Jose Carra le pondrá banda sonora de piano a 'Nosferatu' el 8 de septiembre en el Albéniz. FRANCIS SILVA
La Granizada

Jose Carra: «Los amigos me piden la receta del día en Instagram, y yo a la una paro y me pongo a cocinar»

Practica el yoga y el senderismo, le gusta el cine y es más de 'Masterchef' que de 'La Voz'. El compositor y pianista malagueño se ha «autoimpuesto» unas vacaciones que le han hecho «desaparecer por tierras del norte», aunque promete volver con más fuerzas, ya que ultima su sexto disco como líder y en septiembre le pondrá música en el Albéniz a 'Nosferatu', entre otros proyectos

Sábado, 13 de agosto 2022, 00:21

Tras publicar cinco discos como líder, el compositor y pianista malagueño Jose Carra es ya uno de los grandes del género jazzístico, que combina con influencias de la música clásica. Ha realizado partituras para cine y teatro, así como composiciones y arreglos para orquestas sinfónicas ... y grupos de cámara. Está en constante reinvención y aunque tiene la agenda repleta de compromisos, se ha «autoimpuesto» un breve periodo vacacional, ya que «si no, vas cogiendo cosas y como no descanses la cabeza no puede seguir pensando». Por eso, anda «desaparecido por tierras del norte, en busca del frío, la familia y un poco de todo». Sobrino nieto del compositor y pianista Manuel Carra y cinéfilo empedernido, el 8 de septiembre le pondrá música a la proyección de 'Nosferatu' en el Albéniz. Un reto con el que confiesa estar ilusionado, aunque ya ha trabajado en proyectos similares: «Me gusta ir improvisando sobre la marcha y no tenerlo muy preparado. En este caso, además, la película es genial y no hay mejor manera de celebrar su centenario», añade.

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–¿En cuántos proyectos más trabaja?

–Mi nuevo disco lo quiero sacar a finales de septiembre, el Ensemble de música clásica sigue adelante, y la gira de 'Tenorism' con Enrique Oliver y Daniel Torres. Tengo además un proyecto con Sergio de Lope, flautista flamenco con el que estrenamos en la Bienal en Sevilla, con una cantaora, una cantante marroquí y otra israelí, formación con la que el año que viene haremos más cosas.

–¿Su nuevo disco va a seguir la línea de sus anteriores trabajos?

–En este caso será con mi trío habitual, formado por el contrabajista Bori Albero y el batería Dani Domínguez, aunque se sumarán el cantante y guitarra Luis Regidor y el saxo Enrique Oliver, por lo que al final será un quinteto.

–Este año ha participado en el espacio de TVE 'Las tres puertas', realizado por la productora Teatro Soho Televisión de Antonio Banderas. ¿Cómo ha sido esta experiencia?

–Muy divertida. Yo toqué en la gala de los Goya y tras eso me llamaron para ir todos los miércoles a los estudios de Sant Cugat. Todavía no sabemos si habrá segunda temporada, pero la experiencia ha sido muy enriquecedora.

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–¿Ha ganado muchos seguidores en Instagram tras salir en la tele?

–¡Qué va! (Risas). Yo el Instagram lo tengo porque la gente no se mete en mi página web (https://josecarra.com) para ver los conciertos. Para mí no es trabajo, por lo que no me esfuerzo, lo tengo más como los viejos: para estar conectado con los amigos y poner mis cosas, pero no le dedico mucho tiempo.

–También son famosas en Instagram (@josecarramusic) sus incursiones en el mundo de la cocina...

–Me encanta comer y por eso subo algunas cosas. Recuerdo la primera vez que viví solo y me puse a hacer un arroz y pensé: esto es lo peor del mundo. Ponerme a cocinar me ayuda a descansar, porque cuando quieres comer bien tienes que ponerte las pilas. Los amigos me preguntan por la receta del día y me piden que ponga algo para hacerlo ellos también. Y yo, a la una paro y me pongo a cocinar para toda la semana.

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–¿Qué música escucha cuando cocina o cuando no está trabajando en lo suyo?

–No suelo escuchar muchas cosas nuevas, siempre voy a lo que ya conozco, porque me gusta mucho reescuchar. Tengo unos tres discos al mes, que son los que más machaco. De todo tipo de música: jazz, clásico, rock… Me hago una playlist y me centro en escuchar esos tres trabajos como se hacía antes.

–¿Los 60, los 70, los 80 o los 2000?

–Este mes tengo a Lili Boulanger, una compositora del siglo XX; Jobin, que es más años 60 de Brasil, y un pianista de clásico que toca de todo. Pero la verdad es que lo mezclo todo, igual meto Nirvana que cualquier otro grupo.

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–Entonces, ¿qué le impulsó a decantarse por el jazz y no por el rock o la música electrónica?

–La libertad que tienes para reinterpretar. Al final, más que un género es una manera de tocar, porque está la improvisación, no está cerrado, son temas que pueden sonar a velocidades diferentes y tocando con otros músicos.

–¿Esa diversidad le da un aire más rico y ecléctico a su música?

–Sí, porque no rechazo nada. Siempre me ha gustado la música en general y no tengo miramientos ante ningún género.

–¿Cuánto de improvisación hay en el llamado 'género de la improvisación', porque cuando se suben al escenario siempre llevan una pauta...

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–Al final aunque lleves algo preparado siempre es una improvisación. Casi todo es improvisado por el simple hecho de no ser una grabación, ya que depende también de la sala, de los músicos, del ánimo que lleve cada uno... La improvisación no es solo cuando ejecutas un solo improvisado, es más bien una manera de tomarte la música. En mi caso la improvisación siempre es mucha.

–¿Le gusta ver programas como 'La Voz' o es más de 'Masterchef'?

–Los programas de cazatalentos de la música no me gustan. Prefiero 'Masterchef', lo otro es una forma diferente de afrontar la música respecto a como yo la entiendo. Además, en esos espacios está muy controlado quién va a ir, y está detrás la industria discográfica.

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–Además de su faceta de músico, imparte clases en el Centro de Artes y Musica Moderna de Málaga y antes en el Conservatorio, ¿eso le sirve para perfeccionarse o más bien le da un sustento para vivir?

–En el CAMM estoy un día a la semana porque no me da tiempo a más. Ahora además este centro se ha reformado para hacer una importante apuesta y acogerá actividades que la próxima temporada van a ser un pelotazo.

–¿Sigue practicando yoga?

–Sí, desde hace tres años. Salirme de la música me ayuda a parar y ordenar el cerebro. Como la cabeza siempre está echando humo, concentrarme en algo distinto me sirve para desconectar.

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–¿Alguna otra afición o deporte de riesgo?

–¡Nada! ¡Ni el Tivoli! Me gusta el senderismo, andar y subir montañas, pero nada de colgarme de sitios ni tirarme por barrancos.

–Su último trabajo es 'Santuario', con temas como 'Ave María', 'Sacrificio', 'Tránsito', 'Lux aeterna'… ¿se considera una persona religiosa?

–Estudié con las monjas en Gamarra, pero no soy nada religioso. Me gusta la cultura y el arte religioso, porque me he criado con eso, mi padre escribe cosas de Semana Santa y eso está por ahí, pero no soy muy creyente en ese sentido.

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El músico y compositor malagueño Jose Carra, frente al Cine Albéniz y en los alrededores de calle Alcazabilla. Francis Silva/R.Cortés

–'Diario de vuelo' es otro de sus discos, ¿le dan miedo los aviones?

–¡Mucho! De hecho, compuse ese trabajo porque hubo una época en la que no podía coger aviones. Lo de escribir los temas en los vuelos fue una terapia, y luego incluso estuve trabajando con simuladores de vuelo para ver cómo funcionaba todo. Al final estaba deseando coger otro avión para componer más temas... Ahora cuando vuelo escucho mis tres discos del mes y veo películas.

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–¿A qué otra cosa le tiene miedo?

–Creo que a nada. A perder el móvil o el cargador (risas).

–Tras producir y lanzar sus discos, ¿se considera un 'indie' del jazz?

–La etiqueta de 'indie' se identificó con un género musical, pero es cierto que nosotros nos lo guisamos y nos lo comemos. Mi modo de vivir es hacer conciertos, no necesito una industria detrás; si fuera un cantante de pop a lo mejor me haría falta que me pusieran en la radio y en el súper, pero con la música que hago no necesito ese soporte. Para mí es más cómodo manejarlo yo todo.

–¿Le gusta el reggaeton?

–Me gusta para bailarlo nada más, sobre todo si me he bebido una tónica fuerte. No he pensado hacer ninguna mezcla rara con mis temas, aunque no lo descarto (risas).

–¿Recuerda cómo fueron sus primeros conciertos?

–Mis primeras actuaciones eran de clásico y sentía pavor, porque en el Conservatorio te inculcan que no te puedes equivocar en ninguna nota. Veo poco acertado enfrentar a un niño a la idea de que está mal equivocarse, en lugar de enseñarle que si se equivoca puede crear algo para solucionarlo, mostrarle canciones, descubrirle autores y cosas para que se forme.

–¿Es cierto que ha tocado en bodas, bautizos y... hoteles?

–La música es un aprendizaje; he hecho de todo y no me importaría volver a hacerlo. Durante un par de años estuve tocando en una feria de esas de comerte kilómetros de carretera... Tengo muchos colegas que viven de tocar en hoteles y celebraciones y lo veo bien.

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–¿Es usted un compositor disciplinado?

–¡Qué va! Sí tengo muy claro que cuando veo que algo está a punto de salir, me tengo que encerrar hasta que lo consigo. Pero si veo que la cosa no funciona, no insisto. Soy más de ramalazo rápido, a lo mejor hago cinco temas en una tarde, pero luego el trabajo de compositor es más de ordenar y estudiar cómo lo vas a presentar, y esa labor es más de picapiedra. No soy muy organizado, a lo mejor vengo un día de la playa y me quedo hasta la madrugada sentado ante el piano, y a lo mejor me paso meses sin echarle cuentas.

–¿Qué instrumento le gustaría tocar si no tocara el piano?

–Yo soy de bajo y de contrabajo también, he tocado estos instrumentos con los alumnos y me encanta.

–¿Cuando está en un escenario prefiere ser el líder o que otro lleve la voz cantante?

–Disfruto con todo, porque es verdad que me gusta tocar mi música y contar con gente, pero también está bien ser un poco 'sideman' y colaborar en el arte de otros, ya que eso también te convierte en cierta forma en protagonista.

–¿Tiene muchos amigos en el mundo de la música?

–¡Sí! Hay veces que haces un concierto con alguien y ya es tu amigo, y otras veces sucede lo contrario (risas). Pero es cierto que son experiencias muy fuertes que hacen que te unas con músicos de fuera cuando hay momentos muy intensos sobre el escenario, y se crean amistades importantes. Y también cuando viajas, porque en realidad cuando estás de gira estás tocando una hora con ellos y otras 23 también, por lo que conviene que sean tus amigos.

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