Diez discos de 2022

Una enciclopedia bailable sobre la función emancipadora de la música, esa que llega cuando la luz está baja y la bola de espejos da vueltas sobre la pista para liberar a las voces negras, a las mujeres, a los apartados y a las distintas identidades que salen de noche. Beyoncé cabalga como una amazonas buscando libertad y firma el mejor disco de su enorme carrera, producido con elegancia y lleno de referencias a la historia de la música disco y dance. No importa cuántas veces se ponga 'Renaissance', que siempre se escucha algo nuevo. Así se baila la revolución.

El cuarto álbum de Benito ha vuelto a atrapar al mundo. Ahora el puertorriqueño se atreve con cierta experimentación y expande los límites de un género que él ha hecho grande y que mezcla con house-pop, merengue, EDM, mambo, perreo… casi todo tiene cabida en este universo empapado de divertida melancolía caribeña, sentido de autoparodia y resistencia playera, con canciones inolvidables como 'Tití me preguntó', 'Yo no soy celoso' o 'Tarot'. Es un disco de verano, sí, pero de todos los veranos.

La poeta y narradora británica no binaria presenta su cuarto álbum estudio grabado en un solo día y atiborrado de letras que tratan sobre la ansiedad, la vergüenza, el aislamiento, el paso del tiempo, Inglaterra o el amor. Más allá de los textos tan directos y de su voz, la producción sube a otro nivel hasta rasgar las coberturas del alma. Este trabajo de Tempest es inmenso y supone un ejercicio de aceptación sensible y contundente.

El que quizás sea el grupo más decisivo y completo de la música actual ha vuelto a sacar este año un disco que le sitúa en lo más alto. Canciones épicas, un homenaje declarado a Bowie, y letras que parecen dirigirse a una generación líquida, personalista y autocomplaciente pero también de una sociedad llena de ansiedades.

La cantaora onubense y el productor jerezano unen talento y conocimiento para investigar la inagotable relación entre el flamenco y la electrónica. Encontramos verdiales, seguiriyas, tangos, bulerías y una enorme ruma llamada 'De mí' en conjunción con un experimento que ha salido bien y que sitúa a Márquez como una de las voces más inquietas y rompedoras del flamenco.

Este divertidísimo disco abraza la postpandemia desde su mismo título, pero sin intensidades, tomando la música como escape en trazos de synth-pop. La banda de Alexis Taylor y Joe Goddard, a quienes pudimos ver en el festival Cala Mijas, no paran de superarse y este octavo álbum es otra demostración de talento, inteligencia y agudeza rendida al ritmo.

Con una gran trayectoria como productor que ya dura más de 20 años, el británico sigue lanzando propuestas llenas de texturas orgánicas que proponen atmósferas en las que podría caber al mismo tiempo el baile y la contemplación. Un disco de electrónica elegante e inspiradora.

El cantautor asturiano vuelve con diez canciones sobre el dolor, la injusticia, las relaciones que descarrilan y los sentimientos más impuros, el capitalismo y la muerte, donde la esperanza, al final, brilla sobre todo lo demás. Después de un retiro provocado por las razones más duras, Nacho se enfrenta de nuevo a su talento para exprimir una sensibilidad única, unas veces con sentido del humor, otras sin consuelo.

El debut largo de Rigoberta cierra un gran año para la compositora barcelonesa, pero aquí podría haber cabido cualquiera de los últimos discos de Los Planetas, La Bien Querida, Dorian, Guitarricadelafuente o Joe Crepúsculo, representantes de tanta buena que se está produciendo en nuestro país.