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Es uno de los artistas más veteranos y polifacéticos de la escena malagueña. Músico, cantante, compositor y productor, desde finales de los 70 Francisco Eduardo Conde ha impulsado grupos como Santos de Goma, Los Mosquitos, Harry Octopus, Serie B y Cámara. Su primer disco en ... solitario fue 'Reverbville', a los que han seguido otros trabajos en los que ha explotado su creatividad. El 10 de julio estrena su nuevo disco, 'Ser sin sitio', en todas las plataformas digitales y en formato físico. Un álbum basado en los textos del poeta Álvaro García que tendrá su presentación en concierto el 17 de julio en el Castillo de Gibralfaro. Pero no es este el único proyecto que Conde ha sacado adelante durante el estado de alarma.
–¿Cómo ha llevado el encierro?
–Mi vida no ha sido muy diferente durante el confinamiento, si te digo la verdad. Antes de la cuarentena hacía más o menos las mismas cosas, yo trabajo en casa habitualmente y paso mucho tiempo dentro de ella. Algunas cosas han cambiado, pero no tanto, lo único diferente ha sido dedicarle las mañanas a hacer de profesor de mi hijo. Su madre y yo nos hemos repartido las asignaturas, y no debemos haberlo hecho tan mal porque ha sacado sobresaliente en todo. Lo que sí que ha sido diferente es esa tranquilidad que se respiraba a mi alrededor (la echo de menos), y eso me ha permitido dedicarme por entero a la grabación de un nuevo disco hecho en casa al cien por cien.
–¿Otro trabajo nuevo?
–Sí, es un disco basado en instrumentos electrónicos y autobiográfico llamado 'La vida es un milagro' y cuenta un año de mi vida. Cada canción es un mes y contiene todo ese espíritu trágico y a la vez maravilloso que nos ha visitado durante el confinamiento. Me he hecho cargo de todos los instrumentos y ha sido realmente divertido hacerlo. Es la primera vez que me encuentro con dos discos inéditos a la vez.
–¿Cuando se decretó el encierro 'Ser sin sitio' estaba ya terminado?
–Sí. La grabación se terminó en otoño del año pasado. Lo que no estaba terminada era la parte gráfica a cargo de Pedro Zamora, eso fue lo más complicado, ya que hubo que acabarla en el confinamiento, lo que no facilitó la labor. También teníamos un problema con las fábricas de discos cerradas, lo que no nos ha permitido hacer vinilos.
–¿Cómo fue la grabación de este trabajo?
–Fue una maravilla, ya que he contado con un equipo fantástico que lo ha hecho todo fácil y bien. Primero estuve varios meses encerrado en casa arreglando y dándole forma a la producción y a la dirección hacia donde quería llevar estas canciones, luego, en julio del año pasado, nos enclaustramos en Hollers Analog Studio con Máximo (ingeniero y consejero) y los músicos (Jose Ojeda, Juan Fernández Baca, Nicolas A. Huguenin, Mauricio Gómez Yamamoto, Lavinia Curt, Nicolae Ciocan y Jesús). Allí grabamos casi todo en directo, aunque algunas cosas como las voces quedaron para después. Tenía claro que no quería hacer muchas tomas, bajo mi punto de vista estas canciones necesitaban inmediatez y frescura. No hemos improvisado demasiado, pero sí que ha habido mucho margen a la sorpresa.
–¿Cuánto tiempo ha invertido en este disco?
–Cuando le metí mano a los textos de Álvaro García todo fue muy rápido, a veces componía dos o tres canciones diarias, así que en poco menos de un mes tenía más de veinte canciones compuestas; veintidós o veintitrés, creo recordar. Lo más difícil fue encontrar el equilibrio entre letra y música y no caer en la poesía cantada. Yo quería que sonaran a canciones, no me apetecía lo más mínimo que se vieran las costuras literarias. Hemos trabajado un par de años, pero ha merecido la pena.
–¿Cómo surgió la colaboración con Álvaro García?
–Él y yo nos conocíamos de toda la vida ya que compartimos generación y hemos estado en los mismos lugares, sobre todo bares, durante muchos años. Me contó que había escrito su libro 'Ser sin sitio' pensando en que fueran canciones y no poemas, que siempre las imaginaba cantadas y arropadas por músicos, que no estaría mal si yo me atrevía a ponerles armonía y ritmo. Leí el libro y me encantó, me di cuenta de que era verdad: eran canciones esperando a ser cantadas, así que me puse manos a la obra y escribí la mejor música que supe para vestir estos estupendos textos.
–¿En qué se diferencia este trabajo de sus discos anteriores?
–La principal diferencia es que yo no suelo trabajar con material de otros autores, normalmente me encargo de letra y música. Ya había tenido una experiencia previa adaptando un par de textos de Gerald Brenan para un disco que editó la casa que lleva su nombre y me gustó, pero en este caso tenía que defender el punto de vista de otra persona. Cuando me sumergí en el trabajo asumí estas canciones como propias, acogí estos puntos de vista como si fueran míos.
–¿Y en lo musical?
–La diferencia fundamental a nivel de sonido es que es un trabajo completamente acústico. Partimos de la premisa de no incluir ningún instrumento que necesitara electricidad para sonar. Piano, guitarras, contrabajo, batería, violines, violonchelos, violas, percusión y voz. Este álbum se podría interpretar en la cima del Everest, si alguien se encargara de subir el piano.
–¿Cree que después de esta crisis volveremos a la normalidad?
–No sé qué pensar. Si no encontramos una vacuna o una cura, me temo que no. Aunque a mí no me importaría que pensáramos en el modelo que estamos aplicando a los conciertos, creo que deberíamos ser un poco más humildes y no convertir todo en un mercado, en mi opinión se trata de otra cosa. No estaría mal volver a formatos más manejables y diversos, humanos y amigables. No veo mucho futuro en los conciertos. Hoy casi nadie puede salir de gira en condiciones, nadie puede pagárselas. En las salas los alquileres han hecho imposible tocar con una banda. Yo ya no voy a tocar si las condiciones no son las que considero adecuadas. Hoy en día si no vas a festivales grandes (y no todos) es muy difícil sobrevivir. Yo he decidido (puedo estar equivocado) que solo iré donde me quieran de verdad. Pero, a pesar de todo, deseo con toda mi alma que volvamos a una 'normalidad mejorada' cuanto antes.
–¿Cómo ve el panorama de la música en Málaga?
–El panorama de la música en Málaga siempre ha sido un poco igual: músicos estupendos, proyectos de altísima calidad, diversidad estilística, arte a raudales, gente válida de todas las edades, toneladas de talento… Pero también desidia, poco público, cero apoyos, ningún tipo de unidad, individualismo, pocas salas para tocar y las pocas que hay lo pasan regular, ningún interés por la cultura de base por parte de los estamentos públicos.
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