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El reloj marca algo más de las 2.30 de la madrugada. Miles de personas, con el corazón latiendo a un ritmo acelerado, están al aire libre frente a un escenario donde una voz ha indicado que se apaguen todas las luces. La noche cerrada ... hace que apenas se vea. De repente, una luz que proviene del público empieza a iluminarlo todo y se hace de día. Los asistentes al concierto de David Guetta acaban de encender las linternas de sus móviles por petición del mago del sonido. La música vuelve a sonar y la masa de gente empieza a mover sus brazos en alto al compás de ella. La sesión del DJ francés lleva ya una hora de recorrido, pero las sorpresas no cesan de suceder.
Ni siquiera The Offspring, que tocó el jueves, generó tal atracción al Weekend Beach Festival 2018 que se celebra en Torre del Mar del 4 al 7 de julio. «El concierto de Guetta ha sido la bomba, ha superado todas nuestras expectativas», explican emocionados Antonio y Esmeralda, dos hermanos que han asistido al evento.
Por sus tres escenarios principales, además del situado en la zona de acampada, pasan durante estos días más de 80 grupos musicales de todos los estilos. Poco antes de la actuación de Guetta, el vasco Izal había estado compitiendo con El Langui. El primero, que se despidió con su canción 'La mujer de verde', dio las gracias al público pidiendo que no se olvidaran de asistir también a salas de concierto pequeñas. Mientras tanto, el actor y rapero madrileño invitaba a su hijo mayor a cantar con él frente a cientos de personas.
El DJ francés era el plato fuerte de la noche. «He venido principalmente por ver a Guetta», explicaba Luz Marina Ponce, que esperaba nerviosa junto a su amiga Sandra que el concierto empezara. Las dos chicas se encontraban en medio de una marea humana de gente que salía y entraba del escenario Brugal debido a que el grupo anterior, los burgaleses La Maravillosa Orquesta del Alcohol, poco tenía que ver con la música electrónica que estaba a punto de comenzar.
Mientras la zona central se iba llenando, en los alrededores la gente hacía cola por conseguir tickets con los que pagar su comida en los foodtrucks. Aquellos que no habían tenido la suerte de encontrar una silla y una mesa, utilizaban el hormigón del suelo a modo de comedor. Otros en cambio, esperaban en fila a que cinco maquilladoras les pintaran la cara a cambio de una foto en un photocall. La gente iba y venía por los puestos de ropa y bebidas, aunque una oferta de perforaciones a 12 euros mantenía un ritmo constante de personas que se querían hacer un piercing en el cuerpo.
Macaco y sus trajes rojos o el directo de Vitalic con sus disparos eléctricos eran la antesala del primer concierto de David Guetta en España en lo que llevamos de 2018. Asiduo a Ibiza, el DJ francés, sobre el que se rumorea que ya a los 13 años tenía una mesa de mezclas, visitará en los próximos días Barcelona y Santander.
Las pruebas de sonido del escenario Brugal animaron a la masa de gente, que empezó a silbar y gritar esperando que el hechicero electrónico llegara. Algunos, introducían sus móviles con la linterna encendida en los vasos de plástico verdes y rosas para crear lámparas de color. Otros, veían cómo sus caras pintadas de colores fosforescentes resplandecían ante los focos de luz.
La acústica del festival, muy bien equilibrada, permitía que no se escuchara apenas nada de los otros dos conciertos. En ese momento, el escenario comienza a emitir sonidos eléctricos y los fogonazos de luz blanca, que ciegan a la gente, empiezan a dejar entrever una figura roja que se sitúa en en el centro, sobre una zona elevada. «Torre del Mar, ¿qué tal? Are you ready?», son las primeras palabras que se escuchan de David Guetta. El público enloquece al ritmo de 'Like I Do'. Gritos, muñecos con luces e incluso colchonetas hinchables sobrevuelan los miles de rostros que son iluminados por el espectáculo de luz y color.
Guetta, con pelo corto, se olvida de la mesa de mezclas y pide a la gente que salte mientras grita que «esto es más loco que Ibiza». Su sesión, que nada tiene que ver con los temas comerciales que suenan en sus discos, va in crescendo. La mayoría de canciones que le han hecho famoso, como 'When love takes over', 'Memories', 'Titanium' o 'Sexy Bitch' suenan, pero aderezadas con otros ritmos y en forma de extractos. Otras, aparecen en forma de sorpresa, como versiones del 'Zombie' de The Cramberries o el 'Lose Yourself' de Eminem, que seducen a los asistentes.
Después, la cadencia es más pausada, dejando así descansar a público y artista. A sus algo más de cincuenta años, Guetta demuestra que tiene el ritmo en sus venas. Es capaz de taladrar a los asistentes moviéndose al son del «push me» de la canción 'Satisfaction'. El concierto responde a por qué es grande entre los grandes. Aun así, en momento puntuales, necesita tomarse unas breves pausas que se manifiestan en forma de sonido automático. Alguna que otra distorsión puntual y el incluir el sonido de palmas, algo innecesario en un directo, es el único mal menor de una experiencia inolvidable.
Como un mago, Guetta es capaz de hechizar al público. Su mano derecha va marcando un ritmo en el aire que su izquierda genera de forma electrónica. Cuando levanta ambos brazos, la gente grita de emoción. Cuando ordena que se salte, el público lo hace. Y cuando pide que se haga un corazón con las manos, mientras suena 'Without You', nadie duda en hacerlo. Desde su zona elevada, donde destaca frente a las pantallas monocromáticas que tiene detrás, compone pócimas que se traducen en canciones.
El calor ha hecho que se quite la chaqueta. Pero aun así, en la parte final, columnas de fuego que se elevan en el escenario van encaminando a los asistentes a un clímax electrónico que estalla con una versión del 'Blue' de Eiffel 65. El concierto parece haber acabado, pero la gente sabe que no es así, y pide más. Guetta, de nuevo con su chaqueta roja, sale al escenario. «Avicii», grita el público, que pide una canción del recientemente fallecido DJ sueco. El mago les contenta. 'Wake me Up' empieza a sonar ante miles de personas que saltan de forma frenética quemando sus últimas energías. Guetta ha hecho magia durante una hora y media en el mundo real.
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