Sara y su amiga Kate, haciéndose fotos con el atardecer de fondo. FRANCIS SILVA / VÍDEO CLAUDIA SAN MARTÍN

Un oasis cosmopolita para brillar y sentirse 'influencer'

Botas cowboy, sombreros, purpurina y mucha comunidad inglesa en la primera jornada de una cita que se divide por ambientes

Viernes, 2 de septiembre 2022, 00:33

El festival Cala Mijas es un oasis, un Coachella a pequeña escala, un espacio donde brillar y parecer chic es muy sencillo. Además, el recinto invita a sentirse 'influencer' por un día, sacar del armario el 'look' más estrambótico para la ocasión y pedirle a ... tu mejor amiga que te saque algunas fotos para tu perfil de Instagram.

Publicidad

Shane, un chico irlandés residente en Londres, miraba con una sonrisa tímida mientras sujetaba su cerveza una escena similar: el atardecer anaranjado se prestaba a que sus amigas Kate y Sara se tomaran algunas fotos enseñando con mucho orgullo sus botas cowboy de color beige. Sara, la portadora de estos zapatos glamurosos, reside en Valencia desde hace unos años y quería vivir la experiencia festivalera con sus amigos de Londres. «Me encantan los sombreros, las botas cowboy y como aquí hace calor creo que van bien las transparencias. Además, nos está gustando mucho el ambiente, creo que los españoles saben montarse una fiesta», advertía entre risas en perfecto español. Shane, sin embargo, contaba en inglés que le sorprendió la organización del recinto, pero que echaba en falta más sitios para sentarse y descansar.

Los que sí que encontraron un hueco para beber sus cervezas en el césped artificial de la zona de comidas fueron los amigos de Gibraltar Jack, Eva y Paris. Acudieron solamente a ver a Arctic Monkeys y al grupo Lathums, pero se sorprendieron con el enorme espacio que les rodeaba y el estilo de festival que habían creado de la nada en un paraje con tanta naturaleza alrededor. Sin embargo, no se quedarían mucho disfrutando del ambiente. «Yo mañana tengo que trabajar, soy profesora», relataba Paris con acento 'llanito'.

Hacer amigos

Como ellos, la comunidad inglesa predominaba en el recinto, por lo que era sencillo para grupos como el de Jack comunicarse y hacer amigos de otras partes de Gran Bretaña o Irlanda. Dos parejas de Bristol, que pasaban los 50 años, habían dejado a sus hijos en casa para vivir este festival juntos, con amigos y sin preocuparse por el mañana. «Hemos venido por la música, pero nos hemos encontrado un lugar muy bonito, además hace calor y es genial, porque ya mismo es invierno en Bristol», respondió en inglés Álex, el más joven de este grupo.

Publicidad

Improvisar. Jenny, de Dublín, divirtiéndose durante el festival. Francis Silva

Caminando por el recinto con mucho desparpajo, la irlandesa Jenny portaba sombrero con plumas, un vestido corto de color negro, un kimono, botas y joyas que ella misma había diseñado. La purpurina le recorría los pómulos y su enorme sonrisa era un accesorio más para completar un vestuario nada meditado. Esta profesora de kite surf, residente en Tarifa desde hace 14 años, es el ejemplo de la aventura que supone el festival Cala Mijas. Había aparcado su furgoneta cerca del camping y pasaría unos días con sus amigas viviendo la vida hippie y festivalera. «Esto es mejor que Dublín, por supuesto, mi ciudad es muy gris, y me encanta el ambiente que veo porque es gente de mi edad, gente amable», apostillaba mientras sus amigas, tan internacionales como ella, la llamaban a lo lejos para ir a otro concierto.

Para todos los gustos

Lo curioso de los espacios en Cala Mijas es que son tan dispares que los ambientes varían según la zona. En la zona de la entrada, en el escenario La Caleta, predominaba la música electrónica y los grupos de amigos se dejaban llevar por el zumbido de los altavoces. Además, el entorno natural invitaba a relajarse y a vivir esta nueva experiencia que recuerda a otros festivales nacionales. A un grupo de chicos almerienses, capitaneado por Amador, les daba la sensación de estar en el BBK de Bilbao. «En realidad hemos venido porque sabíamos que son los mismos organizadores y este año no pudimos ir al de Bilbao, y nos encanta, así que este puede que sea nuestro nuevo favorito», reconocían estos amigos que están viviendo la experiencia durmiendo en el camping. «Está bien el sitio, es bonito, aunque está lejos.... ¡Puf! Menos mal que los autobuses lanzadera van ágiles», comentaba otro de ellos que se había pegado en las mejillas pequeños brillantes de colores. Se consideraban «especialitos», así que para la jornada del viernes avisaban: «No somos muy futboleros, pero iremos con las camisetas del Almería, porque en fin... Almería es nuestra tierra».

Publicidad

«Los españoles saben montarse una fiesta», advierte Sara, una joven londinense residente en Valencia

Aunque la edad media rondaba los cuarenta años, también había público joven, como las amigas de Ronda Elena y Adriana, que llamaban la atención por sus vestuarios completamente negros y estilosos. Sam y María, otras dos chicas de Marbella, iban a vivir su primer concierto juntas después de ocho años de amistad, el primero de María tras la pandemia. Acababan de salir del puesto de 'merchandising' tras comprarse la camiseta de Arctic Monkeys, así que su felicidad y euforia rozaban casi el límite. «Nos encanta el grupo desde que teníamos 14 años, así que verlo juntas va a ser bestial», apostillaban en la primera jornada de una cita que espera hacer historia en el municipio.

Familia. Dos parejas de Bristol que acudieron al evento para vivir la experiencia sin sus hijos. Francis Silva
Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad