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El Elvis malagueño. Ángel David Castillo posa vestido del Rey en el Muelle Uno. Marilú Báez
Todos los hombres del Rey en la Costa del Sol
Música

Todos los hombres del Rey en la Costa del Sol

Cientos de turistas verán a Elvis este verano durante sus vacaciones en Málaga y no será un suceso paranormal. Los artistas tributo mantienen vivo su legado

Carlos Zamarriego

Domingo, 11 de agosto 2024, 00:09

Elvis Presley nunca viajó a la Costa del Sol. Ni siquiera de vacaciones. En realidad, aunque resulte sorprendente, sólo hizo dos conciertos fuera de Estados Unidos, los dos en Canadá. Cuando el cantante muere un 16 de agosto de 1977 en Graceland, su mansión en Memphis, con 42 años, dejó huérfanos a miles de fans de todo el mundo que nunca pudieron verle en directo.

Puede que eso explique el porqué, desde su muerte, hay una verdadera obsesión por representar a Elvis encima del escenario. Revivir sus patillas, su vestuario 'kitsch', su movimiento de cadera, su voz. La asociación internacional Elvis Tribute Artists (ETA's) calcula que existen alrededor de dos mil 'Elvis' entre profesionales y semiprofesionales en todo el mundo. Son los llamados 'covers', un fenómeno que incluye a otras leyendas, como Frank Sinatra o Amy Winehouse, y que se extiende por cualquier zona de la geografía española donde haya 'guiris'. Pero incluso así, los de Elvis son de otra pasta. Tanto, que incluso hay un concurso anual en Memphis, el Ultimate Elvis Tribute Artist Contest, para elegir al mejor del mundo. Su figura ha saltado al imaginario popular gracias a la gran pantalla. Ahí está Nicholas Cage cantando 'Love me tender' en 'Corazón salvaje'. O Kurt Russell y Kevin Costner en 'Los Reyes del crimen' disfrazados de Elvis en una convención de imitadores de Las Vegas. O Harvey Keitel en 'Graceland', dando vida a un fan que acaba creyéndose que es Elvis de verdad. Porque para muchos, no es sólo música, es una forma de entender la vida.

Esperando a Stelvis

Una tarde de lunes de junio, el paseo marítimo de la Carihuela muestra el incesante hormigueo de turistas buscando ya un sitio donde cenar. En la colorida y bulliciosa calle del Bulto, los idiomas se entrelazan con el sonido del mar. En bar El Mojito, un clásico entre los británicos, han puesto un partido de fútbol en sus dos pantallas, pero sin sonido. Porque ahí, el protagonista no es la pelota. Estamos esperando a Steve Haughay. Una camarera nos avisa: «Siempre llega tarde». Efectivamente, aparece sólo quince minutos antes de la actuación, escondido debajo de una gorra y unas enormes gafas. No tiene tiempo para preguntas ahora. Ni para una foto. Tiene que montar, probar el sonido y cambiarse.

Son las nueve y diez minutos de la noche. El pub está lleno hasta la bandera, y eso que hace calor y la cocina ha cerrado hace media hora. El trasiego de camareros con generosas pintas de cerveza es incesante. Camisas con pelícanos. Orondas barrigas. Melenas rubias. Entre tanto jubilado, algún que otro niño jugando con una cocacola. Suena la misma intro que Elvis usaba para salir al escenario del International Hotel de Las Vegas. El público enmudece. Steve sale de un cuarto aledaño, pero ya no es Steve, es Stelvis, con el 'whitecossack', la famosa monoprenda blanca con tachuelas, flecos, cuello levantado y cinturón rojo. Peluca bien ajustada y micro en mano, las canciones se suceden. A la quinta cae 'In the guetto'. Con 'Treat me nice' el público se anima por fin a bailar. De cuando en cuando, baja de la tarima y saluda al personal, sin dejar de cantar. Hace bromas, mueve la pelvis sin arriesgar, no se olvida de ningún clásico y el público disfruta de lo lindo.

El Rey de la Costa. Stelvis lleva 14 años homenajeando a Elvis en el litoral malagueño. C. Z.

Natural de Liverpool, Steve hace cuatro shows por semana a sus 58 años en restaurantes y pubs de Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola y Marbella. «Al principio hacía entre siete y diez por semana, pero luego tuve cáncer y llegó el confinamiento y me di cuenta de que no necesitaba hacer tantos». En 2004 dejó su trabajo de alicatador de suelos y paredes en Chester, al noroeste de Inglaterra, para probar suerte primero en Francia, y finalmente en la Costa del Sol. No se imaginaba que, en Málaga, el destino le tenía preparado un trabajo totalmente diferente. «Alguien me escuchó en un karaoke y me ofreció cantar en el club de golf local. Ahora es mi trabajo completo».

