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Era una tarde tonta y caliente, de esas que te quema el sol en la frente. En Marenostrum Fuengirola esos 28 grados mezclados con la humedad no importaron a las más de 18.000 personas, que sudaron y saltaron como si no hubiera un mañana ... al ritmo de Estopa, que lleva meses llenando estadios en la gira de celebración de sus 25 años. Pero hasta ahora no habían tenido un inicio de concierto tan bueno como el de Fuengirola, o al menos eso aseguraron los hermanos Muñoz en sus primeras palabras del show: «¡Madre mía! No pensaba que esto era tan guapo, ¡posiblemente el mejor arranque de lo que llevamos de gira!», gritó David para hacer enfurecer al público, que empezó sin freno con 'Tu Calorro' y 'Cacho a Cacho', dos de tantos himnos que retumbaron ayer ante la multitud de Fuengirola.
En la orilla del río a los pies del Castillo Sohail nadie estaba solo. Desde horas antes de empezar el concierto hasta horas después de terminar. Lo del sábado en los alrededores de Marenostrum fue de otro mundo: bares y chiringuitos con la banda sonora de Estopa para ir calentando motores, grupos de amigos pillando sitio en la playa para asistir a ese «otro concierto» que se vive siempre a espaldas del escenario fuengiroleño y miles de personas en una cola kilométrica a la que había que echarle paciencia. Pero bueno, al que tiene ganas de vivir un momento inolvidable poco le pesan las horas de espera.
«Me quedaré con muchas ganas de verte», cantaron los hermanos Muñoz. Aunque sus fans no tuvieron motivo para quedarse con ganas de escuchar más a Estopa, que ofreció un concierto amplio con 28 canciones en casi tres horas que se retrasó en su inicio durante unos 15 minutos desesperantes para un público deseoso de empezar a cantar. Habían agotado las entradas en apenas dos horas cuando se pusieron a la venta hace meses y la reventa los días previos se había disparado hasta los 180 euros.
Hechos unos fieras y partiendo la pana, los hermanos Muñoz hicieron de rockeros ante un mar de gente que dejó una estampa para el recuerdo. Sus fans iban todos a una con las manos arriba, bailes y saltos descontrolados. Y, por supuesto, no faltaron los momentos más cariñosos con abrazos y miradas cómplices entre el público. «¡Esas palmas de mi Andalucía!», animaban los cantantes catalanes desde un escenario lleno de detalles simulando una ciudad: una señal de stop, edificios, mesas y sillas se mezclaban con los músicos y sus instrumentos durante el show. No podía faltar ese detalle que tiene tanto que ver con el éxito de los hermanos Muñoz, el seat panda rojo con el que tuvieron «un piñazo» al ver la raja de la falda y en el que se subieron para cantar en Marenostrum.
De la noche prisionera, de risas inoportunas, llantos que valen la pena. Destacó el piano cuando Estopa cantó 'Tragicomedia', que comenzó lenta y terminó como una fiesta. «Ha llegado un momento esperado para mí y para mi hermano en el que nos saltamos la exigencia del guión», comentó David mientras se derramaba sobre la cabeza el resto de la botella de agua que se estaba bebiendo. «¡Vamos a tener que tomarnos una cerveza, eh!», advirtió mientras cogía el botellín. Parecía que llegaba el momento de 'Paseo', pero no. Era el turno de la poesía de 'Hemicraneal' para que la humedad se clavara aún más en Fuengirola: «No hay mejor temperatura para cantar que este calor y esta humedad», apuntó David.
Una fuente de energía fue el show de Estopa, que tuvo un detalle malaguista y malaguita ante el que el público respondió cantando el mítico «lo, lo, lo». Detrás de la fuerza de la batería de Estopa estaba Anye Bao, el músico malagueño que ha acompañado a los hermanos Muñoz en varias giras y que el sábado en Fuengirola sorprendió en mitad del concierto poniéndose la camiseta del Málaga CF, el club de la capital que vive un momento dulce tras el ascenso a Segunda División con una afición entregada para la temporada que está a punto de arrancar.
Con el run run que sale del corazón apareció en el escenario otra de las joyas del show: la voz de Chonchi Heredia, esa voz imparable que regaló unos quejíos flamencos y toques de esa rumba catalana de la que presumen los hermanos Muñoz. Su lado más canalla salió a la luz con temas como 'Poquito a poco', en el que el público gritó a capela y al unísono «lo reconozco, fumo porros a diario».
Parecía un sueño muy real y muy profundo el concierto de Estopa cuando ya estaba llegando a su fin. Habían sido 28 canciones entregadas al público de Fuengirola, que remató el show con el himno 'Como Camarón'. Y así acabaron la madrugada del sábado, partiéndose la camisa con los hermanos Muñoz y sus 25 años de carrera.
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