Ariel Rot, en una imagen reciente. Javier Sala

Ariel Rot

Músico
«Hay días en los que piensas que es una mierda lo que estás haciendo»

«¿Qué vas a explicar sobre las canciones? Estás trabajando con un material casi invisible», dice tras la reedición de 'Hablando solo' veinticinco años después

Iker Cortés

Madrid

Domingo, 30 de abril 2023, 00:20

Ariel Rot (Buenos Aires, 63 años) recibe de pie y entusiasmado con el bajo acústico que tiene entre sus manos. «Está muy bien que entre entrevista y entrevista pueda tocar un poco», dice mientras hace sonar algunas notas. El argentino está exultante. Acaba de reeditar ' ... Hablando solo', su tercer álbum en solitario, que sale por vez primera en vinilo y con un puñado extras, y se lanza a girar con la banda con la que presentó este mismo disco hace ahora veinticinco años.

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-Se cumplen 25 años de 'Hablando solo' y no todos los artistas tienen una oportunidad como esta de lanzar una edición revisada con maquetas y canciones en directo. ¿Da algo de rabia? Lo digo por el paso del tiempo.

-Bueno, yo estoy en activo, y eso no da nada de rabia. Quiero decir que estos 25 años han pasado, pero han pasado muy bien. 'Hablando solo' fue como el comienzo de algo que podría haberse truncado, como me pasó en mi etapa anterior, ¿no?, con 'Debajo del puente' y 'Vértigo', entre Tequila y Los Rodríguez. Sin embargo, fue el comienzo de algo que me llevó hasta lo que soy ahora. Aparte de haber hecho todos los discos que hice durante estos 25 años, sobre todo en los últimos tiempos me han pasado un montón de cosas interesantes. El programa de televisión 'Un país para escucharlo', juntarme con Kiko Veneno, retomar incluso esos conciertos con Tequila, que también fueron un gran divertimento para mí. Dejar un poco de hablar solo y coger la guitarra y ponerme a un costado a rockear.

-'Hablando solo' es su tercer disco y es también el primero de ellos que recibe un tratamiento así. ¿Por qué no con 'Debajo del puente' o 'Vértigo'?

-Ni falta que hace, déjalo (ríe). En primer lugar, yo creo que alguna demo de 'Debajo del puente' sí llegamos a editar, pero no se hacían tantas demos como luego, porque no teníamos estudio casero, por un lado. Por otro lado, no son discos con los cuales, tal cual están grabados, yo me encuentre muy cómodo ahora. Sí con las canciones. De hecho, 'Sin saber qué decir' la sigo tocando y 'Debajo del puente' también la toco, no en esta gira, pero sí la sigo tocando porque me parece que tiene un texto que se mantiene perfectamente y que tiene una lectura actual, lo cual me parece un gran logro. Fue el primer texto adulto que hice, después de Tequila. Sí que de los siguientes discos, como 'Cenizas', también hay mucho material y no descarto que se pueda editar en vinilo y ponerle unos extras también. Pero bueno es que este disco, aparte de lo musical, que es un LP donde están Los Attractions y Joe Blaney, que se grabó en manual, en una convivencia grupal, que eso fue maravilloso, tiene la cosa un poco ceremonial o histórica de que fue el comienzo. Fue dar ese paso, que no fue fácil, que fue una decisión con muchas incertidumbres y vértigo, de decir, bueno, voy a adquirir el compromiso y voy a aprender a hacer esto. Voy a dejar de ser solamente un guitarrista.

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-Da la sensación de que la posición de frontman, de líder, le generaba algo de rechazo.

-Bueno, yo estaba muy cómodo en esa posición porque yo soy guitarrista de cuna, porque no tuve que esforzarme absolutamente nada para aprender a tocar la guitarra. Aprender a tocar la guitarra fue como quien aprende a caminar, como quien aprende a respirar, yo qué sé. Había una guitarra en casa y empecé a tocarla y me ponía discos de Chuck Berry de Los Rolling Stones y tocaba encima. Y encontraba algún librillo que venían en acordes y me lo ponía a mirar y me iba a la Plaza Francia, que era un lugar donde se juntaban hippies en Buenos Aires en los años setenta, a ver cómo tocaban otros guitarristas y a aprender mirándolos. Y entonces, bueno, esa digamos que era mi posición natural. Pero claro, el esfuerzo también trae gratificaciones que fueron tener un cancionero propio, personal, y luego ser yo el que está transmitiendo esas canciones, con todo el compromiso que eso implica.

-Y supongo que un calor del público que, de alguna manera, solo recibe el líder de la formación.