Desde entonces han pasado catorce años dedicados a homenajear al Rey del Rock. «Siempre me ha encantado Elvis, creo que es el mejor cantante de su género. Nunca ha habido nadie como él. Murió hace cuarenta y siete años y es al menos tan popular ahora como cuando estaba vivo». No es una afirmación gratuita: Elvis tiene más de 23 millones de oyentes mensuales en Spotify. «No soy un imitador», aclara varias veces, «soy un artista tributo de Elvis. No lo encuentro nada difícil, no estoy imitando, soy yo aunque lleve el traje. Mi voz es natural; no intento sonar como Elvis, aunque mi voz es similar».

Cuenta que ha sido invitado a cantar en Dinamarca, Alemania, Francia e Irlanda. «Una vez llegaron al aeropuerto de Málaga siete miembros de un equipo de rugby danés con camisetas de Stelvis». Se siente especialmente orgulloso de que algunos turistas «verifiquen que estoy actuando en la zona antes de reservar su vuelo» y que su show sea un recuerdo destacado de las vacaciones. «Estoy muy agradecido de poder ganarme la vida dignamente haciendo lo que amo».

El último baile de Kenny Dee

Por haber, en Torremolinos ya hay hasta un Elvis que ha colgado el tupé. Sentado en el Vanilla Café, en la Plaza de la Nogalera, Kenny Duncan, de apellido artístico Dee, se siente como en casa. La conversación se interrumpe varias veces para que pueda devolver el saludo de los vecinos británicos que le reconocen. Torremolinos fue su primer hogar en España cuando se mudó a Málaga hace ya ocho años, aunque ahora haya optado por la tranquilidad de Mijas. La vida de este londinense de 63 años (tenía 16 cuando murió Elvis) ha sido de todo menos tranquila. De cara risueña, ojos azules y extensas patillas blanquecinas, venía ya con una carrera muy consolidada en su país. Actuó en el Hilton Hotel, salía en programas de televisión, e incluso aparece en un videoclip de Ronan Keating (ex vocalista del grupo pop Boyzone). Muestra con orgullo una foto con Kevin Spacey, al que tuvo una noche como público. Al parecer, el oscarizado actor quedó tan satisfecho con su interpretación que le dio una generosa propina.

Su historia comienza en 1997. «Un amigo mío era el gerente de un bar en Fulham y tenía un Elvis cantando. Me escuchó en un karaoke y me dijo que era mucho mejor que la persona a la que pagaba. Al principio no me interesaba. Era supervisor en un Blockbuster. Me dijo: si lo haces, te daré tus primeros conciertos. Lo pensé durante tres o cuatro meses». Al final se decidió por el rock, y acertó: ese año la franquicia de videoclubs controlaba el 25% del negocio mundial y hoy ya sólo queda un establecimiento en el mundo. Elvis demostró sobrevivir mejor a la piratería y el streaming. «En una semana podía tener tres o cuatro shows en diferentes zonas de Inglaterra. Y muchas bodas, en un verano tuve hasta 25». Sin embargo, reconoce que la demanda en la Costa del Sol es más alta, de mínimo cinco conciertos a la semana. Su primer mono «made in England» le costó 500 libras, y ahora presume de nueve trajes, de diferentes colores, realizados en Estados Unidos por B&K Enterprises, con el mismo patrón que los originales de Elvis. Algunos, de primera mano, dice que llegan a costar hasta catorce mil dólares.

El veterano. Kenny Dee colgó el tupé con la pandemia tras 23 años como Elvis en el escenario. K. D.

Kenny también rechaza la palabra imitador. «Prefiero la palabra tributo, porque no creo que sea Elvis Presley. No hablo como él», aunque reconoce haber trabajado mucho sus gestos. ¿Hay algo de terapéutico? «Cuando estoy en el escenario me transformo, ya no soy Kenny. El disfraz, las gafas, el peinado... Me siento bien».

