'Veneer' significa fachada, apariencia, un barniz que oculta lo que realmente hay debajo. Cuando José González irrumpió en la escena musical con ese disco, hace ya 20 años, pocos sabían el verdadero sentido del título. Ahora, cuando ha pasado una década desde su último ... episodio, el músico sueco de origen argentino habla abiertamente de la psicosis que padeció en su juventud y que dejó huella en ese primer trabajo, 'Veneer', un éxito mundial, una referencia del indie folk y, probablemente, uno de los discos más utilizados en series, películas y anuncios de televisión. González lo revisará al completo en su único concierto en España este verano, en el festival Cala Mijas, el sábado 2 de septiembre en el recinto Sonora Mijas.
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–El del festival Cala Mijas no es un concierto al uso: es una mirada directa al pasado con la revisión de 'Veneer'.
–Claro. Es parte de esta gira pequeña que estoy haciendo celebrando el primer disco, que cumple 20 años desde que lo lanzamos en Suecia. Aprovecho para tocar todo el disco, que sigue siendo el más popular de mi catálogo. Está pensado como un concierto nostálgico para los que me han escuchado durante años. El disco en sí son solo 31 minutos, así que hago también otras canciones que solía tocar cuando comencé mi carrera, incluyendo muchos 'covers' de otras bandas.
–¿Qué piensa del José González de entonces?
–Ha sido interesante volver a esas canciones, porque también surgen memorias de esos tiempos, de cuando tenía 24 o 25 años y justo salí de los estudios de Bioquímica. Tocaba mejor la guitarra en ese momento, era más hábil. Pero también el estilo de canciones tienden a ser más personales, más introvertidas. Y lo siento como otra persona, no me siento el mismo.
–¿Se siente ahora mejor?
–Sí. He crecido como persona durante estas décadas y me siento más armónico. Creo que también la gente a mi alrededor me ha hecho más equilibrado.
–En el documental 'A tiger in paradise', que acaba de estrenar, habla de sus 20 años conviviendo con la psicosis. Entonces, cuando compuso 'Veneer' vivía momentos delicados en su salud mental.
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–En 2002 tuve mi primer episodio, así que el primer disco lo escribí saliendo de esa psicosis. Y desde ese momento he tenido otros episodios más, pero hace unos diez años que no tengo problemas. Se nota que en alguna de las canciones hay textos que tienen que ver un poco con esa lucha interna. Y también el título del álbum se puso pensando en las cosas que no son como parecen ser. Esa idea de ilusión, de pretender ser alguien que no eres.
–¿No le duele recordarlo?
–Inicialmente, sí. Pero bueno, como decía, han pasado diez años y he tenido tiempo de volver a esos momentos. Hacer el documental también ha sido un proyecto terapéutico, porque ahí me metí aún más en esa historia, no tengo problemas en hablar de esos episodios. Además, al contar con las herramientas para evitar caer en psicosis, no siento miedo tampoco por pensar o hablar sobre ello.
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–El título hace referencia a la fachada, a lo que hay detrás y no se ve. Pero en aquel momento nadie sabía a qué se refería...
–Claro, en ese momento, lo sabía mi familia y la gente cercana. Hace unos siete años atrás hice una entrevista en una revista sueca y entonces se hizo público en Suecia, pero no ha sido un tema fuera de allí. Es ahora, con la película y con las entrevistas, cuando lo hago público a mis fans del mundo. Y siento que ha sido bueno esperar porque era limitante hablar de todos estos temas, porque si alguien sabe que tienes riesgo de estar en psicosis, te ven o te hablan de otro modo. Por eso me ha gustado esperar hasta este momento en el que llevo mucho tiempo sin problemas y puedo hablar sobre este tema de un modo más objetivo.
–¿Y cómo gestiona el éxito de 'Veneer' un joven que vive su propia lucha interna?
–La salud mental era algo que no estaba ahí constantemente. Era en episodios de uno o dos meses. Me afectaba algunas veces, pero no todo el tiempo. Era como una vida paralela, casi. La mayor parte del tiempo no tenía problemas. Solo el de tener que dormir bien y no andar de farra todos los días de la semana (ríe).
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–Sigue siendo su disco más exitoso. ¿Sentía la presión de tener que estar a la altura?
–El segundo fue difícil, sobre todo porque no tenía los ritmos de antes del disco. Era una gira tras gira y gente preguntando 'bueno, cuándo estará listo' (ríe). Sí, fue molesto ese segundo disco, pero después de eso he sabido más o menos qué es lo que necesito y me tomo mi tiempo. Publico cada tres años más o menos, con la excepción del último álbum, por causas familiares más que nada (Es padre de una niña de seis años, Laura, y de un niño de dos, Mateo).
–Muchas de sus canciones aparecen en series y películas. ¿Alguna vez se ha sorprendido escuchándose a sí mismo?
–Casi siempre me avisan los amigos, porque veo bastante pocas series. Pero sí me suele pasar el entrar a hoteles o cafés donde tienen mi música
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–¿Por qué cree que le han elegido para tantas producciones?
–Tengo un estilo que funciona para escenas de emoción. Y alguien me dijo que era fácil poner mi música porque puedes seguir el diálogo sin que haya concordancia de frecuencias.
–¿Alguna vez piensa que el mundo se ha perdido a un gran científico (estudió bioquímica)?
–No, no, hay gente muy inteligente. Pienso que se necesita a gente entendida que puede ser intermediaria entre las ciencias y quienes no saben mucho de ellas. Y así me veo a mí, como alguien que trata de hablar bien sobre temas de humanismo y de las ciencias como un modo general de entender el mundo. Eso no lo podría haber hecho solo como científico.
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–Es un sueco de origen argentino que canta en inglés. ¿Se ha sentido desubicado alguna vez?
–Es lo que conozco. Siempre me he sentido en casa en Gotemburgo. Las veces que me siento desubicado es cuando la gente cree que soy más argentino de lo que soy (ríe). Cuando voy, como nunca he vivido allá, no tengo el idioma suficientemente bueno como para que me sienta cien por cien en casa. En Suecia no necesito pensar. En Argentina sí, tengo que buscar las palabras cuando tengo que explicar por ejemplo por qué no como carne (ríe).
–¿Conoce Málaga?
–Estuve hace mucho tiempo, pero no me acuerdo bien. Sé que a muchos suecos les gusta Málaga. Tengo ganas de ir y espero que haya pasado esta ola de calor (ríe).
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