-No, yo creo que hay algo un poco más, tal vez injusto, que es que el calor del público lo recibimos todos, pero el reconocimiento público lo recibe más el cantante, siempre. Es muy difícil para un guitarrista, cuando un grupo se separa, seguir en activo y hacer su propio proyecto, porque la marca va implícita con el cantante, merecido que se lo tiene, obviamente.

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-¿Es adictiva esa sensación?

-Es mágica (ríe). Son unas sensaciones muy inusuales. Es una sensación de ceremonia compartida. Y en cierto modo tú te sientes un poco el brujo de la tribu y eso es muy maravilloso.

-¿Qué sensaciones ha tenido al revisar el álbum?

-Muy gratas.

-¿Le siguen representando todas las canciones

-No diría que tanto. Obviamente hay alguna canción que se podría quedar afuera. Pero bueno, por un lado me sorprendió y disfruté mucho de escuchar el disco en vinilo por el audio que tiene. Es un disco que está muy bien arreglado y muy bien tocado por Los Attractions. Tal vez lo que más miedo me daba era volver a escuchar mi voz y no fue para tanto (ríe).

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-¿Por qué?

-Bueno, porque era mi primera experiencia como cantante, realmente. Las otras no cuentan. Las otras yo fui al estudio y dije, ¿esto cómo es? Así. Fue bastante traumático en realidad. Me costó muchísimo poder escucharme. Bueno, a ver, mi madre es profesora de canto y si nos ponemos un poco psicoanalíticos, pues ahí puede estar la respuesta. Era una gran cantante y profesora.

-¿Recuerda cómo se encontraba aquel Ariel Rot, cercano ya a los 40?

-Estaba en un momento muy excitante. Empezaba una relación de pareja con la que es la madre de mis hijos. Por primera vez tenía mi propia casa. Maravillosa. Tenía vecinos músicos y nos juntábamos muchísimo a tocar. Había una gran escena musical en el edificio. Y me había liberado de una sensación bastante tensa, que era todo el desgaste y el último tiempo con los Rodríguez. Todos estábamos con necesidad de alejarnos.

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Ariel Rot, durante la grabación.

-Desgaste en solo seis años. Sus grupos siempre han sido de mecha corta, ¿por qué?

-Porque éramos todos inquietos, no teníamos miedo y teníamos confianza en nosotros mismos y cuando las cosas se ponían mal... La decisión de dejar Tequila la tomé yo en cierto modo. O por lo menos yo dije: «Yo me voy». ¿Por qué? Porque tenía otras inquietudes musicales y creativas. Y con Tequila no las podía hacer. Y en esa época no se entendía muy bien que hagas varias cosas al mismo tiempo. El grupo era algo monolítico. Con Los Rodríguez se empezó a crear una situación incómoda dentro del grupo. Por un lado Andrés tenía muy claro que quería hacer su carrera en solitario y eso se notaba. Nos habíamos distanciado. Julián no estaba bien. Digamos que el único momento que nos unía como una pócima mágica era el directo. En ese momento nos olvidábamos de todo e incluso grabando porque cuando fuimos a grabar 'Palabras más, palabras menos' también ya habían surgido algunos temas como el de los porcentajes (Andrés quería cobrar más) y el clima no era bueno. Sin embargo en la grabación se olvidó todo, hicimos una tregua, un paréntesis y nos entregamos todos a tope.

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-Para esta gira recupera a la banda con la que presentó el disco. ¿Cómo ha sido ese reencuentro?

-Es la banda con la que presenté el disco y estuve cinco años tocando con ellos. Es casi el mismo tiempo que estuve con Los Rodríguez y con Tequila. El recuentro fue fabuloso porque el vínculo que se establece en las giras, sobre todo si son intensas y duran, es un vínculo que habría que ponerle un nombre. Así como se pone primo, hermano, pues debería tener un nombre para compañero de gira porque se comparten tantas cosas, hay tanta intimidad, se ve lo mejor y lo peor de cada uno, se ven las alegrías y los infortunios, individuales, grupales. Y todo eso se comparte y al mismo tiempo convives con unos testigos. Y tú eres testigo de todo lo que les va pasando en su vida personal, con una intimidad absoluta. Eso crea códigos, crea algo muy fuerte. Después ya sabemos cómo es la vida, las cosas se diluyen y cada uno toma su camino. No hubo ningún tipo de mala situación. Simplemente que yo paraba para componer, a unos les surgían otras giras y finalmente todo se fue dispersando. Recuperar eso es volver a ese lugar otra vez, a nuestras bromas, a nuestros códigos, a nuestras maneras de llamar a las cosas (ríe). Entonces, bueno, es un momento de mucha efervescencia para mí. Eso es lo bueno de esta recuperación porque están pasando un montón de cosas. Recuperar el disco, pero también recuperar a los músicos. Y ahora va a ser también recuperar al público porque yo hacía mucho tiempo que no me presentaba de esta manera con una banda girando con mis canciones.

