Raphael sigue siendo un escándalo

Y los malagueños acudieron a la llamada. El propio artista anunció en sus redes sociales el 'sold out' horas antes de salir al escenario. La ovación al aparecer en escena la han tenido que escuchar hasta en la Estación Espacial Internacional. Raphael sólo compite con las leyendas que nunca se bajaron del escenario, como Frank Sinatra o Charles Aznavour, porque él es 'De tanta gente', como dice la canción compuesta por López, y de tantas generaciones, que no hace falta que te lo presenten para sentir que le conoces de toda la vida.

Eso sí, su publico sabe que él va a lo que va. A cantar un tema tras otro sin resquicio para la conversación intrascendente. Esta vez, tras entrar en calor con un par de canciones, rompió esa rutina para pedir un minuto de silencio por las víctimas de la DANA, una tragedia que, hasta ahora, ha dejado 210 muertos y decenas de desaparecidos. Un minuto que se rompió por el aplauso emocionado y solidario de Málaga.

El Raphael más puro se fue desplegando en el Carpena con ayuda de una banda espectacular y unos potentes audiovisuales. Aunque poca ayuda necesita una voz capaz de hacer marchar al séptimo de caballería, un expresionismo gestual que ya le gustaría a Fritz Lang, un contoneo propio de un bailarín de ballet y una sonrisa perenne propia del Gato de Cheshire. A la media hora, el primer terremoto: 'Mi gran noche' la cantaron hasta los de seguridad. A partir de ahí, se separó del 'set list' oficial de la gira, 30 canciones que ha publicado en un doble CD, para incorporar otros clásicos como 'Somos', 'Maravilloso corazón', 'Adoro', 'Desde el fondo de mi alma', 'Qué tal te va sin mí', 'Se nos rompió el amor' o 'Ámame'. Es lo que tiene haber grabado 84 discos, que tienes de dónde elegir. Los más perjudicados, paradójicamente, fueron los temas de su último disco, el que da nombre a la gira, sólo representado por tres canciones. Una de ellas, la preciosa versión a voz y piano de 'Lo saben mis zapatos', de Pablo López.

Pero las emociones fuertes vinieron cuando, acompañado sólo de una guitarra española, sacó su sentimiento más andaluz con 'Que nadie sepa mi sufrir', que puso a todo el auditorio en pie, y 'Gracias a la vida'. Y por supuesto, cuando sacó el póker de ases de su discografía para cerrar por todo lo alto: 'Qué sabe nadie', 'Yo soy aquel', 'Escándalo' y ´Como yo te amo'. Ninguna de ellas necesita presentación ni excusa, el público las disfrutó al máximo. Un homenaje sin empacho de clásicos de toda la vida que sonaron como nuevos en la prodigiosa voz de Raphael, que cerró la noche tras dos horas cantando con una declaración de intenciones a capela. Es quien es porque siempre ha hecho las cosas 'A mi manera'.