Si hay algo que Antonio Orozco tiene claro es que el tiempo es tan valioso que desperdiciar unos minutos sería una incongruencia. Así lo confesaba a SUR días antes de esta primera cita, el arranque de una experiencia vital para el artista que resulta un ... más que un viaje en avión.
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Y, ¿para qué esperar más? Este primer show de la gira 'Aviónica' en el Auditorio de Málaga comenzó muy puntual, sin dejar esos minutos de cortesía que al final se vuelven tediosos: al lío.
«Señores pasajeros, no dejen que las circunstancias arruinen este momento», advertía una voz en off minutos antes de que Orozco y su banda hicieran aparición estelar entre juegos de luces y gritos inquietos, pero educados esperando a su catalán favorito.
Como un mensaje encriptado, los tres primeros temas descifraban unas palabras de ánimo para los malagueños: 'Hoy', 'Mírate', 'Llegará' fueron el impulso perfecto para comenzar el concierto con ánimo, haciendo saltar de alegría a la pista y enamorando a una grada tímida. Sin embargo, una vez iniciado el show muchos decidieron bajar al asfalto para vivir el instante más de cerca y zambullirse en el tumulto.
Los momentos emotivos no tardaron mucho en llegar en un concierto que estrenaba montaje e iluminación, novedades de las que Orozco presumía junto al concepto de esta gira. 'A vuelos' fue el recuerdo a los más mayores, un juego de palabras que comenzó con la voz de pequeños explicando lo importante que son para ellos los abuelos.
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Resultó extraño que tras media hora de concierto el artista no se había parado aún a hablar con su público, aunque había planeado una forma especial de hacerlo. Emocionado y con la voz quebrada apareció con el escenario a oscuras y enfocado tan sólo por un haz de luz blanca: «Hace unos minutos estaba en el camerino con mucho miedo y nervios por salir. Cuando quieres que algo no llegue y de miedo que tenía.... ¿Sabéis qué es lo que quiero? Me gustaría que esto no acabara nunca. Que ojalá seamos capaces de estar a la altura, sólo un poquito, de lo que os merecéis», agradeció sin poder formular frases enteras ante sus 3.000 seguidores malagueños.
La noche continuó rodada mientras Orozco se respaldaba por cinco músicos que le seguían en todo momento, compenetrados al máximo para ofrecer un sonido especial, muy similar al de los álbumes. 'El viaje', tema himno del artista, levanto sobremanera al público, aunque la actitud del protagonista fue clave en todo el espectáculo: dando altos sin parar aunque sin dejar el centro del escenario, con los brazos en alto alentando a los suyos.
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En muchos momentos Orozco volvió a sus inicios con canciones como 'Te esperaré' y ese «ser o no ser, querer o no querer» que enamoró a sus seguidores a principios de los 2000. Una breve retirada para el descanso sirvió para tomar aire y comenzar una parte del concierto realmente íntima. A solas y con su guitarra eléctrica vivió un momento de desnudo con 'Devuélveme la vida' y 'Estoy hecho de pedacitos de ti'. Mientras tanto el público le acompañó cómplice aunando sus voces y cantando a capela estrofas de estos temas.
Dos horas de concierto recompusieron a un Orozco que llevaba años esperando este viaje: no hay nada como el reencuentro.
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