El Zurdo: «El miedo escénico es no poder subirte al escenario por falta de trabajo»

–¿Para cuándo está previsto el lanzamiento definitivo de su 'Prueba de vida'?

–Parece que cada vez que le pongo el nombre a un disco es premonitorio, 'Acto de fe' se convirtió en una hazaña que pudimos sacar adelante con mucho esfuerzo y este 'Prueba de vida' que se empezó a gestar justo al sacar el anterior, fíjate lo que nos ha pasado por encima: un boom de trabajo increíble con Los Mirindas que no me permitía tener mucho tiempo para subir a Madrid al estudio de Candy y luego una pandemia como un demonio. Por eso decidimos ir sacando singles para ir enseñando la patita, pero para marzo está previsto que lo tengamos en las manos.

–El último avance de este trabajo, 'Un compromiso', versión del tema que popularizó Antonio Machín, muestra su faceta más flamenca...

–Esta canción compuesta por el maestro Gregorio García Segura resume bien lo que es trabajar mano a mano con un productor como Candy Caramelo y define muy bien cuál es su verdadera función: sacar con cucharilla lo mejor de ti, ahondando y conociéndote al milímetro. Llevábamos un tiempo buscando el timbre más honesto y real de mi voz, mi metal de voz que dicen, sin imitar a nadie. Una tarde en el estudio estábamos trabajando en esta versión y no estábamos contentos con el tono. Durante un receso, cogí mi guitarra y empecé a cantarla medio en broma aflamencada, ya que llevo toda mi vida cantando en mi casa así y es mi voz natural. Al primer quejido escuché un grito de Candy: «Me estas engañando, sí que tienes tu propia voz; ¡así, así, no te muevas!

–Bambino, Machín… ¿son algunos de sus referentes en el ámbito de la música?

–Es lo que yo escuchaba de pequeño en la cocina de mi madre: Juana Reina, Los Panchos, Lola Flores, Beni de Cádiz, copla, flamenco, boleros... los tengo metidos en mi cabeza. En mi casa Bambino es dios, mi padre fue taxista de él; Miguel era un tipo desprendido y en mi familia se le venera. Es una inspiración por la forma de subirse y darlo todo en el escenario. Ahí he sacado mucho de él.

–Un tema dedicado a sus padres, que protagonizan el vídeo grabado en el ZZ Pub y en su propia casa: un homenaje a sus raíces...

–Mis padres son mi mejor herencia, mis valores, mi forma de ir por la vida, mi padre siempre con una sonrisa, afable y luchador; guerrillero diría yo, con principios inquebrantables, que no se ha vendido nunca y muy generoso. Y de mi madre ¿qué voy a decir?: es artista que no ha ejercido, una mente abierta maravillosa que me apoyó desde pequeño: «Haz lo que te dé la gana, pero hazlo mejor que nadie», decía, y eso es una modernada...

–En este vídeo le acompañan su banda habitual y La Faraona, ¿cómo ha sido esa reunión?

–El vídeo es obra de mi querido Abel Rodríguez, que con los pocos recursos que teníamos ha hecho una maravilla visual, esto era una cosa muy personal mía. Cuando estábamos grabando el tema, en la parte donde iba el solo me puse a recitar un poema a mi madre que me salió del alma y así quedó; nos emocionamos mucho y nos dimos un abrazo Candy y yo de champion league. Entonces no podían faltar mis padres en el vídeo. Se rodó una parte en casa, pues mi padre tiene la movilidad reducida de tantos años castigando el cuerpo trabajando de sol a sol, tiene las rodillas fatal, pero estuvo genial en la grabación, natural y divertido como siempre. A mi madre nos la llevamos al ZZ Pun, donde se hizo su parte de baile dejándonos a todos boquiabiertos cuando lanzó los tacones al vuelo y se puso a bailar descalza. El resto de mi banda querida la forman Manuel Moles, Alfon López y Dani Cuenca, como escuderos zurdos. La gente del ZZ Pub, que me han visto echar los dientes en su escenario desde los 18 años, siempre se apunta a todas mis locuras y los quiero mucho. De hecho, Lorenzo es mi propio Señor Lobo, siempre al quite de su zocato amigo.

–Su nuevo disco es un cóctel de rock, música americana, country, flamenco.... ¿diría que es su trabajo más diverso?

