sebastián arteaga
Jueves, 12 de enero 2023, 13:36
Para muchos oyentes, este momento tenía que llegar. Ya había que derribar el podio del exceso de ego, el infantilismo y la ruidosa banalidad que se estaba enquistando en ciertas aristas del rap nacional. Como si del Tao se tratara, llega la calma tras la ... tormenta. El silencio, el vómito causado por la indigestión y el síntoma, la náusea que precede a la catarsis. La ausencia de la carencia. E iŕonicamente, la nada como meta, pero que durante el camino, lo consigue, destroza y crea todo.
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Son jóvenes, y al tiempo, insultantemente viejos, que no seniles. Elphomega y Toteking respaldan su calidad. Y aunque se desconoce su nombre de pila, Hoke domina las aliteraciones, el calambur, el hipérbaton, los quiasmos. Sus versos son ligeros, su 'flow' es aparentemente discreto pero directo: voz quebradiza, suavemente apagada; pero perfora músculos y tritura cartílagos, también los del espíritu. Por su parte, Louis Amoeba prepara la naumaquia existencialista navegando entre el 'downtempo', el 'r&b' más experimental y la electrónica que mejor abraza la esencia primigenia del hip-hop. El cordón que sostiene la medalla.
El próximo sábado 14, tras el viernes 13, y a los 4 meses de lanzar 'BBO', tendrá lugar el partido, el combate, la gran escapada. Por todos los hablantes de jerga. Todo por amor.
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