«Oh, let our love survive», dice la letra de 'Suspicious Minds', una de las canciones que más disfruta Kenny cantando. Todo terminó en 2019. La pandemia y el consiguiente confinamiento acabaron con 23 años de carrera. El cuerpo ya no daba para más. Pero el año pasado volvió para un último baile. Al lado de Kenny, su pareja Susan Elmond no se pierde palabra. Están juntos desde hace 14 años y han viajado cuatro veces a Graceland. En su hombro derecho tiene tatuado un lazo rojo y la palabra 'survivor'. Justo hace un año, Susan tocó la campana del Hospital Clínico de Málaga destinada a celebrar la finalización de los tratamientos oncológicos. Y no es el primer cáncer que supera. Kenny decidió celebrarlo haciendo lo que mejor sabe hacer, en el pub Darcies Motown Bar de Benalmádena, a beneficio de CUDECA. «Fue agradable. Posiblemente en el futuro vuelva a ser Elvis sólo para ayudar a otra organización benéfica».

¿Quieres que te case Elvis?

Después de la entrevista, acompañamos a Kenny y a Susan a uno de sus pubs favoritos. La cervecería Twister, escondida en la Plaza de la Independencia entre pizzerías y 'Steak Houses', es el gran refugio de los amantes de la cultura rockabilly. En su interior, fotos, banderas y retratos de Elvis inundan las paredes. En una instantánea, tomada en 1953, aparece al piano con Carl Perkins, Jerry Lee Lewis y Johnny Cash. «Muchas de sus canciones las compuso Perkins, que tocaba la guitarra fenomenal», apunta Ana, la dueña de este pequeño santuario, «pero era más feo que Elvis». Ana dirige con pasión un local que ofrece rock&roll en directo de grupos españoles y extranjeros, y donde, periódicamente, ofrece bodas presididas por el mismísimo Elvis, en este caso en el cuerpo y alma de José Gil, un torremolinense muy conocido en la zona por su tupé de vértigo y el enorme tatuaje de la cara de su ídolo en el brazo.

Ana explica el porqué de esta demanda de conciertos tributo. «En otros países, toda la gente que supera los 60 años ha vivido con esta música en su juventud, y además con un montón de intérpretes diferentes. Y cuando llegan aquí, buscan lo mismo. Para ellos no es nada extraordinario, es su música».

Elvis es malagueño

«Siempre está la típica señora mayor que quiere que le dé un beso, como hacía Elvis en su época». Esta anécdota la cuenta Ángel David Castillo, alias Blue Ángel, el único Elvis malagueño que, en formato dúo con Jimmy a la guitarra, trío con un piano o contrabajo, o con una banda de once músicos, compite de tú a tú con los artistas británicos. «Por supuesto, yo no se lo doy, si acaso en la mejilla», aclara este vecino de toda la vida del barrio de La Barriguilla, donde comenzó con su pasión. «Con 14 años vi en televisión un anuncio al que le pusieron música de Elvis. Me gustó y empecé a indagar, a comprar discos… Me hice súper fan. Mis amigos me decían: ¿Cómo escuchas eso? Si es súper viejo. Si Elvis ya está muerto y no sé qué… A mí me daba igual. Comencé a investigar cómo grababan en aquella época, y a leer sobre él, me fui empapando de su historia. Y por una cuestión de similitud vocal empecé a cantar canciones como él lo hacía, a hacer un poco de tributo».

Suele comenzar los conciertos con 'That's all right mama' o con 'Shock rattle 'n' roll'. A sus 35 años, presume de versatilidad para hacer tanto al Elvis más joven «más rocanrolero, más caótico» como al maduro, «más melódico». ¿Cuál le piden más? «El más vistoso es el último Elvis, porque son canciones más orquestadas y por el vestuario. A veces interpreto las dos épocas en un mismo espectáculo y en el intermedio me cambio de ropa. Pero el tema que siempre gusta y no puede faltar es 'Can't help falling in love'».

Su primer concierto, en 2018, fue en el pub Classic Rock. «Yo veía que los tributos estaban muy de moda, y como no había nadie en Málaga haciendo de Elvis, porque suelen cantar en Torremolinos o Marbella, me pareció original. Quería dar a conocer al público una música a la que no estaban muy acostumbrados». Ahora, Ángel hace una media de 15 conciertos al mes por Málaga y toda la Costa del Sol, ganando, «lo más habitual» entre 70 y 100 euros por músico. «Gracias a Elvis tengo la oportunidad de estar siempre ante un público, hacer música y cantar, que es lo que me gusta». Su próximo reto será participar en septiembre en el Festival de la ciudad galesa de Porthcawl, el mayor evento de Elvis en Europa. «Mi ambición es aprender de gente que lleve más tiempo. Quiero probarme a mí mismo». Como diría Elvis, 'It's now or never'.

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