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CRISTINA PINTO
Viernes, 12 de agosto 2022, 00:40
Desde el aparcamiento de Starlite se podía escuchar lo que llegaría unos minutos después al escenario. La fila de coches esperando su sitio en el ... aparcamiento tenían puesta su lista más flamenca para llegar a la cita con el festival marbellí, que vivía una de sus noches con más duende del verano. Kiki Morente, Israel Fernández y Estrella Morente, justo en ese orden aparecían anoche sobre el escenario. Corría una suave y tranquila brisa que venía bien al público, porque se avecinaba un terremoto de raza y poderío en la velada de la cantera de Nagüeles.
El escenario, completamente a oscuras, se iluminaba en el centro. Un destello blanco deslumbraba entre esa luz: Kiki Morente, vestido con un traje del color de la pureza y una camisa azul cielo, vivía los primeros segundos de su ritual flamenco. A su alrededor, el corro de los músicos que le acompañaban durante el concierto. Todos cerca y alrededor del escenario y la voz de Kiki Morente a solas con el micrófono, que llevaba doble, el de diadema y el del pie de micro. Lo más profundo del cantaor, herencia de su padre Enrique Morente, resonaba con fuerza en la cantera marbellí. Los primeros 'olé' y aplausos de la noche ya se escuchaban entre el público, el duende flamenco empezaba a apoderarse de Starlite.
Con alegrías arrancaba el concierto. 'El ciego de la guitarra' era la primera con la que Kiki Morente quiso seducir al público. Y Starlite se convertía en un tablao flamenco con los acordes de las guitarras y el cante del granadino. Su melena, con rizo perfectamente definido, recordaba a la de Camarón, como decía Luisa desde la última fila de la zona de platea. «Es que tiene el mismo pelo, mira, mira», comentaba con su amiga. El cantaor se ponía de pie para coger la guitarra y cantar por soleá con 'Si tú me quisieras'. Y también dedicaba sus primeras palabras al público: «Gracias por hacerme cumplir una noche de ensueño con mi hermana, estamos en una buena tierra cantando al arte, al genio y la cultura, que es la mejor herramienta que podemos tener hoy en día para vivir».
Con un guiño a su padre, como el fan que le gritó desde el público: «¡Viva el Sacromonte!», iba terminando su concierto. 'Adiós, Málaga', de Enrique Morente sería la penúltima del cantaor granadino. Pero la última estaba clara, se quitaba la chaqueta y cantaba 'Lunares', la canción que está triunfando ahora en las listas flamencas. Aunque parecía que no iba a ser la última de la noche: «Viva Málaga, viva el flamenco y viva Starlite. ¡Luego nos vemos!», se despedía del público al irse del escenario. Todo parecía indicar que volvería al final de la velada para cantar con su hermana Estrella Morente.
Tras diez minutos de espera entre concierto y concierto, el público ya había paseado de un lado a otro para pedir en las barras y ya lo que querían era que saliese el siguiente. Uno de los más aclamados del flamenco actual, Israel Fernández, que con su semblante lleno de raza se sentaba para dejar en silencio a Starlite con su poderío. Y garra, desde la primera 'El desamparo', la voz del cantaor toledano rompía con fuerza en el tablao flamenco en el que se había convertido el festival marbellí.
Camisa blanca con el torso al descubierto para dejar ver sus colgantes de oro y la gran cruz que suele llevar el artista. Y otra gran melena flamenca que Israel Fernández manejaba de un lado a otro entre quejío y quejío. Era su primera vez en Starlite y le acompañaban sus músicos y amigos, además de su fiel guitarrista Diego del Morao. «Simplemente os voy a cantar con todo mi corazón sin guardarme nada, desde la humildad y el respeto con to' mi cariño para todos ustedes», anunciaba el artista en su saludo al público.
Y tanto que no se guardó nada. Un derroche de poderío flamenco arrasaba con cada canción, un terremoto de arte que casi arrollaba al propio artista, que tenía que sujetarse a su silla cuando cantaba «con todo su corazón», como él mismo decía. Con Israel Fernández el público ya se vino arriba, entregados dedicaban un ole en cada cante del toledano. «Este lugar tan bonito, esta montaña... Estoy muy feliz de estar aquí en este festival con este carisma tan bonito», comentaba el cantaor.
Ya puso en pie al público, pero cuando se sentó al piano, la cosa fue de otro mundo. Ya se lo decía Isabel a su pequeña Lola: «Cuando lo vi en el Cervantes fue lo que más me gustó, escucha». Y todo Starlite escuchaba en silencio la magia que hizo Israel Fernández con 'Vino amargo' y el piano. Después de eso llegaba la última, que siempre es la penúltima, «bulería que dedico a toda la juventud», se dirigía al los que forman el gran núcleo de sus fans.
El público estaba tan entregado que Israel Fernández hizo otra más en el escenario de Starlite y por fandangos acababa su parte de la noche. Esa que nadie quería que terminase. «La próxima vez te vienes solo», le gritaba una fan desde la grada. Una grada que casi se venía abajo del taconeo con el que los fans despidieron al cantaor, al compás de las palmas. Y es que el duende flamenco también se había apoderado del público, no solo de Starlite.
Y así fue también con el final de la velada. De blanco entero salía Estrella Morente mientras en la pantalla se reflejaba el agua del mar y con la más pura elegancia que caracteriza a la cantaora granadina, interpretó 'Cançao do mar' para dar la bienvenida a su concierto y última parte de la noche. Su abanico blanco y los pendientes de brillo le acompañaban para mecer su melena rizada. “Gracias por contar un año más conmigo, cada año es como el primero”, saludaba la granadina al público marbellí.
Dio un paseo por parte de su disco 'Mujeres', donde la hija de Enrique Morente pone su voz para cantar a “las grandes olvidadas del género”. Como con 'Carta a Diego' por Frida Kahlo o 'Cuando llegue la noche', de Ernestina de Champourcín, “esta para mí es muy especial”, aseguraba antes de cantarla. Y, tras estas, quiso hacer un homenaje a la tierra: “Vamos a hacer unas malagueñas dedicadas a Pablo Ruiz Picasso”, anunciaba Estrella Morente mientras se sentaba para cantar. Dejó boquiabierto a más de uno en el público con esas malagueñas que terminaron con un “¡Viva Málaga!” por parte de la cantaora.
Fue a cambiarse y apareció con el estilismo de fiesta, sin perder la esencia flamenca. Flecos y un mantón de lentejuelas le acompañaban en su parte final del concierto. “Vámonos a México de la mano de Chavela Vargas”, indicaba para cantar 'La noche de mi amor'. Mientras, había dos fans al borde de uno de los palcos que llevaban pidiendo un rato que cantase 'Dicen', cuando el silencio de una canción a otra les dejó entonarla para que Estrella Morente siguiese con esa misma canción, en la que esas dos amigas disfrutaron tanto bailando.
Para terminar había guardada una sorpresa. La cantaora granadina subía a su hija a las tablas de Starlite, para que le acompañase al baile unos minutos: “La primera vez en un escenario de mi Estrellita Conde Morente”, exclamaba la artista mientras su hija le bailaba. Y bailando se iban las dos del escenario: “Hasta siempre, gracias”, decía Estrella Morente. Aunque no podía irse sin cantar 'Volver'. Y seguro que volverá a Starlite.
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