-Le preguntaba antes, qué recuerda de aquel Ariel Rot. ¿Cómo se encuentra ahora Ariel Rot?

-Pues que estoy en un momento muy bueno. Es que es medio estúpido contestar esto (ríe).

-Igual la pregunta es estúpida también.

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-Mucho no te puedo decir, pero creo que he estado muy activo en proyectos nuevos, distintos en los últimos tiempos. Eso realmente me dio como una inyección de energía y también de inspiración en cierto modo, aunque no se haya traducido en canciones nuevas, pero sí en cómo tocar las viejas. El hecho de haber estado tocando durante tres temporadas con tantos artistas distintos...

-¿Ha hecho la experiencia que amplíe más el espectro de lo que escuchaba?

-Bueno, desarrollas un instinto de rápidamente hacerle un escáner a una canción y entender qué es lo que le falta y qué podría sobrar. Y qué es lo que no hay que hacer. Obviamente el oído se ejercita. Algunas canciones requirieron de más trabajo, pero en general o las conocía o es música popular y más o menos responde a ciertos patrones musicales. Había muchas cosas que dije, «caramba, ¿en qué me he metido?» (ríe).

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-¿Se sintió cómodo haciendo las entrevistas?

-Sí, porque era hablar de música. Ahí no había preguntas armadas, como podrías tenerlas tú, sino que eran como fichas con temas que el director y el equipo de guionistas querían que tocara. Alguna me las saltaba, terminaba la entrevista y me decían: «Oye, que no has preguntado esto, tienes que preguntarlo». Pero en general la entrevista la llevaba yo por el lado que yo quería, que me interesaba. A mí hablar de música con músicos es algo que me entretiene, me gusta. Me intrigan muchas cosas y me gusta preguntarlas. Casi siempre resultaron entrevistas que me interesaban.

-¿Ha cambiado su percepción acerca del periodismo musical?

-A ver, el periodismo musical ha cambiado mucho. Lamentablemente es un oficio que en cierto modo se ha devaluado y eso provoca que esos grandes nombres que antes eran algo habitual se hayan convertido en algo muy especial. Eso por un lado. Pero en cuanto al periodismo en general, al tener un micrófono y preguntar, sí que eso es algo que me resultó al principio un poco violento y lo que más me costaba era terminar una pregunta frente a la cámara. Ahora empecé a fijarme y me dije, claro, para no repetirse siempre la misma manera, pues ya hay como fórmulas para terminar la pregunta.

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-A mí me parece que hablar de música es relativamente difícil. Una película o una obra literaria llevan implícitas mucha reflexión y surgen de algo muy meditado, pero una melodía es más un hallazgo feliz y casi desde el inconsciente, ¿no?

-Sí, a mí siempre me pareció, por decirlo de alguna manera, un defecto que te pregunten sobre las canciones. ¿Qué vas a explicar sobre las canciones realmente? Estás trabajando con un material casi invisible, ¿no? Y casi que le estás quitando un poco el placer al que lo escucha de entenderlo a su manera, de imaginarlo y que no se lo adulteres.

Fechas de conciertos

  • 28/04/2023 Burgos, en Andén 56

  • 29/04/2023 Toledo, en la sala Círculo de Arte

  • 04/05/2023 Pamplona, en la sala Zentral

  • 05/05/2023 Bilbao, en el Kafe Antzoki

  • 13/05/2023 Sevilla, en la sala Custom

  • 26/05/2023 A Coruña, en Garafa Club

-La música es de las pocas artes donde el oyente tiende a encerrarse en lo que escuchaba de joven y a determinada edad le cuesta abrirse a nueva música. ¿Por qué?

-Es cierto. Hay un pasado musical inabarcable, uno sigue descubriendo cosas y sigue disfrutando de cosas que no escuchó o que no entendió en su momento, ¿no? Yo ahora estoy escuchando cosas que no escuchaba. Estoy escuchando música clásica, sobre todo pianistas, piezas para pianistas, me fascina escuchar a Marta Argerich, a Bruno Gelber, a Arthur Rubinstein... Me ha dado por ahí. Y es algo que nunca había escuchado y me está produciendo sensaciones totalmente nuevas. Sigo escuchando viejo blues y eso también es un mundo inabarcable. Siempre vas a encontrar algún artista fundamental al que no habías prestado toda la atención que merecía. Y volver a escuchar la música con la que creciste, pero todavía seguir descubriendo cosas, es un poco volver a esa sensación primaria de cómo escuchabas música entonces. A mí, la música actual... Me parece extraordinario que los jóvenes hayan encontrado un nuevo lenguaje al cual yo ya no pertenezco, es necesario y sano. El rock representó representó a la juventud durante muchas décadas. Eso es bastante atípico en un género. Fueron distintas generaciones las que sintieron que lo que a ellos les pasaba había una música que los identificaba y que la expresaba. Pero no hay bien que dure 100 años (ríe).

