El Koala: «Me he tomado bien el parón por la pandemia, es para que aprendamos algo, a ser más pacientes»

–¿Cómo lleva la pandemia?

–Bien, con paciencia, retomando nuevas ideas, nuevas canciones, pensando en el nuevo disco, para enfrentarnos al nuevo mundo. Vivo en un monte escondido, como el 'pobre migue', en la zona de Cajiz.

–¿Está siendo duro el parón?

–Ha sido un parón total, mundial. Se está animando la cosa un poquito, empezamos a hacer conciertos para el público sentado, con las medidas de seguridad para el Covid y ahora es cuando está empezando a caminar la cosa. Nos enfrentamos a un mundo nuevo. Me lo he tomado bien, pienso que esto es para que aprendamos algo, lo canalizo como un aprendizaje. Será que no tenemos que tener tanta prisa, ser más pacientes, más tolerantes, menos materialistas. El Covid nos ha parado a todos para aprender, renovarnos y reciclarnos. Yo lo estoy haciendo así.

–¿Cree que se va a aprender algo?

–Para quien quiera verlo sí, para quien no quiera, no, se quejará y dirá, con lo listo que yo soy, y ahora gano menos dinero. El humano es imprevisible. Hay los que saben aprender y ven la señal, y otros que no, culparán a otros. Variopinto.

–¿Le está sirviendo de inspiración la pandemia?

–Tengo un montonazo de tiempo libre, para preparar muchas canciones. Con el disco nuevo puedo elegir entre más. Puedo componer y escribir lo que me apetece y lo que salga. Cuando estás metido en carretera y diez mil historias, te salen historias sin terminar.

–¿El rock rústico está más vigente entonces que nunca?

–Tiene vigencia siempre. La pureza y la verdad están en el campo, aunque la gente quiera después tomar Coca-Cola, comer pizzas y hamburguesas. Lo que reivindico, la dieta mediterránea, el jamón nunca pasará de moda, los valores del campo, el bosque, el senderismo, tendrán vigencia siempre, para quien lo quiera captar. Mis letras son las de siempre, mis vivencias en el campo, lo que me gusta y me pone.

–Bueno, hace tres años dio un salto a la ciudad, ¿no?

–Sí, fue un experimento que hice y me gustó muchísimo, 'El Koala se acerca a la ciudad'. Nunca busco nada, ni fuerzo nada. En ese momento me hacía muchas rutas en bici por la ciudad, y las canciones que salieron fueron esas, ahí lo reflejé. Ese momento quedó.

–En otro disco anterior se acercó al público más infantil...

–Sí, eso fue 'Cancioncillas Nillas', en 2015. En ese momento me apetecía hacer eso. Eran canciones infantiles, desde la perspectiva de un niño que se ha criado en el campo. No es lo mismo un niño de los años sesenta, que se crió cercano a sus abuelos, en la alberca, con las ranas, con la bici, mientras la abuela está haciendo punto debajo de la higuera. No tiene nada que ver con un niño de ahora, que se cría sin ver a los abuelos, estresado, hasta arriba de azúcar y bollería. Nuestras chucherías eran las frutas de los árboles, amascos, higos, brevas, uvas... Lanzo el mensaje, quién lo quiera coger, lo coge.

–Todo esto que dice está muy de actualidad, la gente busca lo rural, huyendo de las ciudades, de las aglomeraciones...

–Sí, parece que el turismo rural está que se sale. Las criaturas se cansan de respirar petróleo, de bañarse en suciedad, de estar pisando hormigón, tienen derecho a irse al campo.

–Si le dan a elegir, ¿se queda con el campo o con la ciudad?

–El campo siempre. Viajar donde me toque, por la música, que es lo que más me gusta, pero el campo tira mucho. Es muy recomendable la sensación de quedarse en el huerto, descalzo, y no tocar el móvil en cinco horas. Lo recomiendo, quien pueda hacerlo que lo haga.

–¿Cómo lleva la fama? Hace tres años le vimos en un 'reality'...

–Fue una oferta que me hicieron, surgió, me apetecía en ese momento, lo pasé bien. Como experiencia fue positiva, ves el comportamiento humano, en 600 metros encerrados. Quedé tercero. No soy producto televisivo ni de 'reality'. Me lo pasé bien, disfruté de los animales, había cabras, un burro y gallinas. Acabó y volví a la música.

–¿Y si tiene que elegir entre el 'famoseo' o la música?

–Mi vocación es la música, pero si surge alguna aventura y me apetece, pues la hago. Otras veces he estado en programas de cocina, y no tengo ni idea. También en programas taurinos, en Canal Sur. Siempre desde un punto de vista cómico, irónico. De tauromaquia no tengo ni idea. También participé en 'La Báscula' para perder peso.

–Como embajador de la Axarquía, ¿qué sitios recomendaría?

–La Axarquía es un paraíso, hay 31 pueblos, con senderismo, en las dos Canillas, Alcaucín, Frigiliana, tenemos playas preciosas, un puerto propio, con su lonja. Hay una agricultura brutal, en Almayate, nuestra cepa de uva moscatel, el aceite de Periana. No tengo problema en decir que soy nacionalista de la Axarquía, tenemos todo lo mejor y comprendo porqué la gente quiere venir aquí.

–¿Y del resto de la provincia?

–El Muelle Uno me encanta, las playas de Pedregalejo y El Palo, calle Larios, La Coracha, donde están las raíces del Piyayo, del arte malagueño. Torremolinos, Fuengirola, me encanta todo, pero defiendo mi Axarquía por encima de todo. Nerja es preciosa y Maro.

–¿Cuándo veremos otra vez a El Koala en el escenario?

–En agosto ya tenemos cositas, pueden seguirme en redes. Hasta que la gente se vacune. El disco nuevo lo queremos para antes de final de año. Volvemos al mundo nuevo otra vez. Incertidumbre ha habido siempre, ¿cuántas veces ha sido saqueada España? Somos resistencia pura. Inventaron el IVA, un cambio de moneda, la última del Rey, el Covid, somos de acero.