El malagueño Julio Benavente busca hoy ganar la final de 'La Voz'

Julio Benavente, de 21 años, es el único representante andaluz en el concurso que reúne frente a la pantalla a miles de espectadores en cada 'asalto' musical. Ha conquistado al público y a los 'coaches' -Pablo Alborán primero, Alejandro Sanz después- por la emoción que transmite su garganta en cada interpretación, pero también por su sencillez y su actitud ante la vida. En plena pandemia le diagnosticaron esclerosis múltiple. Ni sabía lo que era eso: «Pero ya lo tengo normalizado y me encuentro bien».

Es todo lo que se limita a decir de la enfermedad, no quiere hablar del tema ni «darle protagonismo». Para él ahora solo existe la música. Pero su madre Sierra Castro no puede evitar desahogarse y expresar la alegría que supone este «soplo de aire fresco». «Le ha venido muy bien después del tiempo tan difícil que hemos pasado. Nunca piensas que a un hijo de 20 años le vaya a ocurrir eso. Pero ahora hay muchos adelantos y él es fuerte». Más incluso de lo que ella imaginaba. Un día al verla preocupada le dijo: «Mamá, yo tengo que vivir con esto y voy a vivir, no voy a dejar de hacer cosas», relata ella con orgullo. Profesora de Bachillerato y poeta, Sierra es uno de sus pilares, su cable a tierra y su principal consejera. «Pero últimamente me pregunta poco, ya no me necesita».

El golpe que le dio la vida lo transformó en un empujón para reafirmarse en su vocación. Durante el confinamiento estricto, Julio tomó la decisión de dejar la carrera de Filología Hispánica tras dos años de estudios. Le faltaba algo. Se pasó a un grado de Márketing mientras intensificaba su formación musical junto a la soprano Lucía Millán en las Escuelas del Ave María. Hasta que llegó 'La Voz'. Este sábado será la final de un largo camino que comenzó a principios de año con las primeras pruebas. «Esta experiencia es súper bonita, pero desordena tu vida», reconoce.

Su mundo se ha vuelto del revés, y está feliz. «Lo he disfrutado desde el principio y hasta el final». La única presión que siente es la que él mismo se impone. «Pero también te digo que no pienso en ganar, solo quiero hacerlo bien», apostilla. Esta aventura le ha hecho tener más confianza en sí mismo y en sus posibilidades. «No sé qué pasará después, pero quiero esforzarme a muerte para hacerme un hueco. 'La Voz' ha sido la excusa perfecta para saber que voy al 200 por cien en esto», garantiza.

En este camino le han guiado Pablo Alborán y Alejandro Sanz, dos artistas a los que admira desde que era un crío. Con 12 años ya iba a conciertos de su paisano y su madre le recuerda entonando el 'Solamente tú' una y otra vez. Julio se deshace en elogios hacia ellos: Alborán es «humilde y cercano»; Sanz, «una leyenda».

Su paso por el concurso ha estado vinculado a temas melódicos, baladas en las que podía lucir su voz, pero reconoce que cuando compone su estilo va por otro lado. «Lo mío se acerca más al pop urbano, más moderno, pero con mi esencia», describe con la esperanza de poder mostrar algún día todos los temas que ahora guarda en el cajón. Porque escribir letras y vestirlas con su guitarra forma parte de su rutina. «Es mi idioma, mi desahogo», concluye.