–'Acto de fe' fue la carta de presentación, una visión más panorámica de lo que vendría después. 'Prueba de vida' va de la verdad, la crudeza sin artificios, de entrar con bisturí al asunto, de hacer lo que realmente te sale sin intentar pensar en agradar a los demás, una fotografía real de lo que estoy haciendo en ese momento. Me gustan tantas cosas que siempre tengo la sensación de que no me da la vida para todo, a mí me gusta el buffet musical, picar de allí y de allá y tamizarlo por mi propio filtro zocato; con profundidad y sapiencia de lo que se hace, pero sin estar condenado a un solo estilo.

–¿Alguna colaboración en su 'Prueba de vida'?

–Gracias a lo que sea tengo la suerte de poder levantar el teléfono y tener a mi disposición corazones y artistas maravillosos que son mi orgullo, no compromisos con patas sino amigos de verdad, algunos que ni yo todavía me creo. Pero siendo honestos lo importante son las canciones, lo que se cuenta y se canta y lo que se toca, así que Candy yo decidimos sacar el disco sin colaboraciones que pudieran distraer del mensaje, una vez que salga tenemos unos cuantos cartuchos para regrabar y colaborar en directo, para apoyar que esto sea más conocido, pero primero vamos al turrón y luego al champagne.

–¿Cómo definiría este trabajo?

–La suma de los dos discos soy yo, completa hasta ahora la visión de mi música, me encanta escuchar mi primer disco de Vicios Caros y vislumbrar destellos de lo que vendría después, la intención inocente de lo que luego desarrollaría, estoy muy orgulloso por que todo esto es un trabajo que me lo he comido yo solito a pulso con la ayuda de Candy Caramelo, descubrirme, confiar en mí y en mi capacidad, eso no te lo puede regalar nadie, no tirar la toalla cuando nadie te presta atención ni hay manos amigas donde agarrarse, cuando comprendes que o lo haces tú o no se hace, coges una perspectiva guerrillera que más de un sindicato la quisiera.

–¿Cuánto tiempo ha invertido en producir este disco y cómo ha sido el trabajo con Candy Caramelo?

–Realmente si quitamos de polvo y paja al calendario, los seis temas que hice con el se podría resumir en pocas semanas, cuando trabajo con Candy todo es tan fluido y me conoce tan bien, que salimos baratos a la hora del tiempo invertido, jajaja! Precisamente por el trabajazo que ya nos precede de conocerme y ver que puede sacar de mi, es un capo.

–¿Cómo ha sido su evolución como músico desde que se subió por primera vez a un escenario?

–La primera vez fue con cuatro años en la Peña San Vicente en la Feria de Málaga, aprovechando el descanso de la orquesta de turno me puse a cantar unas sevillanas del Peregil de Sevilla y puse aquello en pie. Es curioso que en esa edad temprana solo quisiera subir a cantar cuando aquello estaba lleno. (Risas). Desde siempre el escenario ha sido una casa, un relax y un disfrute, el miedo escénico es no poder subirte por falta de trabajo, eso sí que da miedo. Siempre con el mayor de los respetos y siempre al mil por mil.

–El Zurdo no para de hacer conciertos, a pesar de las restricciones, también con el grupo de versiones Señor Mirinda...

–El 2020 lo pasé bastante mal, el 26 de enero de este año cumplo cuarenta años, el alquiler no se paga solo y todavía no he aprendido a alimentarme de likes, así que figúrate el panorama de trinchera diaria, pero dedicándome a esto desde hace ya casi 25 años si no me han aburrido ya no lo van a hacer, así que con mis queridos Mirindas me gano el pan muy decentemente, agradecido y orgulloso de lo que hemos afianzado mi hermano Adolfo Caimán y la banda, sin perder un ápice de rock, donde la gente disfruta. Este año, si el Covid lo permite, tenemos unas perspectivas muy buenas,

–¿Tras publicar el libro de poemas '12 certezas' tiene previsto mantener el pulso literario?

–Para escribir hay que vivir y de eso no me falta, lo que sí me falta es tiempo. Sentarme tranquilo a ordeñar el tintero cada vez es más complicado, ese tiempo de escritura lo estoy invirtiendo en los nuevos temas, pero por suerte la poesía no viene cuando quieres sino cuando le da la gana, así que me dejo querer, ojalá tenga material para un segundo y un tercero, mi retiro cuando esté hecho un clavo es escribir, que es lo que más me gusta del mundo.