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CRISTINA PINTO
MÁLAGA
Lunes, 27 de septiembre 2021, 00:01
Las primeras veces no se olvidan. Aunque en algunas ocasiones sea mejor no recordarlas. Pero este no era el caso. Un malagueño tocando por primera vez sobre las tablas del teatro más emblemático de su ciudad. Era algo para no olvidar, para guardar en el ... cajón de los mejores recuerdos. El Teatro Cervantes se había hecho de rogar para el debut musical de Fran Perea, pero durante la tarde de ayer domingo la guitarra del cantante y su voz tomaron las riendas para conquistar en esa primera vez.
Todo iba encaminado para ser uno de esos momentos que se guardan para el recuerdo. Hasta su abuela andaba por ahí, por el patio de butacas, atenta para escuchar a su nieto. «No hay cosa más bonita que ver a mi abuela ahí», comentaba Fran Perea. El concierto del malagueño se dividió en cuatro actos y, el primero, empezaba a salvar un poco la vida. Se iniciaba con «canciones terapéuticas», tal y como las definía el cantante y, desde ahí, el público arrancaba el ritmo para entregarse ante esta primera vez de Fran Perea. La cosa pintaba bien.
Un patio de butacas prácticamente lleno, plateas, palcos... Apenas quedaron unas 60 entradas sin vender. Y Fran Perea quería verles bien. Pedía un poco de luz tenue que alumbrase a los allí presentes en ese concierto que estaba dando en su ciudad. «Mola veros las caras», apuntaba. Mientras, las canciones que salvaron y salvan la vida del cantante y de los oyentes, iban sonando poco a poco. A su vez, este cantante malagueño no podía esconder su ilusión por estar sobre las tablas del Cervantes. Casi que desde la butaca se le podía ver el brillo en los ojos que perduró hasta que acabó el concierto. O incluso toda la noche del domingo.
Puede ser que Fran Perea se fuese anoche a su casa para despertar hoy con resaca malagueña, pero era de esa de la buena. Esa que el artista recuerda en la mañana de este lunes y piensa en lo bonito que fue. O recuerda el olor que le dejó el concierto. Porque durante el espectáculo, Fran Perea admitía ser de esos que andan atentos al aroma. «Una de las cosas que más echo de menos de vivir fuera de Málaga es el olor. Mi vida está llena de recuerdos aquí. Ahora que he venido a Málaga estos días huele como a vuelta al cole, ¿no?», bromeaba al cantante.
Para llegar al segundo acto de esta obra en el Cervantes había que perder el norte. Bajo ese título arrancaba la segunda parte del concierto, un show donde, además de presentar las cuatro canciones del último EP del artista, se dio un repaso por los temas clásicos de este músico, actor y director de teatro. En las casi dos horas de concierto subieron para acompañarle algunos ratos en el escenario varios artistas: algunos que habían ganado el reto que Fran había hecho por redes sociales y otros a los que el artista había invitado personalmente. Juan era uno de ellos, que ponía con su voz la poesía al tema 'El Norte'.
La temperatura fue la protagonista del tercer acto. Pero bueno, ya lleva siendo protagonista en los últimos meses. Raro es el sitio donde no apuntan con el termómetro en la frente antes de entrar. «Vas a cualquier lado y te ponen el satisfayer. El otro día di 37, pero no era fiebre, era un calentoncito», comentaba Fran Perea para subir la temperatura en el Cervantes. Después de '37 grados' llegó el flamenco para quedarse un ratito. El malagueño se cambiaba de sitio en el escenario y se sentaba sobre la caja que marcaría el ritmo del artista. Hasta Marcus Carus, que era el encargado de poner el dibujo en directo proyectado al final del escenario, se arrancaba a tocar unas palmas en ese momento del concierto.
La primera vez de Fran Perea en el Cervantes estaba llegando a su fin. «En realidad el cuarto acto no tiene sentido», introducía entre risas. Aquí, Georgina aparecía por sorpresa para cantar junto al malagueño 'Cantando bajo la luna'. Esa que casi que empezaba a salir por el cielo mientras sonaba el tema. Estaba anocheciendo fuera y dentro poco a poco se iba poniendo el broche de oro al concierto. Pero antes, la Biznaga de Plata que el actor había recogido hace unos meses en el Festival de Málaga, aparecía sobre el escenario: «Me apetece compartirla con el público que ha venido a verme», resaltaba el artista.
«Esta canción... De verdad que... Esta canción no la íbamos a tocar», balbuceaba. Pero él mismo lo reconocía unos segundos después. Es como si vas a un concierto de Raphael y no canta 'Mi gran noche'. Pues esa gran noche de Fran Perea acababa con matemática. La fórmula para terminar estaba aprendida: 1+1=7. Aunque el mejor resultado posible fue el público entregado y cantando este clásico, un momento más para recordar en esta primera vez.
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