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Santos, anoche sobre el escenario del Auditorio. Hugo Cortés

Y a la cuarta llegó la bachata a Málaga

El cantante Romeo Santos, uno de los máximos representantes de la música latina, convierte el Auditorio en una pista de baile de alto contenido sexual

Jueves, 24 de mayo 2018, 00:37

Acercarse al Auditorio Municipal de Málaga suponía esquivar los restos del inevitable botellón que Romeo Santos provoca en los alrededores de sus conciertos. En esta ocasión, era el cuarto intento de pisar tierras malagueñas por parte del 'rey de la bachata' después de tres cancelaciones en dos años: un par de ellas en Fuengirola y la última a finales de abril, cuando cinco operarios resultaron heridos mientras montaban el escenario que, por otra parte, forma una parte esencial de este espectáculo. «Los tiempos de Dios son perfectos y eso quiere decir que tenía que ser esta noche», dijo este cantautor neoyorkino pero de raíces dominicanas que ha alcanzado fama mundial partiendo de orígenes humildes.

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Pese a que después del éxito mundial podría esperarse que la parada malagueña de este 'Golden European Tour' agotara las localidades, no fue así. Estuvo cerca de conseguirlo con unas entradas cuyo precio iba a partir de unos 40 euros, mucho menos que los de su próxima cita en nuestra provincia en Starlite y que será, a tenor por lo visto en otras ciudades, un repertorio idéntico con el que nos bombardeó anoche: unas 25 canciones repartidas en dos horas largas de un recital con más de diez músicos en el escenario y que se centra en este último trabajo, 'Golden', con éxitos como 'Eres mía', con una letra criticada por su sexismo; o 'Imitadora', que ha conseguido la hazaña de desbancar a 'Despacito' en el número uno de Billboard.

Algún día tenía que pasar, y para que fuéramos haciéndonos el cuerpo de lo que se nos venía encima, el aperitivo llegó con una sesión de DJMAD que empezó con esta canción para mezclarla con 'Felices los cuatro' de Maluma y seguir por media hora con tralla fuerte para que se sintiera bien la 'raza latina' que pululaba por la pista. El Dj terminó su sesión mendigando seguidores en Instagram y, fomentando esta manía tan rancia de hacerse el importante con un retraso de media hora, saltó al escenario el Rey de la Bachata y ya todo el recinto se convirtió en su dominio. El entorno del Auditorio resultaba en este sentido apropiadísimo. Esta es la música que gobierna los sonidos de la Feria de Málaga que se celebra por este extrarradio al que el público de los conciertos se ha acostumbrado.

En el repertorio todas las canciones te suenan a algo porque Romeo Santos se ha apropiado de la bachata y la ha reformulado como su estilo propio. Con 'Llévame contigo' el cantante preguntaba para regocijo de la audiencia que dónde estaban las mujeres «independientes y que se sienten sexis». Y de geografía latina este chico tuvo que sacar sobresaliente porque un par de veces enumeró la lista de países latinos para que los compatriotas se alzaran en grito. No había que ser un especialista para darse cuenta de que a este concierto acudió una parte selecta de la comunidad hispana en Málaga, aunque ya ciertamente cuesta diferenciar a los fans según su nacionalidad porque la música latina ha conquistado las listas de lo más vendido de todo mundo.

Culpa

Parte de la culpa la tiene el propio Romeo Santos y su anterior formación, Aventura, que desde que sacó 'Obsesión' en 2002 no ha conocido el fracaso aunque sea una música que circula en dirección contraria de buena parte de la crítica musical. Entre tanto baile hubo un momento largo en el que el cantante pidió que subieran dos chicos al escenario para cantar 'Bella y sensual', el éxito que fabricó con Daddy Yankee y del que costó encontrar a dos que se supieran bien la letra. Es una de las grandes aportaciones de otros músicos como Drake, Juan Luis Guerra que ha hecho tanto por el género o Julio Iglesias, uno de los ídolos de Santos, el 'Sinatra latino' con quien grabó para este 'Golden' una canción llamada 'Mi amigo' y que está dedicada a su pene (no es broma).

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Entre toda la vaina, quizá lo sencillo sería criticar un producto cultural tildado naturalmente de machista y de paso juzgar a unas cuantas miles de personas que han disfrutado de lo lindo, se han hinchado de bailar y de levantar las manos sin hacerle daño a nadie. Se trata en cualquier caso en un producto cultural lanzado en un contexto conservador, pero si hablamos de que la gente se lo pase bien, aquí se cumple con lo prometido. Cum laude.

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