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Después de unos cuantos meses en los que el silencio parecía haber agarrado entre los robustos muros y columnas de la catedral por el confinamiento, los afilados órganos del templo rompieron hace tres semanas ese monólogo mudo. Los bancos y pasillos seguían sin fieles ... ni turistas y nadie estaba allí para escuchar la música celestial orquestada por el intérprete Antonio del Pino. No obstante, el concierto no se perdió entre muros. Lo escuchaban micrófonos de última generación que transformaron la acústica de las bóvedas en un estudio de grabación como una catedral. Ese fue el primero de los tres discos que ha grabado desde entonces el organista y director del coro de la seo malagueña que ha salido del confinamiento con proyectos musicales que han ido solapándose y que, además de rescatar piezas inéditas antiguas con otras de riguroso estreno, han tenido la colaboración de la OFM, el barítono Carlos Álvarez y el compositor romano Marco Frisina, además del apoyo de la Fundación Lágrimas y Favores que impulsa Antonio Banderas.
«En la cuarentena hemos encontrado en la música esa palabra de consuelo, de esperanza o de memoria que necesitábamos en estos tiempos difíciles, por lo que, tras tantos meses en los que los órganos han estado calladitos, ahora adquieren más sentido que nunca estas grabaciones que durante este tiempo tuvimos que postergar», explica el propio Antonio del Pino, que se confiesa un devoto prácticamente de la función social de la música. Para el primer disco, que aún no tiene título, el organista reúne doce partituras, que arrancan con un cuarteto de obras italianas y españolas del siglo XVI y XVII, continúan con piezas barrocas del ceremonial inglés y concluyen con una tetralogía de composiciones contemporáneas de Marco Frisina, una de ellas escrita específicamente para la Catedral de Málaga.
«Estoy sorprendido con el resultado por lo bien que funcionan las obras del pasado con las más actuales», resume Del Pino que añade que, aunque el protagonismo musical es para los órganos gemelos del siglo XVIII del principal templo malagueño, la interpretación musical también cuenta con las trompetas de José Antonio Moreno y Alejandro Gómez. De todo ello fue testigo el único 'espectador' de este concierto, Antonio Romero, el técnico de sonido que se adueñó de este solemne y catedralicio estudio de grabación.
Una vez concluido este disco, el organista abrió nuevo capítulo. Esta vez añadiendo además su condición como director de coro e investigador de tesoros ocultos. Así, la segunda grabación ha rescatado del olvido un Stabat Mater del siglo XIX inédito de la catedral de Málaga, «un descubrimiento maravilloso que va a sorprender», adelanta Del Pino que destaca que esta recuperación se ha materializado gracias al mecenazgo de la Fundación Lágrimas y Favores de Antonio Banderas y con la participación «altruista y entusiasta» de Carlos Álvarez y de la OFM.
Para la grabación del coro se trasladaron a la capilla del Monte Calvario por su excelente acústica. Y donde se encuentran las cenizas del padre Manuel Gámez, figura clave tanto para el barítono como para el organista. El primero formó parte en sus comienzos de la coral Santa María de la Victoria que fundó este sacerdote, mientras que el segundo se confiesa «discípulo» de este personaje clave de la música sacra en Málaga. Por ello, al término de la grabación se hicieron una foto junto a la tumba del músico y clérigo fallecido en octubre del pasado año.
El tercer y último disco tiene como protagonista al compositor y clérigo Marco Frisina que, tras grabar en Roma tanto la música como las voces de su cd dedicado a la virgen, ha dejado en manos de Antonio del Pino la versión española con los miembros del coro de la Catedral. «Estamos en plenos ensayos de esta obra en la que el autor reivindica el refugio maternal en este tiempo de pandemia», expone el músico, que añade que el álbum arranca con un himno a Santa María de Loreto venerada en Italia y se cierra con una composición a la Virgen de Lágrimas y Favores de Málaga.
Estas obras se publicarán en otoño, aunque el organista y doctor en Musicología también recuerda que se acaban de editar las 'Lamentaciones' de Juan Francés de Iribarren, maestro de capilla de la Catedral de Málaga en el siglo XVIII. Un incansable autor al que Antonio del Pino ha dedicado una década de investigación y varios discos. Y lo que queda. «Apenas hemos rescatado un centenar de sus partituras y nos dejó más de mil», avisa.
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