Miguel Poveda y Daniel Casares, ayer

Porque Daniel Casares nació en el 'Magiterráneo'

El artista malagueño reúne en el Teatro Soho CaixaBank a artistas y músicos de renombre para presentar su nuevo proyecto; Miguel Poveda le acompaña durante varios momentos

Domingo, 17 de julio 2022, 23:22

Figuras en sombra, guitarra en ristre, silencio sepulcral, sólo se oye una tenue afinación del protagonista de la noche que aún está a contraluz junto a sus dos palmeros. Pone a punto su guitarra antes de hacer la magia y los primeros acordes de este ... virtuoso comienzan a sonar dulces y melancólicos.

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La concentración de Daniel Casares deja pronto paso al primer ritmo con palmas, alegre, sustancioso, dejando ver en su rostro una sonrisa de disfrute en su punto máximo, sin importarle que el flequillo le cubra la cara. Como respuesta, un Teatro del Soho CaixaBank casi al completo agradece con impetuosos aplausos y vítores la primera pieza con la que entró con firmeza al escenario. La actuación de Casares es la última del ciclo 'Flamenco en el Soho' que ha traído a sus tablas a artistas de renombre para contagiar a los malagueños con el duende propio del género: Antonio Canales, Rocío Márquez o Mayte Martín le precedieron.

«Estamos aquí para entregarnos en cuerpo y alma y haceros disfrutar», comentó el guitarrista tras una primera conquista con su proyecto 'Magiterráneo'. La obra, inspirada en el color y el olor del mar Mediterráneo y sus encantos navega desde la rumba hasta la soleá o la bulería pasando por la guajira; una delicia musical que no se ata a ningún palo.

Siguió ejecutando precisas y cuidadas composiciones melódicas y armónicas, que mantuvieron en su asombro al público: «¡Olé mi Dani!», se escuchaba entre las primeras filas, una muestra del cariño con el que Málaga acoge a uno de sus mejores guitarristas flamencos.

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Pronto salieron a escena el resto de sus músicos, ahora una formación de categoría para un espectáculo medido al detalle: percusión, bajo, voces y una apuesta novedosa en el género llamada 'looper', con la voz del cantaor catalán El Mati envolviendo de un halo especial el patio de butacas. Primero, ejecutó con su voz sonidos que nos trasladaban a la selva más cercana. Después, los demás músicos comenzaron a unirse al cante solapando sus instrumentos y creando un ambiente cómplice, de hermanamiento.

Daniel Casares, en el centro, miraba de un lado a otro sin poder quitar la sonrisa mientras seguía ejecutando inmaculados arpegios. Presentar 'Magiterráneo' cerca del mar es lo que tiene, que conquista y enamora, tanto como las melodías que el de Estepona ha creado con la inspiración andaluza presente y que grabó en directo para que la idea de este proyecto quedara cerrada, redonda: es un espectáculo para ser concebido en este formato de emoción.

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Mientras tanto, y ante tal despliegue de talento, el público seguía absorto ante lo que estaba viendo y escuchando, porque uno de los puntos fuertes del espectáculo, sin duda, fue el sonido: limpio y cristalino sin dejarse fuera ninguno de los matices de lo que ocurría en el escenario. Entre tanto, El Mati interpretó una estrofa de 'Mis penas lloraba yo', una bulería de Camarón que decoró con mucho sentimiento.

Con el concierto ya rodado, salió la sorpresa de la noche, el artista invitado de la jornada. Se notaba la expectación entre el público. Miguel Poveda salió a escena sin artificios, feliz, agradecido y siguiendo la broma de su compañero de escenario en esta noche: «Tenemos el placer de tenerlo cono amigo y de admirarlo como artista, es un muchacho que está empezando y no se le da mal. No tengo palabras para agradecerle todo lo que le da a la música», reconoció Casares para seguir afirmando que «si en la música, como en el deporte, hubiera podios, el número uno sería Miguel Poveda». Ambos crearon al instante un ambiente más que agradable en el escenario, convirtiéndose en siete los artistas que regalarían melodías inolvidables en esta noche de verano.

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Un momento del concierto, mientras Pedro Córdoba bailaba. ¡TEATRO SOHO CAIXABANK

Llega Miguel Poveda

La primera que interpretó Poveda fue 'Adiós, Málaga', una obra de Enrique Morente en la que menciona a destacados artistas de la provincia: Picasso, María Zambrano, Juan Breva, Ángel de Álora o la Repompa, añadiendo de su cosecha a Daniel Casares y a Antonio Banderas, despertando la risa de un aforo muy agradecido. 'Callarse por un momento', la saeta de Antonio Mairena, fue la ocasión perfecta para que el bailaor Pedro Córdoba se levantara de la silla, dejara atrás las palmas y bailase con el corazón en la mano delante de los dos maestros de la canción flamenca. Casares disfrutaba tocando y viendo a sus compañeros dando lo mejor de sí, Poveda cantaba entregado y los demás músicos observaban con cuidado los pasos para seguir su baile con los instrumentos. Muestra de este talento, una pieza irrepetible, el público se puso en pie para aplaudir sin sosiego.

Tras ello, los músicos se retiraron de la escena y sólo quedaron ante el público y olvidándose de la amplificación el palmero y cantaor Dani Bonilla, El Mati y Pedro Córdoba al baile. Juntos interpretaron varias piezas flamencas con la única potencia de sus instrumentos más preciados: sus voces.

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De nuevo, Casares volvió solo al centro del escenario acompañado de su guitarra flamenca como al comienzo de la noche para relajar los ánimos. El final estaba llegando a este concierto de alegría, maestría y talento: un adiós de puro duende con el que dan ganas de abandonar nunca el Mediterráneo.

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