con Julio de Voodo Managment. Aunque pueda parecer que pertenecemos a tribus musicales muy distintas estamos muy contentos con su trabajo y hay sintonía.
–¿Cómo ven el panorama de la música local tras estos dos últimos años de sequía?
–Nos maravilla la capacidad y la voluntad de la escena malagueña porque la mayoría de los proyectos han continuado a pesar de las evidentes dificultades. Creemos que la escena goza de buena salud y hay gente muy valiente y con talento. En lo creativo nos cuesta encontrar propuestas que se desmarquen de lo que se hace en otros lados. Hay mucho seguidismo, cuando lo que se necesita es emancipación y carácter propio. Un poco de autarquía no le vendría mal a la ciudad. Marcar su propio territorio y sus propias reglas. Aquí se exporta mucho y se copia mucho, pero de cuño propio y con impronta y personalidad, cuesta más encontrar.
–¿Cuáles son los referentes musicales de Mágicos Cabrones del Ruido?
–Llevamos ya varios años en los que especialmente en mi caso (Pablo) los rastros de la provincia (Torremolinos, Coín, Fuengirola o Málaga) se han convertido en una visita religiosa que me surte de nuevas referencias cada semana. He recuperado el ritual de traerme discos y pasar la tarde compartiendo esa escucha con mi mujer, María Isabel, o invitando a amigos para intercambiar discos. Cosas que hemos encontrado a precios de un botellín de agua como 'Sunshine Superman' de Donovan, 'Laughing Stock' de Talk Talk, 'To be Continued' de Isaac Hayes. 'Grace and Danger' de John Martin, 'Avalon' de Roxy Music , 'I, Capricorn' de Shirley Bassey, 'Just as I am' de Bill Whithers, 'Street Life' de The Crusaders, 'Gracias a la vida' de Joan Báez o el disco homónimo de 1977 de Sylvester te dejan una huella profunda y eso se ha reflejado en este disco.
–¿Y en cuanto al estudio de grabación...?
–Por el estudio este año ha pasado mucha gente. En mi caso (Pablo), soy bastante especial cuando tengo que salir de mi zona de confort (Mágicos Cabrones del Ruido) y colaborar o ponerme al servicio de otra gente. Trabajar con artistas es complicado y con el paso de los años creo que todo se reduce a una especie de sintonía emocional, afinidad, vibración común. De todos los que han pasado este año destacaría algunas tocadas con Santi García, un teclista y guitarrista sobresaliente y bastante olvidado, que estuvo con Tabletom y Cuatro vicios y del que disfruté mucho por nuestro gusto común por la escena Canterbury, Gentle Giant y Mahavishnu Orchestra. También disfruté el tiempo que pasé con el guitarrista Carlos Molina, que tocó en Etílicos y al que me unía devoción por Grateful Dead y Canned Heat. También me gustó, aunque de esto hace más años, el tiempo que pasé con Peter Edgerton y el disco que hicimos juntos. Todos fueron espacios cortos de tiempo pero sinceros y bonitos. También estoy trabajando con Javier Mejías 'Zíclope', que fue cantante de los madrileños Cycle y ex Justine Show. También pasó por el estudio Ricardo Texidó, y ahora estoy empezando a producir a la banda Gran Premio, que lidera Álvaro, ex de Jarvis, y Ñete, de los desaparecidos Stone Pillow. Los chicos de Gran Premio me dan muy buenas vibraciones y creo que puede salir algo muy bueno. Slavian por su parte está involucrado en el 20 aniversario del primer Lp de la banda chilena Kanatran de la que formó parte como teclista. Habrá conciertos, una reedición y alguna sorpresa.
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