-¿Se esperaba el resurgir del vinilo?

-No, la verdad es que no. Me pilló por sorpresa y lo entiendo. Ante tanto archivo invisible, tener hoy en día un objeto aparte tan bonito, pero tan incómodo también (ríe). Yo me alegro de no haberme deshecho de mi colección de cedés, mucho, mucho. Porque nos dio a todos una fiebre por el vinilo, que está muy bien, pero requiere de mucha atención, espacio, dedicación y dinero.

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-Su último disco con canciones nuevas fue 'La manada', publicado en 2016. ¿No le pica ya el gusanillo de escribir de nuevo?

-Si te fijas en artistas longevos, hay un momento en que se empieza a componer menos, en que ya no tienes la presión que tenías en otros momentos por componer, ni la necesidad, ni el hambre, ni la presión. Y en cierto modo, uno vivió bajo esa presión por muchos años y era como un combate agotador saber que ya llevabas unos meses sin componer una canción y que se acercaba la fecha contractual relativa de tener un nuevo disco. Ahora me cuesta más concentrarme, estoy más disperso, estoy con otras cosas y lo que te decía no me presiono para componer. Sí que tonteo, escribo, dejo algunas cosas grabadas, pero no me tomo ese trabajo tan arduo y meticuloso de terminar una canción.

-¿Puede haber algo más de inseguridad?

-Siempre hubo inseguridad. Tú sacas un disco y hay días que piensas que es una mierda lo que estás haciendo. Necesitas la confirmación externa de que lo que estás haciendo es bueno. Es tan relativo... Y nuestra cabeza nos juegan tantas malas pasadas.

-Volviendo a las bandas en las que ha estado, estuve en la fiesta de presentación del documental de Tequila y desde luego no parecía una banda diciendo adiós.

-Con Tequila, la verdad es que los mejores conciertos fueron los últimos. No sé qué pasó (ríe).

-¿Pero hay posibilidad de hacer algo más en el futuro? ¿O habéis cerrado las puertas definitivamente?

-Mira, yo me lo pasé muy bien. No me gusta cerrar algo y decir nunca más. Si es algo que te divirtió, que lo pasaste bien y se vuelve a repetir, y también hay un motivo por el que repetirlo, no es solamente para juntarme a tocar porque sí, sino que hay un público que quiere y que lo pide de aquí a un tiempo, cuando ya descansemos... Para mí volver a Tequila es volver a ocupar ese lugar que te describía antes, ese lugar tan natural para mí.

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-Eran casi adolescentes cuando la banda triunfó prácticamente. Siendo tan jóvenes, ¿cómo lo llevaron? ¿Era mucha la presión?

-No, presión no había. Lo que pasa es que hay un crecimiento emocional que de repente se ve invadido por una situación muy antinatural. Entonces hay piezas que se desencajan y que pueden no volver a encajarse jamás. Jóvenes exitosos y mega famosos, me imagino que las clínicas de rehabilitación y los manicomios, debe haber unos cuantos, y las tumbas también. Entonces, obviamente, luego el aterrizaje es turbulento.

-En su caso, evidentemente, se reencajó todo.

-Llevó su tiempo, pero trabajamos en ello de distintas maneras.

-Volviendo a Los Rodríguez, en 2020 presentaron una biografía del grupo; Calamaro por su parte está buceando en grabaciones del pasado, tal y como muestra en TikTok. ¿Hay posibilidad de que hagan algo en algún momento?

-Le tenemos mucho cariño a los Rodríguez, tanto nosotros como la gente. Tal vez eso sí nos da un poco de miedo. Eso impone. Dejemos el bonito cadaver como está.

-Tuvo que exiliarse y venir a España y vivió La Movida desde el underground madrileño. ¿Entiende las declaraciones de personas como Miguel Bosé o Pedro Almodóvar que dicen que ahora hay menos libertad?

-Creo que hay que profundizar un poco más cuando uno hace esas declaraciones. Sí, el mundo se ha reglamentado mucho y eso puede dar una cierta sensación de que hemos perdido libertad, pero yo creo que en aspectos muy básicos y muy primarios hemos avanzado: La mujer, no todo lo que haría falta, pero son temas como muy fundamentales que se están tocando y que estamos avanzando. No puedes pensar: «Antes podíamos fumar o antes podíamos no sé qué».

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-¿Qué es lo que la gente va a poder ver sobre el escenario en esta gira que empiezas?

-¡Los amantes de la música, los music lovers, van a ver un concierto cojonudo! (ríe). Serán con parte de 'Hablando solo' y con todos mis temas emblemáticos.

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